Cuba renueva gobiernos municipales

Más de ocho millones de cubanos y cubanas mayores de 16 años acudieron a las urnas para renovar los órganos municipales de gobierno, en las primeras elecciones que se realizan bajo la presidencia de Raúl Castro.

Un joven deposita su voto en La Habana Crédito: Patricia Grogg/IPS
Un joven deposita su voto en La Habana Crédito: Patricia Grogg/IPS
Los comicios parciales, que se efectúan cada dos años y medio, fueron convocados el domingo para elegir a los 15.093 delegados (concejales) del Poder Popular de entre 34.776 candidatos seleccionados a mano alzada en reuniones celebradas en los barrios de los distintos distritos del país.

Castro fue elegido en los sufragios generales de febrero de 2008, cuya frecuencia es de cinco años, para renovar a la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), que designa de entre sus miembros al presidente del Consejo de Estado. Hasta ese momento ocupaba el cargo de manera interina en sustitución, por enfermedad, de su hermano Fidel.

En esos comicios quinquenales se eligen las Asambleas Provinciales, los diputados al parlamento y los 31 miembros del Consejo de Estado, que según la Constitución ostenta la "suprema representación del Estado cubano", a los fines nacionales e internacionales.

Los delegados de circunscripción, que es una división territorial del municipio, representan a sus comunidades ante las instancias estatales y eligen a los miembros de las Asambleas Municipales que, a su vez, designa a sus presidentes y vicepresidentes.
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Este funcionario debe rendir cuentas cada dos meses ante sus electores sobre temas cotidianos y de efecto inmediato sobre la calidad de vida de los habitantes, como pueden ser un alumbrado público deficiente, la falta de agua potable, mal servicio de la "bodega" que distribuye los alimentos normados o el déficit de viviendas, entre otros.

Los sufragantes tienen derecho a revocar al delegado que no cumpla con sus tareas, obstaculizadas a menudo por la falta de recursos. En este sentido, las opiniones suelen dividirse entre quienes cuestionan sus posibilidades de "resolver" los asuntos de la comunidad y quienes confían en sus capacidades, pese a las dificultades.

"En Cuba, los delegados son la voz del barrio, y no desatienden ninguna inquietud, asimismo, nos mantienen informados (…). Es el caso de mi barrio, donde se hicieron muchas cosas positivas, como mejorar la telefonía pública, el alumbrado y el estado de las calles", comentó a IPS el periodista Yurisander Guevara, del municipio capitalino Cotorro.

Guevara sólo espera que el candidato que resulte elegido en su circunscripción siga "perfeccionando el trabajo, apoyándonos y escuchándonos, como hasta ahora. Los retos son muchos, como mantener el vínculo que creó la delegada anterior, para seguir sintiéndonos representados", indicó.

En el otro extremo, sectores de oposición no reconocidos por el gobierno cubano rechazan no sólo la representatividad del delegado barrial, sino todo el sistema electoral que califican de "farsa". "Me abstengo de participar en esto que llaman elecciones", comentó a IPS Elizardo Sánchez, opositor y activista de derechos humanos.

Sin embargo, las autoridades dicen confiar en el papel que deben desempeñar los representantes del gobierno en la comunidad dentro del proceso de institucionalización emprendido por Castro como una prioridad para reordenar, elevar el control interno y el enfrentamiento "a cualquier manifestación de corrupción".

Al respecto, Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional, comentó a una pregunta de IPS que, en ese contexto, los delegados constituyen un elemento fundamental y esencial. "Ellos van a integrar las Asambleas Municipales que son las que tienen que ejercer el control, la fiscalización, gobernar en el municipio", señaló.

Recalcó, además, que esos órganos de gobierno son también importantes en la organización de la comunidad, pues deben ayudar a agrupar a los vecinos y a las organizaciones locales para controlar y fiscalizar el uso de los recursos pero desde la base, "con la participación de la gente".

Esa es la única manera de "combatir las deficiencias, de erradicar los vicios que existen en la sociedad (…). No creo que haya otro elemento más básico de la institucionalidad cubana que lo que estamos viviendo hoy", señaló Alarcón, quien admitió que ese cometido implica además el fortalecimiento de los órganos gubernamentales a nivel local.

El líder parlamentario habló con periodistas luego de votar en su colegio electoral, situado en la misma cuadra de su residencia del céntrico barrio capitalino El Vedado. En sus declaraciones, desafió a Estados Unidos a levantar el embargo económico contra Cuba, "aunque sea por un año", para mostrar si este beneficia a no al gobierno de esta isla caribeña.

Alarcón respondió así a declaraciones realizadas hace dos semanas por la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Clinton, en las que afirmó que el presidente Raúl Castro no está interesado en el fin de esas sanciones vigentes desde hace más de cuatro décadas para no perder "todas las excusas".

La Constitución cubana define a las Asambleas del Poder Popular (municipales y provinciales) como órganos superiores locales del "poder del Estado" que, "ajustándose a la ley, ejercen gobierno" en sus demarcaciones respectivas.

Para el ejercicio de sus funciones "se apoyan en los Consejos Populares y en la iniciativa y amplia participación de la población y actúan en estrecha coordinación con las organizaciones de masas y sociales", dice el artículo 103 de la ley fundamental de la isla.

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