ENERGÍA-BRASIL: Los rayos y centellas del apagón

Con un mayor acceso de la población más pobre a los bienes de consumo y veranos anticipados por los cambios climáticos, Brasil afronta el desafío de mejorar su red energética para evitar más apagones como el que el martes 10 dejó a oscuras a casi medio país.

La palabra vulnerabilidad era la que expresaban los pocos transeúntes que se atrevían a circular en la oscuridad casi total por las calles en la jornada en que Brasil quedó sin energía eléctrica.

Vulnerabilidad por "cómo es que se apaga la luz de la mitad de Brasil y por tanto tiempo", según la profesora Janette Lenine.

Vulnerabilidad porque un simple vendaval deje a oscuras a las principales economías del país, según el testimonio del empleado Felipe Medici.

Vulnerabilidad al fin, según los especialistas de energía, dejada al descubierto por el mayor apagón de los últimos 10 años, que causó numerosos trastornos urbanos como la falta de transporte, el congestionamiento de tránsito, problemas de comunicación, accidentes y el desabastecimiento de otros servicios esenciales como el agua.

La caída de las generadoras interrumpió 45 por ciento del abastecimiento energético, afectando a unos 60 millones de los casi 190 millones de brasileños por más de tres horas en 18 estados (provincias).

Los argumentos del gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva no dejaron satisfechos a muchos. Según su ministro de Energía y Minas, Edison Lobao, la causa del "accidente" fue un fenómeno meteorológico fuera de lo normal

Una conjunción de rayos, lluvias y vientos muy fuertes provocó un cortocircuito en tres líneas de transmisión que unen el complejo hidroeléctrico de Itaipú, compartido con Paraguay, en el sureño estado de Paraná, con la subestación de Itaberá, en el estado de Sao Paulo, y la consecuente desconexión total de la planta, por primera vez en su historia.

Itaipú produce cerca de 20 por ciento de la energía eléctrica que usa Brasil y casi 90 de la de su vecino Paraguay.

En Brasil es fundamental para abastecer una de las regiones más ricas del país, como es la del sudeste, con estados económicamente importantes como Río de Janeiro y Sao Paulo.

"Hubo un cortocircuito en los tres circuitos que vienen de Itaipú", explicó al ministro tras aclarar que se desconectaron las otras dos líneas de transmisión restantes para evitar que el problema no se propagase.

"El sistema (de interconexión) eléctrica es bueno", dijo, y lo comparó con un avión, que es "una de las máquinas más perfectas que la humanidad creó, y también se cae". Luego subrayó Lobao que el de Brasil no fue el único apagón en el mundo causado por fenómenos climáticos.

Pero el avión, según Luiz Pinguelli, director del Centro de Postgrado de Ingeniería de la Universidad Federal de Río de Janeiro, puede hasta caer por un rayo, pero no arrastrar consigo a toda una flota.

"Hay tres líneas de Itaipú hacia el centro-sur del país. Si cae una línea, las otras dos tendrían que tener una forma de asegurar parte importante del sistema", declaró a IPS Pinguelli, ex presidente de la empresa estatal Electrobrás.

Para el experto, es necesario una mejor administración del sistema de energía eléctrica para evitar la propagación de un problema en "una dimensión tan grande".

"El sistema tiene que ser más inteligente. Es normal que caiga una línea, no hay como evitarlo. Pero esta vez fue demasiado. El apagón fue demasiado grande", acotó.

El accidente tuvo lugar apenas tres días después de otro que afectó varios barrios de Río de Janeiro el fin de semana, y que la empresa distribuidora Ligth atribuyó a la sobrecarga del sistema.

"No pueden alegar que las personas compran heladeras. Tienen que hacer una previsión porque como concesionaria está obligada a ofrecer energía. La firma no puede decir que el consumidor no puede comprar aparatos de aire acondicionado", cuestionó Pinguelli.

Como parte de una política de estímulo al consumo para combatir los efectos de la crisis financiera internacional en curso, el gobierno de Lula redujo este año impuestos de los aparatos electrodomésticos causando así un récord de ventas.

El fin de semana, ante temperaturas más altas de lo habitual para esta época del año y que llegaron a los 40 grados, el aumento de las compras de estos productos llevó al desabastecimiento en muchas tiendas de Río de Janeiro.

Adriano Pires, director del Centro Brasileño de Infraestructura, tampoco, como Pinguelli, cree en rayos y centellas como causa del accidente, aunque sí en el encendido simultáneo de heladeras y aparatos de aire acondicionado, que habrían llevado al derrumbe del sistema por sobrecarga. En entrevista con IPS, el experto en energía lo atribuye a causas estructurales.

"Yo creo que lo que ocurrió en Itaipú muestra que es necesario hacer inversiones para la ampliación de las líneas de transmisión y para una gestión más moderna", sostuvo, al conjeturar que lo que probablemente ocurrió fue una sobrecarga del sistema en una época inusual de calor.

"La población tiene hoy un acceso mucho mayor a electrodomésticos como aires acondicionados y heladeras y se registró entontes una sobrecarga y el sistema no esta preparado para eso y derrumba redes", analizó.

Pires añadió que el apagón debe servir para que el gobierno retome las inversiones en infraestructura para acompañar el crecimiento económico.

"Cuando el mundo tuvo un alto crecimiento económico y había gran liquidez financiera en el mercado internacional, se debió haber aprovechado esa fase para modernizar nuestra infraestructura que es muy precaria", agregó.

El gobierno de Lula lo desmiente y atribuye a razones electorales las críticas sobre falta de inversiones, entre otras las del candidato a la presidencia de Brasil, el oposición y hoy gobernador de Sao Paulo, José Serra.

La candidata oficialista para las elecciones de octubre de 2010, la jefa de la Casa Civil (especie de primer ministra), Dilma Rousseff, fue hasta 2005 precisamente ministra de Energía.

En la época del antecesor de Lula, su rival Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), hubo una serie de apagones que culminaron en un gran racionamiento energético en 2001.

Pero Lula asegura que su gobierno superó esos problemas y que las causas del reciente apagón no tienen nada ver con las del pasado.

"Lo que ocurrió en 2001 es que no se producía energía suficiente. Y además no teníamos líneas de transmisión para inter-ligar todo el sistema eléctrico brasileño. Hoy tenemos el sistema totalmente inter-ligado", se defendió Lula, mientras su ministro da como cifra un 98 por ciento.

Según Lula, en los últimos siete años se invirtió en concepto de líneas de transmisión 30 por ciento de lo que se había hecho en 123 años.

Jean Paul Prates, secretario de Energía del gobierno de Río Grande do Norte, coincide con algunos argumentos oficiales, por ejemplo los que atribuyen a un fenómeno meteorológico anormal el perjuicio en las líneas de transmisión.

En ese sentido, llama la atención inclusive en la rapidez en que reaccionó el sistema para volver a al normalidad, comparándolo a otros eventos similares en Estados Unidos y Europa.

Pero Prates, quien fomenta en su estado la producción de una energía limpia, como es la eólica, cuestiona también la deficiencia en el sistema de transmisión.

Deficiencia que no se corrige pese a las licitaciones de transmisión impulsadas por el gobierno federal, pero mucho menos rápidas que las necesidades de satisfacción de la demanda energética creciente.

"Para diciembre tenemos en Río Grande do Norte una oferta de más de 4.000 megavatios de energía eólica, pero no tenemos líneas de transmisión para llevar esa energía", ilustró al referirse a la primera licitación nacional para producir energía eólica, que tendrá lugar el 14 de diciembre.

Con el mayor potencial de oferta energética eólica del país, que llegan a unos 22.000 megavatios equivalentes a "dos Itaipús", Rio Grande do Norte también quiere "exportar" electricidad a otros estados vecinos.

Su estado, que es el último en la red de transmisión, tuvo 28 municipios afectados por el apagón durante 22 minutos. Según Prates, si cada estado pudiera aumentar su potencial de producir energía, se evitaría la necesidad de transportarla con sus consecuentes riesgos de transmisión y costos.

"Tenemos nota 10 en potencial eólico, pero apenas cuatro en líneas de transmisión", calificó al reforzar la necesidad de impulsar otros tipos de energía. El 80 por ciento de la energía brasileña proviene de represas hidroeléctricas.

El secretario dice que otras energías alternativas limpias como la eólica, podrían aliviar el sistema del sur y evitar problemas como el reciente apagón.

Pero para ello reclama una mayor atención del gobierno de Lula a efectos de una planificación energética nacional. Pide que además de escuchar a las distribuidoras de energía consulte también a las secretarias de Energía de los gobiernos provinciales.

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