CAMBIO CLIMÁTICO: Más desilusiones camino a Copenhague

La decepción que causaron las negociaciones climáticas en Bonn son una señal de que los países industrializados no están dispuestos a realizar aportes sustanciales a la reducción de sus gases de efecto invernadero.

En las conversaciones que tuvieron lugar la semana pasada, esas naciones no lograron cumplir las expectativas planteadas en 2007 por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que funciona en la órbita de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En un informe presentado en febrero de ese año, el IPCC exigió reducciones de hasta 40 por ciento, con 2020 como plazo. De no lograrse esto, la temperatura promedio de la Tierra aumentará más de dos grados para 2050, advirtió.

Se considera que dos grados es lo máximo que la Tierra puede tolerar para mantener su equilibrio ecológico. Un aumento de temperatura que supere ese valor causará catástrofes ambientales como sequías severas, mayor derretimiento de los glaciares y el aumento del nivel del mar, además de ciclones y huracanes más fuertes y más frecuentes, según el IPCC.

Las naciones industrializadas emiten la mayor parte de los gases de efecto invernadero que contaminan la atmósfera y recalientan el planeta, contribuyendo con el cambio climático. Fueron precisamente esos países los que propusieron una reducción de entre 16 y 24 por ciento para 2020, respecto de los registros de 1990.
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Las reducciones totales ofrecidas por los países ricos representan mucho menos que las emisiones que se generan Estados Unidos, el causante de la mayor contaminación mundial por persona y que no se comprometió ni siquiera a esto.

"Si contamos las emisiones de Estados Unidos, las reducciones propuestas en Bonn por las naciones industrializadas caen a entre 10 y 15 por ciento", dijo a IPS Martin Kaiser, experto en cambio climático que trabaja para la organización ambientalista Greenpeace.

"Si continuamos a este ritmo, no lo lograremos", expresó Yvo de Boer, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, organizadora de la reunión que se desarrolló del 10 al 14 de este mes en Bonn.

De Boer formuló estas declaraciones en una conferencia de prensa realizada tras el cierre de las negociaciones, en las que participaron unos 2.000 delegados de 192 países.

Se espera que de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención, que se concretará del 7 al 18 de diciembre en Copenhague, surja un acuerdo mundial vinculante para la reducción de emisiones, que suceda al Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, tras su expiración en 2012.

El funcionario de la ONU dijo que ahora quedan sólo dos reuniones preparatorias para negociar algún acuerdo con destino al encuentro de la capital danesa. Esas conversaciones tendrán lugar del 28 de septiembre al 9 de octubre en Bangkok y del 2 al 6 de noviembre en Barcelona.

Lograr "un acuerdo climático en Copenhague este año es un requisito inequívoco para impedir que el cambio climático se salga de control", sostuvo.

Ochenta de los países menos adelantados, entre ellos varios pequeños estados insulares, llamaron colectivamente a reducir por lo menos 45 por ciento las emisiones para 2020, respecto de los valores de 1990, a fin de mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5 grados.

Sin embargo, hay pocas señales de que exista tal compromiso. "Los países industrializados están jugando al póquer con el cambio climático", dijo a IPS Stephen Byers, presidente de la Organización Global de Legisladores para el Equilibrio Ambiental (Globe).

Los países industrializados están esperando hasta el final mismo de las negociaciones para que las economías emergentes asuman compromisos de reducción de emisiones, y recién entonces revelar su apuesta, señaló Byers. "Éste es un juego de apostadores, y eso está mal", opinó.

Byers urgió a los países industrializados a "adoptar un enfoque estratégico ante las negociaciones sobre el cambio climático y comprometerse con reducciones de las emisiones a mediano plazo, en línea con el análisis del IPCC y con un objetivo general de limitar el aumento de la temperatura mundial a dos grados".

También reclamó que esas naciones "reconozcan la escala del apoyo financiero requerido, de las economías industrializadas a las en desarrollo, para garantizar la efectiva implementación de los diversos resultados de la conferencia de Copenhague".

Globe estima posible que se necesiten entre 90.000 y 140.000 millones de dólares para pagar tecnologías de mitigación y adaptación al cambio climático.

Y plantea que se debe recaudar fondos de modo predecible y sostenido "de acuerdo con el principio de la responsabilidad común pero diferenciada", por ejemplo gravando a los combustibles utilizados en el transporte aéreo y marítimo.

Delegados de las nuevas economías emergentes, como India y China, acusaron a los países industrializados de intentar depositar la carga de las reducciones en hombros de los países más pobres.

"Todavía tenemos los mismos problemas que han estado frenando un acuerdo", dijo el representante climático de China, Yu Qingtai, en una conferencia de prensa realizada en Bonn. En la anterior ronda de conversaciones, que tuvo lugar del 1 al 12 de junio también en Bonn, De Boer dijo que quedaban "nueces duras de romper". Y todavía están, y siguen igual de duras.

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