SALUD-NICARAGUA: A la búsqueda de sangre

La Cruz Roja Nicaragüense lleva adelante una fuerte campaña de promoción social para aumentar las donaciones voluntarias de sangre y atender así las demandas de los hospitales, en medio de una crisis sanitaria que flagela a la población con varias enfermedades.

Según el director del Centro Nacional de Sangre de la organización, René Berríos, desde julio pasado disminuyó la captación debido a que se abolió una vieja práctica de intercambio, en la que familiares de pacientes necesitados de transfusiones tenían que donar un poco de su sangre para ayudar a su vez a otros enfermos.

Esta práctica estaba vigente desde los años 70, y era exigida para los casos de cirugías de emergencia y tratamientos a largo y mediano plazo en hospitales públicos.

Las extracciones se hacían en el Banco Nacional de Sangre de la Cruz Roja, donde la persona recibía un bono, el cual luego debía ser presentado en la unidad hospitalaria para que los médicos le garantizaran la debida atención al familiar.

El nuevo acuerdo entre la Cruz Roja y el Ministerio de Salud puso fin a esa práctica, que promovía hasta la venta ilegal de sangre de personas pobres que se ofrecían como "donantes" a cambio de una paga de familias adineradas, sostuvo la coordinadora nacional de Promoción de la Donación Voluntaria de Sangre, Johely López.
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"Con la nueva política de promoción de donantes voluntarios, no sólo anulamos el sistema de bonos, para que la población tenga acceso libre a la sangre que necesite, sino que fomentamos la solidaridad social al incentivar a la gente a donar", dijo López a IPS.

"Ahora el hospital tiene que responder por la cantidad de sangre solicitada y a nadie se le puede exigir que dé sangre a cambio de sangre", añadió.

Pero la abolición del viejo sistema ahora plantea un problema de escasez.

Para atender emergencias sanitarias nacionales se necesitan reservas mínimas de 1.300 paquetes globulares (uno de los dos compuestos, junto al suero, que se extraen de la sangre tras un proceso de centrifugación y que se usa para las transfusiones). Para ello es necesario que al menos dos por ciento de la población sea donante, explicó Berríos.

Este país tiene una población de 5,7 millones de habitantes, según cifras del Instituto Nicaragüense de Información para el Desarrollo.

Para ser donante se requiere ser mayor de 16 años y menor de 65, pesar más de 50 kilogramos, estar en plenitud mental para tomar decisiones y sano físicamente.

A cada donante se le extrae aproximadamente medio litro de sangre, dependiendo de su peso y edad.

López explicó que la sangre obtenida primero se analiza para eliminar la de baja calidad en cuanto a composición. Posteriormente se descarta que esté contaminada con VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) u otras enfermedades.

Luego el líquido se procesa en laboratorios y se divide en cuatro productos como plaquetas, glóbulos, plasma fresco congelado y un líquido especial para tratamientos de anemias y otras deficiencias de proteínas en pacientes con problemas hemofílicos, desnutrición o bajo tratamiento de distintos tipos de cáncer.

En Nicaragua, la demanda anual se estima entre 60.000 y 70.000 bolsas anuales, con una proyección de crecimiento estimada entre dos y cinco por ciento por año.

Sin embargo, según López, hay situaciones inesperadas de emergencia que elevan la demanda, y es cuando se inician campañas especiales para reponer las reservas agotadas.

Este año, de las 75.000 bolsas de sangre requeridas, hasta septiembre se habían obtenido cerca de 45.000, luego de que en julio cayeran a menos de 30.000 las donaciones acumuladas.

Las reservas del Banco de Sangre cayeron de 1.000 unidades a menos de 200 para atender a todo el país en casos de emergencia.

A partir de entonces, se creó una campaña llamada "Caravana por la Vida", que entre agosto y septiembre recorrió todo el territorio para incentivar a los jóvenes a hacer una donación al menos dos veces al año.

"Ahora que no hay donantes por reposición o por sistema de bonos es cuando más necesitamos de los donantes voluntarios, y apelamos a la solidaridad de los jóvenes para apoyar la campaña", dijo López a IPS.

Nicaragua posee cinco bancos de sangre que abastecen a más de 50 hospitales y centros de atención médica pública en todo el país.

La Cruz Roja brinda el servicio de captación y entrega de sangre desde hace 32 años, y cuenta con el sistema de recaudación y procesamiento más grande de América Central.

La organización benéfica impulsa la campaña con el apoyo de las iglesias adventistas y personal del Ministerio de Salud.

Berríos explicó a IPS que mensualmente se requieren al menos 6.000 donantes activos para soportar la utilidad de los bancos de sangre, y que por ello la campaña se ha abocado a reclutar a jóvenes que puedan dar parte de su sangre dos veces al año.

Alexander Mendieta, de 17 años, dijo a IPS que el llamado de los adventistas le motivó a dar un poco de su sangre.

"Dicen que si dono medio litro puedo salvar a cuatro personas. Entonces, este año voy a salvar a ocho", señaló.

Por su parte Julio César Solórzano, de 56 años, se convirtió en agosto en el primer nicaragüense en hacer 100 donaciones.

"Nunca imaginé que podría salvar tantas vidas dando un poco de lo que mi cuerpo produce", dijo Solórzano a IPS, mientras brindaba charlas de promoción a jóvenes estudiantes universitarios de Managua.

Solórzano forma parte de los promotores voluntarios de la Cruz Roja para atraer a donantes jóvenes.

En 2008, la Cruz Roja cuantificó 29.000 donantes obligados por el bono y 31.000 voluntarios.

De acuerdo con cifras oficiales, este año se deberá compensar a 29.000 donantes que el año pasado se vieron obligados a entregar su sangre a cambio de un bono. Hasta agosto se calculaban 10.000 nuevos donantes voluntarios.

Actualmente, el Centro Nacional de Sangre cubre 80 por ciento la demanda de los hospitales, pero la situación sanitaria requiere de más donantes, por lo cual se organizará una nueva campaña de recaudación masiva antes que termine este año

Nicaragua enfrenta una crisis sanitaria generada por epidemias de dengue, neumonía y la influenza A/H1N1, que juntos han afectado a más de 20.000 personas desde el segundo trimestre del año, según datos del Ministerio de Salud.

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