AGUA-NAMIBIA: Alto costo dificulta proyecto salvador

Para cubrir la demanda futura de agua en la capital de Namibia, una de las ciudades más seca al sur del desierto del Sahara, ingenieros locales propusieron rellenar el acuífero a punto de secarse por el consumo descontrolado. Pero el alto costo de la iniciativa podría marchitarla antes de empezar.

Dificultades para llevar agua a Windhoek. Crédito: Servaas van den Bosch/IPS
Dificultades para llevar agua a Windhoek. Crédito: Servaas van den Bosch/IPS
Albertina Hameva vive en una "kambaschu", vivienda precaria con techo de chapa corrugada en las afueras de Windhoek. No tiene electricidad ni agua ni saneamiento. Para hacer sus necesidades fisiológicas debe ir a un montículo entre los cientos de chozas que penden en las laderas del lecho de un río seco.

El lecho se encuentra en la cuenca de lo que fue la mayor reserva de agua dulce de Windhoek. La represa de Goreangab, de cuatro millones de metros cúbicos, ya no se puede utilizar por los desperdicios humanos que fueron volcados allí.

Alrededor de 70 por ciento del agua empleada en la capital de Nambia se bombea de represas que están a unos 160 kilómetros mediante cañerías viejas y mal estado.

Otro 25 por ciento procede de una planta de procesamiento de aguas servidas que opera al máximo de su capacidad. El restante cinco por ciento se obtiene del acuífero que está debajo de la ciudad.
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El consumo en Windhoek es de entre 58.000 y 70.000 metros cúbicos, al día.

"Se supone que el acuífero será la salvación de la ciudad si hay una sequía, pero está casi vacío por la sobreexplotación que padece desde los años 50.

"Si las cañerías se rompen habrá escasez en toda la capital", señaló el responsable del suministro, el ingeniero Ferdinand Brinkman.

Asentamientos informales como Hameva se expanden 10 por ciento al año, lo que aumenta la presión sobre el recurso.

La escasez de lluvias y la gran evaporación hace que siempre falte agua, lo que se refleja en el precio y en la disponibilidad. La gente pobre recurre a grifos comunales, que suelen estar lejos y que comparten con cientos de personas. Cada 25 litros deben pagar el equivalente a 14 centavos de dólar.

La industria tiene asignada una cuota fija que se controla rigurosamente. Las empresas que superen el consumo permitido deberán pagar una multa.

"La construcción y el uso no sostenible causó un cono de depresión o un ‘agujero’ en el acuífero. Al recargarlo, la ciudad recuperaría 47 millones de metros cúbicos, o incluso 66 millones si utilizamos las llamadas perforaciones ‘en profundidad’", señaló Greg Christelis, subdirector de Geohidrología del Ministerio de Agricultura, Agua y Silvicultura.

"Si las cañerías llegan a reventar o si hay una sequía y no podemos bombear agua de las represas, Windhoek igual podrá contar con agua", añadió Brinkman.

Pero "acopiar" agua es un proceso costoso. Recargar el acuífero llevará 14 años, durante los cuales la ciudad minimizará las pérdidas.

Incluso en caso de recuperarlo, el recurso subterráneo no puede reemplazar a otras fuentes, alertó Brinkman. "Sólo uno por ciento del agua de lluvia se filtra al acuífero, alrededor de 1,73 millones de litros cúbicos al año. Ese debería ser nuestra alternativa sostenible", añadió.

"Sólo ante una emergencia, como una sequía prolongada, podemos aumentar a cinco millones de metros cúbicos, pero es realmente una reserva estratégica la que estamos tratando de montar", explicó.

El acuífero de Windhoek es una reserva subterránea alimentada gracias a fracturas en la cuarcita, la roca dura sobre la que reposa la ciudad. Eso hace que la contaminación se filtre rápido, señaló Christelis.

"Si el acuífero se contamina llevará años limpiarlo y hasta podría agotarse. Debajo de la capital de Zambia hay una gran reserva de agua dulce, pero está muy contaminada", añadió.

Además se creó una zona de conservación especial en la que está prohibido construir y no poner en peligro la recarga del acuífero.

"Hay 10.000 terrenos que no se van a poder vender, lo que representa una pérdida de unos 210 a 410 millones de dólares", indicó Brinkman. "O una inversión en agua potable, depende de cómo se mire", apuntó.

Otra medida costosa es hacer perforaciones especiales para bombear y extraer agua del acuífero, precisamente sobre la falla geológica que oficia de conducto.

El costo total de la iniciativa para saciar la sed de Windhoek, incluido el arreglo de la cañería principal que lleva el agua de la represa se estima en 62,5 millones de dólares. El Estado se hará cargo sólo de una parte del presupuesto.

"La recarga del acuífero asciende a entre 27 y 40 millones de dólares", señaló Brinkman. "Nuestro presupuesto anual es de 32,5 millones de dólares y sólo de destinará un porcentaje de ese monto a la recuperación de la infraestructura", indicó.

Recuperar la inversión sólo con el aporte consumidores implicaría duplicar el precio mensual. Una iniciativa poco atractiva dado que los usuarios de Windhoek ya pagan más que los habitantes de la vecina Sudáfrica, pese a ganar bastante menos.

"No hay proveedores privados con los cuales compartir el costo y estamos buscando préstamos internacionales, pero el interés y las condiciones para cancelarlos pueden ser excesivos", añadió.

Las autoridades aspiran a conseguir una financiación que pueda saldarse en varios años y que no ahogue la distribución del servicio y la rentabilidad de la industria.

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