FORO SOCIAL MUNDIAL: Se busca otro mundo ante cambio climático

«Otro mundo es necesario» para enfrentar el cambio climático, según Nicola Bullard, integrante del consejo internacional del Foro Social Mundial (FSM), que realizará este mes en Porto Alegre uno de los capítulos de 2010, cuando se cumplen 10 años de su nacimiento en esta misma meridional ciudad brasileña.

Nicola Bullard Crédito: Marwaan Macan-Markar/IPS
Nicola Bullard Crédito: Marwaan Macan-Markar/IPS
El FSM es un ámbito de encuentro para activistas y organizaciones de base comprometidos con una visión alternativa del mundo. "Es muy importante que tengamos este espacio de reunión para que entre todos le demos forma a una visión que refleje nuestras inquietudes", dijo Bullard, de Focus on the Global South, un centro de investigación con sede en Bangkok.

"Hemos sido capaces de construir nuestro propio discurso, nuestra forma de pensar, nuestra legitimidad", agregó esta ciudadana australiana, que integra el consejo internacional del FSM desde su fundación en enero de 2001.

"Definitivamente es una alternativa a la elite, que construye sus propios espacios todo el tiempo. El FSM sigue siendo relevante hoy en día", dijo.

El movimiento social ha evolucionado, asumiendo nuevos problemas que surgen con el paso del tiempo, como la preocupación por el cambio climático, que domina los debates sobre la justicia económica.
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Este año, el FSM celebrará una serie de encuentros del 22 al 29 de enero en Porto Alegre y localidades aledañas, en sureño estado brasileño de Rio Grande do Sul, en conmemoración de su décimo aniversario. También habrá actividades en las mismas fechas en Salvador, en el norte de ese país, en Benín, Madrid, Stuttgart y otras partes del mundo.

"Otro mundo es necesario" para lidiar con la actual crisis ecológica, observó Bullard, egresada de la Universidad de Melbourne y que ha trabajado en comercio internacional, derechos humanos y asuntos de la mujer en Australia, Tailandia y Camboya.

IPS entrevistó a Bullard en su oficina en la capital de Tailandia.

IPS: El FSM de este mes en Brasil será un hito. ¿El movimiento tiene mucho que celebrar?

NICOLA BULLARD: Absolutamente. Cuando celebramos el primer FSM en 2001, nadie se imaginaba que en 2010 habría más de 40 foros sociales distintos planificados para su décimo año. Definitivamente es un momento para celebrar y también para reflexionar sobre lo que hemos alcanzado y lo que no… y para ver qué tenemos que hacer a continuación.

Es particularmente oportuno dado lo ocurrido en Copenhague en diciembre durante las negociaciones del cambio climático. Hay un resurgimiento, un empuje hacia la justicia económica que surgió durante las conversaciones. Existe una energía nueva, un desafío nuevo sobre el cual el FSM puede trabajar.

IPS: ¿Cuáles han sido los éxitos del FSM en la última década?

NB: La idea de que el FSM es en realidad un espacio nuestro. No es un espacio para la protesta ni creado en respuesta a un evento oficial, como las reuniones de la OMC (Organización Mundial del Comercio) o del FMI (Fondo Monetario Internacional), donde nos reunimos de manera paralela. Es un espacio físico y político creado por y para nosotros, y el orden del día es nuestro. Es un proceso de abajo hacia arriba.

En segundo lugar, el FSM creció mucho con los años, a través de mucho pensamiento crítico y de un proceso bastante abierto. Existen distintos tipos de eventos, de personas que asisten, de diversidad de temas que se discuten, y la intención muy adrede de tener un proceso participativo bastante horizontal e inclusivo.

IPS: ¿Se intentó medir ese éxito? ¿Existen logros concretos vinculados al FSM de los que se pueda sentir orgullo?

NB: Ese es el debate sinfín que hemos tenido porque algunos argumentarían que el impacto del FSM debería poder medirse según los cambios políticos reales en la práctica, y que el FSM debe ser más estratégico, con objetivos claros.

Por otro lado, otros argumentarían que el FSM es un espacio abierto, y que ahí radica su fortaleza y particular belleza, donde sindicatos y personas de organizaciones políticas o pueblos indígenas pueden reunirse para compartir ideas y generar puntos de vista y un lenguaje en común.

Pero hubo un gran empuje en la forma en que el FSM se plantó contra las sesiones (del Foro Económico Mundial) en Davos.

Durante las reuniones de Davos, el FSM fue visto como un evento alternativo que se realiza en el Sur y donde el orden del día es muy distinto a lo que se discute en Davos. El hecho de que más dirigentes políticos quieran integrar el FSM demuestra que es un lugar importante para ellos.

IPS: Hablando de Davos, donde los jefes del comercio internacional se reúnen en la ciudad suiza para planificar la economía mundial, sigamos hacia la crisis financiera internacional. El FSM tuvo poco que ver con lo ocurrido, ¿pero hay algo de esta crisis que pueda haberlo beneficiado?

NB: Creo que hay que reconocer el hecho de que los detractores del sistema financiero mundial estuvieran tan a la mano, porque académicos, escritores y activistas habían hablado durante años sobre estos temas. De repente, los medios de comunicación recurrían a ellos. En ese sentido, los análisis y las críticas que surgían del FSM encontraron repentinamente su resonancia en el ámbito público.

IPS: Otro tema en el cual el FSM pretendió dejar su huella fue la oposición a la guerra en Iraq iniciada por el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush. Definitivamente, ustedes no lograron impedir la invasión estadounidense.

NB: El FSM fue un mecanismo importante para que el día de acción contra la guerra en Iraq, celebrado el 15 de febrero de 2003, fuera una protesta tan fuerte. El FSM proporcionó una especie de legitimidad a las acciones internacionales contra la guerra. Fue importante para quitarle legitimidad al conflicto.

IPS: La preocupación internacional actual, como usted ya mencionó, es el cambio climático. Está previsto que integre el orden del día del FSM en Brasil este mes. ¿Cómo se le abordará?

NB: El FSM siempre ha dicho que ‘Otro mundo es posible’. Lo que nos dice el cambio climático es que ‘Otro mundo es necesario’. Es evidente que la crisis ecológica es un problema sistémico. En cuanto a las alternativas… creo que hasta el momento muchos grupos del FSM se han concentrado en la economía. Debemos ampliar eso para abarcar el marco ecológico y construir redes fuertes con los movimientos indígenas y otros sectores con los que no hemos trabajado antes.

También creo que este será un desafío interesante para la izquierda tradicional, que tenía una perspectiva relativamente materialista, o de alguna manera creía en la idea que el desarrollo implica progreso. Pero la crisis ecológica es un verdadero desafío a ese punto de vista. ¿Qué sentido tiene el desarrollo si el precio es la destrucción absoluta del ecosistema?

IPS: ¿Es realmente mundial el FSM 10 años después de su fundación? ¿Tiene muchos seguidores en Asia?

NB: Hasta el momento el FSM sigue siendo un proceso dominado por europeos y latinoamericanos. Hemos tenidos foros sociales muy buenos en Asia en lugares como Corea (del Sur), India, Pakistán y Tailandia. Pero no creo que el FSM haya sentado raíces profundas en la región. Pero esa es mi impresión.

IPS: ¿Por qué?

NB: En América Latina existe una unidad por la experiencia en común y los dos idiomas que unen a sectores amplios del continente. En Asia eso es difícil por sus numerosos idiomas, su tamaño y diversidad.

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