Guatemala sabe ya que cuando en cinco años más deba rendir cuentas del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM) ante la comunidad internacional, varias de esas metas, comenzando por la prioritaria reducción de la pobreza, seguirán como asignaturas pendientes.
Este país centroamericano se comprometió, junto a los demás gobiernos del mundo en la llamada Cumbre del Milenio realizada en 2000 en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a bajar a la mitad la proporción de la cantidad de personas en la pobreza extrema en 2015, partiendo de los indicadores de 1990.
La indigencia afectaba en 1989 a 20 por ciento de la población guatemalteca de entonces. Al comenzar el siglo el compromiso parecía cumplible, porque en 2000 se había reducido hasta afectar a 16 por ciento de los habitantes del país, que en la actualidad suman 13 millones.
Sin embargo, los guatemaltecos que vivían en la pobreza extrema en 2004 pasaron a superar incluso el nivel de 1989, para situarse en 21,5 por ciento del total.
Así lo reconoce el último informe de la Secretaría de Planificación y Programación sobre los avances en el cumplimiento de los ODM, realizado en 2006.
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Y desde entonces llovió sobre mojado, en especial a raíz de la crisis financiera global estallada en 2008 en Estados Unidos.
Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2009 registró la reducción del envío de las remesas de dinero de parte de los emigrantes y el aumento del desempleo y de trabajadores deportados de Estados Unidos, entre los impactos en Guatemala de la crisis.
Como resultado, esta agencia de la ONU detalló que hubo ese año 850.000 nuevos pobres y 733.000 nuevos indigentes, en uno de los países más pobres de América Latina y donde la mitad de la población vive en condiciones de pobreza y 17 por ciento está en la miseria, según datos del foro mundial.
Gustavo Arriola, consultor del PNUD, dijo a IPS que es poco probable que Guatemala pueda cumplir la meta de reducir la extrema pobreza si se considera el "shock económico" al que fue sometido el país y sus problemas estructurales como, la inmensa brecha entre ricos y pobres.
"La extrema pobreza ha ido oscilando entre el 15 y el 20 por ciento. Es presumible que estemos muy cerca del punto de partida en 1990", precisó el experto. El año 1990 es el usado como referencia dentro de los ODM para establecer las metas, pero en pobreza el país se rige por las tasas de un año antes.
Por el contrario, el vecino El Salvador logró superó ya en 2007 la reducción a la mitad de la pobreza extrema, al bajarla a 11 por ciento respecto a la tasa de 28 por ciento de 1991. En Panamá, otro país centroamericano, la extrema pobreza cayó a 12,6 por ciento, lo que le acerca a la meta de bajar esa tasa a nueve por ciento en 2015, según el informe de PNUD.
Los ocho ODM que los gobiernos del mundo se comprometieron a alcanzar para 2015 son, además de reducir a la mitad la extrema pobreza y el hambre, garantizar la educación primaria universal, promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres y reducir la mortalidad infantil y la materna.
Además: combatir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) que provoca, así como la malaria y otras enfermedades infecciosas, asegurar la sustentabilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Lograr que todos los niños y niñas terminen la primaria completa desde 2015 o antes, también ha supuesto un gran desafío para Guatemala donde en 1990 solo 43,7 por ciento de los escolares culminaba ese ciclo.
De acuerdo al informe de 2006 sobre el avance en las también llamadas metas del milenio, en el periodo 2000-2004 solo se había alcanzado que 61,1 de la población infantil completase la primaria.
Samuel Fadul, especialista en educación y planificación estratégica, dijo a IPS que será muy difícil que el país alcance la meta porque existen problemas presupuestarios y técnicos que impiden llevar más educación y de mejor calidad a todos los estratos del país.
"Si bien la gratuidad en la educación llenó las aulas, hay otras medidas pendientes que garantizan el aprendizaje como la infraestructura, la calidad de los docentes, el sistema de supervisión y los programas de apoyo", explicó el experto.
La situación de América Latina sobre el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio tampoco es muy alentadora y de hecho hoy por hoy solo Chile parece que podrá cumplir con los ocho compromisos, según la ONU.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), dijo el año pasado que Chile sería el primero en alcanzar las metas, mientras que la situación de Honduras "es preocupante".
De hecho, un estudio presentado por la Cepal el día 17 en México sobre los logros en sustentabilidad ambiental, evidenció logros a medias en la región. Los países latinoamericanos avanzaron en acceso al agua potable y saneamiento, pero no han frenado la emisión de gases contaminantes ni la deforestación.
Mientras tanto, Guatemala persigue el cumplimiento de las metas, sobre todo algunas especialmente básicas para la población, como la reducción de la mortalidad infantil y la materna. Pero llegar a tiempo tampoco se vislumbra fácil.
En 2005, la mortalidad materna se ubicaba en 121fallecidas por cada 100.000 nacidos vivos, según las proyecciones de la Encuesta Nacional de Salud Materna e Infantil de tres años antes. Se trata de una tasa muy alejada de las 62 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos planteada como objetivo.
Myrna Montenegro, coordinadora del Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva, dijo a IPS que para avanzar en este objetivo es prioritario que más mujeres lleguen a los centros de salud para atender su parto, y citó que en el área rural, apenas un 29 por ciento de las mujeres son atendidas por un profesional de la medicina o la enfermería.
"Imagínese que 85 por ciento de las mujeres va a un control prenatal, pero 70 por ciento ya no acude para atención del parto", dijo la especialista.
El presupuesto del Ministerio de Salud es muy bajo, de unos 467 millones de dólares este año, y eso redunda en menos insumos, menos personal y menos atención hospitalaria, con lo cual las muertes maternas y de neonatos se podrían incrementar, según Montenegro.
Con este panorama, el país probablemente logre apenas uno de los Objetivos del Milenio, pero no en el área de salud, agregó.
La promoción de la equidad de género y la autonomía de las mujeres también ha conseguido avances, pero parciales.
Así, las tasas de alfabetización de las mujeres y hombres entre los 15 y los 24 años pasaron de un valor de 0,82, en 1989, a 0,91, en 2002 cuando la meta para 2015 es de 1.
Pero al indagar más allá, surgen profundas diferencias de género. La tasa de alfabetismo de la mujer indígena chorti, del área rural del departamento suroriental de Chiquimula, fronterizo con El Salvador, es de 36,8 por ciento, en contraste con la de 96,5 por ciento del hombre no indígena del departamento sureño de Guatemala, asiento de la capital, según el censo de 2002.
Rosario Escobedo, del no gubernamental Sector de Mujeres, dijo a IPS que falta mucho por hacer para lograr la equidad de género, si bien se han establecido acciones para fomentarla a través de instituciones, políticas públicas y algunas leyes.
Para la dirigente es necesario que las autoridades y servidores públicos vean la equidad de género como algo importante para la vida de los guatemaltecos, y no simplemente como un objetivo político para acceder a cooperación internacional.
El resto de objetivos relacionados con asegurar la sustentabilidad ambiental, la erradicación del VIH-Sida y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, tampoco se acercan a la meta, algo que sin duda hace pensar que este país "abarca grandes compromisos pero no aprieta" para cumplirlos.