La economía venezolana, que creció ininterrumpidamente por más de cinco años, se retrajo 2,4 por ciento en el segundo trimestre de este años y con ello surgen temores de «estanflación», como le llaman los expertos al temido estancamiento con inflación.
Es que el costo de la vida también fue, por cinco años, el más alto de América Latina (27 por ciento en 2003, 19,2 en 2004, 14,4 en 2005, 17 en 2006, 22,5 en 2007 y 30,9 por ciento en 2008) y ya alcanzó 13,1 por ciento entre enero y julio.
Como tercer elemento, el petróleo, fuente de 93 por ciento de las divisas y de los recursos estatales, pierde fuerza como motor de crecimiento.
Al informar los resultados del segundo trimestre, el Banco Central sostuvo que hay que tener cuenta que ya ha pasado "más de un año de iniciados los impactos de la crisis financiera global, que afectaron negativamente el desempeño de la gran mayoría de los países".
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, comparó la caída con el "verano" (estación seca) en las llanuras de Venezuela. "Llegó el verano para la economía mundial, es una crisis del modelo capitalista. El crecimiento, medido con patrones capitalistas, ha tenido un frenazo", argumentó.
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"Estamos vendiendo menos petróleo y más barato, menos gasolina, productos petroquímicos, acero y aluminio (las bazas de la oferta exportadora), aunque siguen creciendo la agricultura, telecomunicaciones y construcción", dijo el presidente.
El petróleo representó para Venezuela ingresos por 90.000 millones de dólares el año pasado, 52.000 millones de los cuales se contabilizaron en el primer semestre, cuando los precios crecían sin cesar. Pero en los primeros seis meses de este año apenas aportó 22.800 millones.
Chávez se había ufanado en enero de que el país estaba "blindado ante la crisis". "Aunque me pongan el petróleo a cero dólar, esta revolución no se detendrá", dijo, y en marzo su ministro de Energía, Rafael Ramírez, añadió que "con cero ingreso petrolero podemos trabajar, porque tenemos fondos ahorrados por 57.000 millones de dólares".
"Hemos venido advirtiendo que Venezuela entra en un proceso de estanflación, algo que no se veía desde la presidencia de Luis Herrera Campíns (1979-1984)", dijo a IPS José Guerra, director de la Escuela de Economía de la Universidad Central.
Además de la merma de 4,2 por ciento del desempeño del sector petrolero, "están en situación crítica la producción de hierro, acero y aluminio, por lo cual sobrevendrá una caída en la actividad manufacturera con pérdida de miles de empleos de calidad", prevé Guerra.
Los supermercados registran caídas de ventas entre 25 y 40 por ciento, y la Cámara Automotriz informó que entre enero y julio de este año se vendieron 90.000 vehículos nuevos, 45 por ciento menos que en el mismo período del año pasado.
La ensambladora de la firma estadounidense General Motors cerró durante tres meses y la de Mitsubishi, de Japón y que abastece 10 por ciento del mercado nacional, anunció el lunes su cierre indefinido en el país.
Mitsubishi dijo en un comunicado que cerró al no poder superar la situación laboral que se creó a comienzos de año, cuando, tras el asesinato de dos sindicalistas, los trabajadores ocuparon la planta por varios meses. Esa situación llevó a que se ensamblaran sólo la mitad de los 60 vehículos que se había pactado.
La medida afectará a 1.400 obreros. Pero Víctor Maldonado, director de la Cámara de Comerciantes de Caracas, recordó a IPS que las decenas de distribuidores y concesionarios de Mitsubishi en todo el país deben emplear a unas 1.500 personas más que se verán también en dificultades.
Industriales y comerciantes se han quejado desde 2008 del severo torniquete aplicado por el gobierno al suministro de divisas para sus importaciones, pues en Venezuela rige desde 2003 un control cambiario que se ha vuelto cada vez más severo.
A su vez, existe una tasa oficial fija de cambio, de 2,14 bolívares a la compra por cada dólar y de 2,15 a la venta, que sobrevalúa la moneda local al punto de que el gobierno permite una válvula de escape en un mercado secundario de bonos de deuda o "dólar permuta", donde el tipo de cambio, que la ley prohíbe mencionar en Venezuela, es varias veces mayor que el oficial.
"Siempre dijimos que esta situación sólo era sostenible para el gobierno si los precios del petróleo no sólo se mantuviesen altos, sino si creciesen sin cesar", dijo a IPS Orlando Ochoa, profesor de Economía en la Universidad Católica Andrés Bello. "Pero eso no ha ocurrido y ya es inocultable el descenso en los ingresos petroleros".
"Ese es el primer componente del cuadro de estanflación", dijo Ochoa, "y se agregan los controles de precios, de cambio y la restricción en la entrega de divisas, que dañan la oferta y la inversión, además de la política de nacionalizaciones".
Desde 2007, el Estado adquirió empresas de telecomunicaciones, electricidad, cemento, siderurgia, contratistas del consorcio estatal Petróleos de Venezuela, establecimientos agropecuarios e industrias relacionadas, y servicios diversos cuya capitalización le consume en algunos casos ingentes recursos, mientras lidia con una pertinaz conflictividad con trabajadores en muchas de esas firmas.
"Mientras el gasto público sigue su ritmo ascendente y es financiado una vez más por deuda pública, que en un círculo vicioso incrementa el gasto, el gobierno difiere o aplaza las demandas de los trabajadores, lo cual también es una señal de la recesión que se acerca, aunque se empeñe en negarlo", sostuvo el economista Domingo Maza Zavala, ex director del Banco Central.
Pero el ministro de Economía y Finanzas, Alí Rodríguez, discrepa con ese enfoque, pues, dice, "no puede hablarse de estanflación al cabo de 22 trimestres de crecimiento, seguidos de una caída que es perfectamente recuperable". Con una modesta alza del producto interno bruto (PIB) en los próximos trimestres "se cerraría el año en equilibrio", explicó.
Rodríguez anunció que el gobierno tomará en breve medidas de ajuste económico, que incluirían alguna liberalización en el acceso a divisas por parte del sector privado. Y en una reunión con gobernadores y alcaldes oficialistas abogó por un alza en el precio doméstico de la gasolina, según trascendió.
La gasolina venezolana es la más barata del mundo, pues se expende a cuatro centavos de dólar por litro (más barata aún al tipo de cambio de "permuta"), con lo cual el Estado deja de percibir, en comparación con los precios internacionales, entre 8.000 y 12.000 millones de dólares cada año.
Por otra parte, si la estanflación se instalase en Venezuela ello significaría que el precio del petróleo declina como motor de la economía, según el economista Reinier Schliesser.
La crisis política de 2002-2003 en Venezuela estuvo acompañada de una profunda caída del PIB, que llegó hasta 18 puntos porcentuales, pero luego repuntó motorizado por los precios del petróleo, que se recuperaron hasta alcanzar en julio de 2008 los 147 dólares por barril de 159 litros en el caso del marcador estadounidense de Texas.
El gasto público, arguye Schliesser, disparó las órdenes de compra y la entrega de dinero por múltiples vías a los venezolanos, que se volcaron al consumo y se presentó una etapa de crecimiento fácil, que ahora retrocede.
Aunque parezca paradójico, la contracción de la producción y el consumo se presenta cuando los precios del crudo comienzan a recuperarse. El barril de petróleo venezolano promedió 40 dólares en el primer trimestre del año, 53 dólares en el segundo y este mes se ha cotizado hasta en 67 dólares por unidad.
Guerra y Ochoa insistieron en que, pese a la lenta recuperación de los precios petroleros, el sistema de controles, las nacionalizaciones, la falta de proveedores, el racionamiento de divisas y los controles de precios, más severas sanciones a empresas por infringir diversas normativas contraen la actividad privada a la reposición de inventarios y equipos, pero no les llevan a nuevas inversiones.
