La ugandesa Specioza Nakabugo, de 63 años, se sienta bajo un árbol de mango en una esterilla sobre el césped bien cortado, con una expresión de aburrimiento y melancolía.
Nakabugo mira a la nada mientras sus dos nietos juegan ruidosamente a la pelota bajo el abrasador sol del mediodía. Está en la casa de su hijo, en el barrio residencial de Lungujja, situado a 10 minutos en automóvil del sur de la capital.
Ella era feliz hasta hace unas semanas, cuando el gobierno clausuró su radio local favorita, la CBS (Central Broadcasting Service).
Para una mujer de su edad y sin educación formal, la CBS —que transmitía en luganda, un idioma local— era su única fuente de información, entretenimiento y compañía desde que se mudó a la ciudad para vivir con su hijo, hace un par de años.
Ahora Nakabugo quiere volver a su casa, en la central aldea ugandesa de Mityana.
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"Yo disfrutaba todos los programas de la radio porque estaban en el único idioma que entiendo: el luganda. Y disfrutaba especialmente escuchar las noticias y los birango (anuncios personales), porque así era como sabía lo que estaba ocurriendo a mi alrededor", dijo a IPS.
LA CLAUSURA
La CBS, también conocida como "La radio del kabaka (rey)", es una de las cuatro emisoras en idioma luganda que el gobierno cerró bajo cargo de incitar a la violencia tras varios disturbios que sacudieron a la ciudad y sus alrededores. Sólo una fue reabierta desde entonces: la Radio Católica Sapientia.
La medida tuvo lugar luego de un enfrentamiento entre el gobierno y la etnia mayoritaria baganda, que pertenece al reino tribal de Buganda, que culminó en disturbios con decenas de muertos y destrucción de propiedades por valor de más de 250.000 dólares.
Los disturbios comenzaron cuando el gobierno impidió que Ronald Mutebi, el rey de Buganda, viajara a Kayunga en ocasión del Día Nacional de la Juventud. Desde entonces, más de 200 trabajadores radiales perdieron sus trabajos, y se esfumaron miles de dólares de ingresos publicitarios.
Pero el cierre de la radio significó algo más para el pueblo baganda, habitante del Reino Buganda. Para algunos fue una pérdida de su patrimonio cultural.
A sus 78 años, Mary Ndagire, vendedora de bananas en el mercado de Mengo, opina que el vínculo con su cultura se fue con la clausura de las emisoras.
"Para alguien que ama su país, su cultura y su idioma, es muy decepcionante que se cierre nuestra radio favorita", dijo a IPS.
La influencia y la sutil asimilación de la cultura baganda en otras comunidades ugandesas es claramente visible en todo el país.
La vestimenta típica baganda —las túnicas kanzu para los hombres y gomasi para las mujeres— es tradicional en muchas regiones. Costumbres bagandas, como cocinar usando hojas de banano y realizar "kwanjulas", ceremonias matrimoniales tradicionales, han sido copiadas por otros clanes.
Y aunque la Constitución no reconoce al luganda como idioma nacional, es universalmente utilizado por todos los grupos étnicos como lengua franca para los negocios.
Ndagire dijo no escuchar otras emisoras desde que se cerró la CBS, describiéndola como "una radio familiar".
"Una se sentaba y escuchaba junto con su familia, sin temor a oír un lenguaje pesado", explicó.
Con la clausura, el gobierno sólo logró castigar a los seguidores de la CBS, y no a la estación, opinó Ndagire.
Las organizaciones de derechos humanos describieron al cierre como una violación al derecho a la información y la expresión. Pero el cierre de las radios también es interpretado como un ataque contra el patrimonio histórico y cultural del pueblo baganda.
Esto reavivó la histórica división entre el Estado y este reino, que data de 1966, cuando el entonces primer ministro de Uganda, Apollo Milton Obote, tomó el palacio de Lubiri y forzó al exilio el entonces rey de Buganda, Muteesa II.
PROMESAS DIFÍCILES
La Constitución de 1995 reinstauró los reinos tribales, lo que para los analistas políticos fue la manera que encontró el presidente Yoweri Museveni de recompensar a los bagandas por la asistencia que le prestaron en el combate a la insurgencia entre 1980 y 1985.
El régimen actual llegó al poder luego de una guerra larga y dolorosa librada en el triángulo de Luwero, ubicado dentro del reino de Buganda.
Los bagandas dicen que el presidente no cumplió todas sus promesas, pues algunos asuntos concernientes al reino no se resolvieron, como el estatus federal y el pleno control sobre su tierra.
"Cuando se ganó la guerra de guerrillas, uno esperaba que los temas relativos al reino se resolvieran definitivamente", dijo a IPS el portavoz del Reino de Buganda, Charles Peter Mayiga.
"El reino no busca constituirse como un estado independiente, sino que quiere tener un gobierno que maneje su patrimonio", agregó.
LOS RECLAMOS
Los bagandas rechazan una ley aprobada en 2005 que introdujo un sistema regional de gobierno, alegando que no da un poder significativo a las regiones, pues los distritos continuarán reportándose ante el gobierno central.
Además, los bagandas no están satisfechos con la enmienda a la Ley Agraria de 2007, que transfirió el control del territorio de manos del rey a las del gobierno central.
"Nuestras casas originales están ubicadas en ciertas áreas geográficas. El Reino de Buganda no es un concepto, sino una expresión geográfica. Si el gobierno central está a cargo del territorio y se queda con mi hogar ancestral, entonces toda la esencia de mi clan será arrasada. Nuestro patrimonio se refiere a varios elementos, y la tierra es uno de ellos. No vamos a renunciar a esto", dijo Mayiga.
Pero, según Murindwa, el reclamo territorial de Buganda en un país independiente es poco realista.
"Una vez que un Estado comienza a existir, ningún grupo étnico o individuo puede reclamar territorio, porque eso se vuelve un proyecto nacional, la formación de una nación. La tierra pertenece a la población, actual y futura", sostuvo.