BOLIVIA: Morales promete bienestar y equidad en la diversidad

El presidente de Bolivia, Evo Morales, inauguró este viernes el nuevo Estado plurinacional «con un horizonte socialista», que deja atrás, afirmó, la vieja estructura «colonial y liberal» de 184 años de vida institucional. Ofrece bienestar, igualdad de oportunidades y respeto a la diversidad cultural.

Una guardia de honor, de soldados del Regimiento Escolta Presidencial Colorados de Bolivia, se encargó de retirar del edificio de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional las medallas y la banda que lucieron los mandatarios desde agosto de 1825, después que Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera se despojaran de ellos en señal de la refundación del nuevo Estado.

La escenificación de este acto intentó mostrar un cambio radical, tanto que durante el juramento de Morales y García Linera, elegidos para un segundo mandato consecutivo en diciembre, se advirtió, por primera vez, la ausencia de la Biblia, cirios, crucifijo y la mención a Dios como señal de garantía y leal cumplimiento de los deberes de la Constitución Política del Estado.

Pero en el momento en que los símbolos presidenciales eran transportados hasta el edificio del Palacio de Gobierno, una banda militar y los uniformados asistentes al acto rindieron su homenaje con el Himno a la Bandera, interrumpiendo el discurso del vicepresidente García, un pequeño detalle contrario al momento que se deseaba significar.

Bolivia, uno de los países más empobrecido de América Latina, comenzó a andar por un camino donde el Estado se fortalece, intenta responder a las deficiencias de servicios de salud, educación y proyecta liderar un crecimiento productivo con participación gubernamental y pequeños industriales.

Tras el pensamiento del sociólogo y matemático izquierdista René Zabaleta (1935-1984), García Linera se encargó de redefinir al viejo Estado como "aparente e ilusorio", porque no logró interpretar y unir a toda la sociedad, vincular el territorio y excluyente de la mayoría de la población indígena.

"Somos un país de mayoría indígena", declaró el vicepresidente al asumir "los nuevos desafíos para cambiar la realidad social y económica de Bolivia".

En su segunda posesión como mandatario, Evo Morales, un indígena aymara de 50 años, proclamó que "el pueblo boliviano es anticapitalista" y llamó a heredar esta corriente ideológica para las siguientes generaciones.

Morales y García Linera construyeron un discurso que recupera el pensamiento de las culturas originarias andinas y con ese sustento declaran su lucha contra Estados Unidos, al que consideran el enemigo de su desarrollo e independencia. Con este argumento, ambos desean expandir su lucha a otros postergados pueblos del mundo.

"Este proceso está consolidado y hay que continuar como soldados", expresó Morales tras un recuento de sus cuatro primeros años de gobierno, en el cual expuso resultados como la erradicación de los altos niveles de analfabetismo, el crecimiento económico que osciló entre cuatro y cinco por ciento anual, así como la atención a niños, niñas, madres en estado de gestación y ancianos.

Pero la fórmula presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS) se encargó de señalar que el resultado obtenido, es producto de una lucha de reivindicaciones de los movimientos sociales en sus batallas durante el coloniaje español y la República.

García Linera, un intelectual de clase media que integró una guerrilla izquierdista en los años 90, se declaró un "viejo bolchevique", en referencia a los revolucionarios de la hoy disuelta Unión Soviética, y por primera vez reveló que la refundación de Bolivia, a la que denominan revolución democrática y cultural, se gestó desde hace 14 años.

Una sumatoria de acciones por la reivindicación de los derechos indígenas, la rebeldía en las ciudades contra los servicios privados de agua potable y la defensa del gas natural, la lucha permanente de los cultivadores de coca contra las políticas de la guerra antidrogas, impulsada por Estados Unidos, se sucedieron en este periodo.

El vicepresidente ha juntado todos estos hechos como la unidad de fortalezas para enfrentar un modelo de economía de libre mercado que en Bolivia consiguió estabilizar la moneda y el equilibrio de las finanzas públicas, pero pereció sin ofrecer respuestas para el crecimiento de la producción y el ingreso estatal y enfrentar la pobreza que llegó en su momento a 67 por ciento de la población, que ronda las 10 millones de personas.

Con la visión de Zabaleta, García Linera describió cada pasaje de la historia de los últimos 20 años, censurando los modelos de hegemonía económica y política de Estados Unidos, en un ambiente legislativo donde una pintura dominante exhibe la imagen de líderes indígenas junto a la de los libertadores americanos Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.

La audiencia no pudo ser la más apropiada para estos discursos de emancipación. Como invitados especiales asistieron, entre otros, el príncipe de Asturias y sucesor de la corona española, Felipe de Borbón, y la enviada del presidente estadounidense Barack Obama, su subsecretaria de Asuntos Globales, María Otero, de origen boliviano.

También asistieron a los actos de instalación del nuevo periodo gubernamental los mandatarios Rafael Correa, de Ecuador, Michelle Bachelet, de Chile, Fernando Lugo, de Paraguay, Hugo Chávez, de Venezuela, y Mohamed Abdelaziz, secretario general del Frente Polisario y presidente en el exilio de la República Árabe Saharaui Democrática.

García Linera describió el largo camino de la llegada de los sectores populares al gobierno y señala al movimiento indígena como la base social para alcanzar el "empoderamiento del Estado", y su organización territorial para protagonizar marchas y cabildos.

Destacó la habilidad del sector indígena para alcanzar alianzas, acuerdos y acercamientos, creando una fuente popular de poder y un liderazgo para otros grupos sociales, "un proceso que culmina con la elección de la figura política capaz de plantearse la toma del poder y crear un proyecto de sociedad y Estado, en este caso Evo Morales".

Pero ese tránsito, según el vicepresidente, no fue fácil, y citó el "empate catastrófico" entre 2003 y 2005, cuando los partidos tradicionales comenzaron a perder terreno y sus liderazgos se diluyeron.

Fue ahí cuando apareció el espacio para que los movimientos sociales se convirtieran en fuerza movilizada en las elecciones de diciembre de 2005, cuando Morales consigue un indiscutible caudal de 53,7 por ciento de los votos.

De allí, la historia escrita por el MAS en el gobierno frente a los sectores de poder establecidos en los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, la llamada Media Luna oriental. La batalla política se libró en las urnas y en las calles, con acciones violentas en septiembre de 2008, y una enérgica reacción del Estado administrado por la izquierda.

El vicepresidente afirma que el nuevo modelo de Estado se construyó desde los cimientos en función de la plurinacionalidad, la autonomía democrática, la soberanía estatal y el reconocimiento de igualdad a los indígenas. En suma, se trata de un Estado donde el mestizaje y los pueblos originarios unen "fuerzas vitales, sin anularse y de manera complementaria".

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe