Decenas de miles de civiles desplazados por la guerra en Sri Lanka regresan a sus aldeas, pero las agencias humanitarias alertan que se necesitan muchos más esfuerzos para ayudar a la población, afectada por 26 años de conflicto.
Frente a críticas internacionales por la situación de los desplazados, el gobierno srilankés ha acelerado en los últimos dos meses el proceso de reasentamiento.
Desde octubre, 108.000 personas han regresado a sus aldeas en la norteña región del Vanni, otrora epicentro del conflicto, según datos oficiales.
John Holmes lidera la misión humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Semanas atrás visitó centros de desplazados y por lo menos un área de reasentamiento.
Según el representante del foro mundial, la cantidad de desplazados en los campamentos ronda 135.000, mientras que específicamente en los situados en los distritos de Vavuniya, Mannar, Jaffna y Trincomalee se contaban por casi 280.000 inmediatamente después del sangriento conflicto civil.
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Fuentes que visitaron las zonas de reasentamiento a comienzos de este mes dijeron que la situación varía de un área a otra, dependiendo de la intensidad del combate.
Por ejemplo, los que volvieron al distrito de Kilinochchi, en el Vanni central, estaban relativamente más satisfechos con su situación que los del distrito de Mannar, hacia el oeste, donde se quejaron de falta de infraestructura básica, dado que el área quedó muy dañada en los momentos más álgidos de la guerra entre el gobierno y los rebeldes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
El LTTE, que peleó durante 26 años por la autonomía del norte y este de Sri Lanka, comenzó a ser arrinconado dos años atrás por la ofensiva de las fuerzas regulares del gobierno, hasta que el 17 de mayo se declaró derrotado.
El conflicto comenzó en 1983 tras una serie de ataques de la comunidad cingalesa, mayoritaria en el país, contra la tamil, predominante en esa zona.
"Vimos muchas familias reducidas a mujeres, niños muy pequeños y ancianos", señaló un informe compilado por un grupo de trabajadores de la sociedad civil local que visitaron el área.
"Sin ninguna instalación básica (refugios adecuados, hospitales, transporte, escuelas, agua potable, electricidad y acceso a toda forma de medio de sustento) y el derecho básico a la libertad de movimiento, uno tiene que preguntarse qué significa para estos desplazados volver a casa", agregó.
El reporte, a una copia del cual accedió IPS, también dijo que las familias que regresaron se las estaban arreglando lo mejor que podían.
"Había una madre parada sobre una pila de láminas de lata, intentando atar un largo pedazo de tela entre las ramas de un árbol cercano a fin de hacer una cuna para su bebé y poder aventurarse en la jungla para recolectar algunos materiales para su choza", relató el informe.
"Las mujeres se quejaron de que como no tienen un retrete o un lugar privado donde bañarse, tienen que ir a la jungla en la noche, pese al temor a ser dañadas por víboras y elefantes", señaló el informe de un grupo de personas que retornaron al distrito de Mannar.
Al retornar a sus aldeas, los desplazados reciben 50.000 rupias (unos 437 dólares) del gobierno y agencias de la ONU. También reciben raciones de alimentos secos, que deben alcanzarles para los siguientes seis meses, junto con láminas para techos, utensilios de cocina y equipamiento agrícola, según una declaración oficial difundida por el gobierno el día 21.
Holmes, que realizó su quinta visita a Sri Lanka desde 2007, elogió los reasentamientos. Pero reiteró las persistentes preocupaciones de la ONU por la falta de consultas sobre el proceso, así como por la falta de información entre los desplazados sobre cuándo y dónde tendrían lugar los retornos.
La ONU también esperaba que hubiera más consultas con las agencias del gobierno tras el regreso, dijo.
"El proceso será difícil", sostuvo Holmes, refiriéndose a los esfuerzos por restablecer la normalidad en las áreas donde, apenas seis meses antes, las balas y proyectiles eran moneda común.
En su última visita a Sri Lanka (del 17 al 19 de este mes), Holmes dijo que la ONU había llamado al gobierno a concretar un veloz reasentamiento de los desplazados, y expresó su disgusto en torno a la actual fase del proceso.
"Durante mucho tiempo nos sentimos frustrados por la falta de retornos", dijo en Colombo al concluir su viaje.
Holmes también mencionó las continuas preocupaciones de la ONU en torno a la falta de libertad de movimiento para los alrededor de 130.000 desplazados que se encuentran en los campamentos.
Dijo haber planteado este tema específico en su reunión con altos funcionarios del gobierno, entre ellos el presidente Mahinda Rajapaksa.
"El punto fundamental para nosotros es la libertad de movimiento. No tenemos problemas con que la gente se quede en la Granja Menik (mayor centro de desplazados en el norte del país) luego del fin de enero, si tiene libertad de movimiento, si tiene libertad de elección", dijo Holmes.
Las agencias de alivio se apresuraron a señalar que el regreso de la normalidad en las zonas afectadas por la guerra sólo será posible si ellas tienen acceso a esos sitios.
"Ahora se debe permitir a las agencias humanitarias dar (a los civiles) la ayuda que necesitan en todos los lugares a los que regresan", dijo el ministro británico de Desarrollo Internacional, Mike Foster.
El director de la ONU para Sri Lanka, Neil Buhne, dijo a IPS que las agencias de la ONU tuvieron un acceso satisfactorio a las áreas de retorno, pero que muchas otras organizaciones no gubernamentales internacionales todavía tenían que lograr ingresar.
"Hay desafíos importantes en las áreas de reasentamiento", dijo. La principal prioridad de la lista fue eliminar del Vanni 1,4 millones de minas terrestres y artillería sin explotar.
Amnistía Internacional también dio la bienvenida al regreso de civiles, pero dijo que el acceso a agencias de alivio ahora era más crucial que nunca.
El subdirector del programa de Amnistía para Asia-Pacífico, Madhu Malhotra, señaló que las organizaciones humanitarias y de derechos humanos necesitan un "acceso sin obstáculos" a las personas desplazadas que se reasientan, para garantizar su seguridad y bienestar, que se satisfagan sus necesidades y que sean "protegidas contra más violaciones a los derechos humanos".
Dos días después de la visita de Holmes, el gobierno de Sri Lanka anunció el 21 de este mes que desde el 1 de diciembre flexibilizará las restricciones a la circulación de los desplazados que quedan en los campamentos. El gobierno dijo que esas personas serán libres de moverse en la región.
La decisión de permitir más libertad suscitó inmediatos elogios de la comunidad internacional. "Estos son pasos por los que la ONU viene presionando desde hace mucho tiempo en su compromiso intensivo con las autoridades de Sri Lanka", expresó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Según Foster, "conceder una libertad genuina para decidir sobre su propio futuro será un importante alivio para quienes todavía están atrapados en los campamentos. Gran Bretaña ha exigido reiteradamente que se libere a los civiles y se les permita la opción de volver a casa".
Sin embargo, para muchos desplazados que han cargado con el mayor peso de la lucha, sólo el tiempo dirá cuánto tardarán en recuperar una vida normal.