Los países pobres que quieran salir más rápidamente de la depresión económica deberían empezar por enviar más niñas a la escuela, según la organización no gubernamental Plan International.
Un aumento de tan sólo uno por ciento en la matrícula femenina en la enseñanza secundaria puede impulsar un crecimiento del ingreso anual de un país por habitante de 0,3 por ciento.
Con una buena formación, el aporte femenino a la población económicamente activa será formidable en el futuro. Hay más de 500 millones de adolescentes y jóvenes mujeres en los países en desarrollo, según "Girls in the Global Economy: adding it all up" ("Niñas en la economía mundial: la hora de contarlas").
Pero muchas de ellas no tienen oportunidades de recibir una buena educación, y la crisis económica y financiera mundial, nacida en Estados Unidos en 2008, empeora la situación.
Cuando hay dificultades económicas, las niñas de los países más pobres son las primeras en abandonar la escuela. Algunos padres consideran que es más importante que vayan los varones y que ellas comiencen a trabajar o cuiden a sus hermanos pequeños mientras sus madres salen a ganarse la vida.
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"Los niños también se ven afectados. Pero de manera distinta", dijo a IPS Nikki van der Gaag, coautora del estudio publicado el 22 de septiembre por Plan Gran Bretaña, una de las 17 organizaciones nacionales que forman parte de la red dedicada a promover los derechos de la infancia.
"Al redactar el informe, me sorprendió encontrar tan pocos datos diferenciados respecto de la situación de niños y niñas. Esa información es necesaria para ajustar las políticas", remarcó.
El conocimiento que tenemos indica que invertir más en las niñas es una buena forma de salir de la pobreza. "Los países con menos niñas en la escuela se ubican al final de la clasificación según su desarrollo humano", indicó Van der Gaag.
Invertir en educación promete réditos atractivos. "Un año adicional de educación representa un incremento en el ingreso de las niñas de 10 a 20 por ciento y constituye un paso significativo para romper el ciclo de pobreza", señala el informe.
Instituciones como el Banco Mundial coinciden con las conclusiones del estudio de Plan International.
"La matriculación femenina en la escuela primaria mejoró enormemente, pero no observamos el mismo resultado en el pasaje a la secundaria o al trabajo productivo", señaló Guggi Lareya, de la sede del Banco Mundial en Bruselas.
"Demasiadas niñas quedan rezagadas por la maternidad precoz o por hacerse cargo de las tareas domésticas, lo que significa una enorme cantidad de oportunidades perdidas. Como ya dijo nuestro presidente Robert Zoellick, invertir en las niñas no sólo es justo, sino también inteligente, es una economía sensata".
En muchos países, las trabajadoras fueron las primeras en perder sus empleos, lo que revirtió la tendencia de los últimos 15 años, de mayor presencia femenina en el mercado laboral.
En Filipinas, siete de cada 10 personas despedidas son mujeres, según la organización femenina local Gabriela. En Indonesia, ocurrió lo mismo.
Los datos del estudio sugieren que los gobernantes deberían encontrar la forma de contener la expulsión de trabajadoras y aumentar la participación femenina en el mercado laboral.
En Asia meridional trabajan 82 por ciento de los hombres y 27 por ciento de las mujeres de la población económicamente activa.
En India, si aumentara 10 por ciento la proporción de mujeres que trabajan con respecto a la de hombres, el producto interno bruto se incrementaría en ocho por ciento, según el estudio de Plan International.
Además, "los salarios de las mujeres están bien gastados", concluyeron los autores del informe. "Ellas reinvierten 90 por ciento de sus ingresos en el hogar, en cambio los hombres sólo entre 30 y 40 por ciento", añadieron.
El estudio propone un plan de acción de 10 puntos, desde fomentar la escolarización de las niñas, pasando por mejores empleos, acceso a la tierra y la propiedad, hasta oportunidades de liderazgo.
Una de las recomendaciones es no quedarse en los proyectos de infraestructura como forma de salir de la crisis, sino apuntar a servicios sociales como salud y educación. Eso permite que las mujeres generen sus propias fuentes de ingresos.
"Donantes como la Unión Europea deben ampliar la inversión en educación secundaria, ayudar a sus socios a mejorar la participación femenina en el mercado laboral y garantizar salarios decentes y equitativos y buenas condiciones laborales, entre otras cosas", señaló Deepali Sood, jefa de la oficina de enlace de Plan Europa.
El estudio de este año es el tercero que elabora Plan International sobre la situación de las niñas. La organización tiene previsto mantener la publicación hasta 2015, cuando deben cumplirse los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.
Los jefes de Estado y de gobierno que participaron en la Cumbre del Milenio, como se conoce a las instancias inaugurales de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de 2000, en Nueva York, acordaron ocho objetivos de desarrollo.
Las metas apuntan a reducir a la mitad la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad infantil en dos tercios y la materna en tres cuartos, entre 1990 y 2015.
También luchar contra la expansión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), el paludismo y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y generar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.