HONDURAS: Acuerdo queda más lejos que Costa Rica

La mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, para acercar posiciones entre el régimen que gobierna Honduras desde el 28 de junio y el depuesto presidente de este país, Manuel Zelaya, parece sumida en la incertidumbre, tras dos jornadas de conversaciones.

El presidente Arias dio por cerrada este viernes la primera ronda de contactos y sostuvo que anunciaría próximamente la fecha de futuros encuentros entre las partes. "Dejen a los centroamericanos resolver los problemas de los centroamericanos", sostuvo en aparente alusión a críticas formuladas a su gestión por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.

Zelaya y el presidente hondureño de facto Roberto Micheletti se negaron el jueves a sentarse frente a frente, se reunieron de forma separada con Arias, y dejaron sendas delegaciones encargadas de encontrar "puntos de agenda" para iniciar negociaciones que pongan fin a la crisis que vive Honduras, tras el golpe de Estado.

Las delegaciones se retiraron este viernes.

La tensión caracterizó la primera ronda de acercamientos. Mientras Zelaya pedía castigo para "el traidor" Micheletti y una restitución inmediata en su cargo, el segundo se dedicó a insistir en que nadie está "por encima de la Constitución" y que "el diálogo queda instalado".
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Al término de la reunión de tres horas con Arias, Micheletti se presentó el jueves a la prensa congregada fuera de la residencia del presidente costarricense, para leer un comunicado de cinco puntos en el que garantizó la realización del proceso electoral de noviembre para elegir nuevo gobierno, diputados, alcaldes y legisladores al Parlamento Centroamericano.

El gobernante de facto retornó la noche del jueves a Tegucigalpa. En sus primeras declaraciones Arias estimó difícil hablar de una negociación exitosa, pero "yo pienso que todo es relativo en la vida, se ha avanzado bastante", aseguró.

Arias pidió a los negociadores un "lenguaje respetuoso, cuidadoso, porque las heridas de una guerra verbal pueden ser tan dolorosas como las de una guerra de verdad".

Las conversaciones requieren ser muy "flexibles, para saber ceder, saber transigir", sostuvo Arias, ganador del premio Nobel de la Paz en 1987 por su papel negociador en los procesos de paz en América Central en esa década.

Es posible que el esfuerzo "tome más tiempo de lo que hubiéramos imaginado", agregó.

La intempestiva partida de Micheletti indica que "las cosas no pintaron bien", si se considera que Arias había pedido a sus visitantes una disponibilidad de "al menos dos días" en San José, dijeron analistas a IPS.

Los delegados de Zelaya son algunos de sus más cercanos colaboradores, como la canciller Patricia Rodas, en tanto los representantes del régimen están encabezados por el ex canciller y jurista Carlos López Contreras y la ex presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Vilma Morales.

"Era previsible lo sucedido, el diálogo no va a ser fácil, y tanto Zelaya como Micheletti llegaron con posturas inflexibles, pero se debe evitar que este esfuerzo fracase", dijo a IPS Jaime Güell Bográn, especialista en política internacional.

"Si el diálogo fracasa, volvemos al principio: al caos y hacia un mayor aumento de ingobernabilidad en un país que de por sí hace tiempo se ha vuelto ingobernable", agregó.

Un posible retorno de Zelaya "debe estar condicionado porque aquí, al menos por ahora, no tiene con quien gobernar. Uno lo que ve es una gran presión internacional por imponerlo sin analizar a fondo las consecuencias internas en una país altamente polarizado", advirtió.

El parlamento y el Poder Judicial acusan a Zelaya de haber violado la Constitución al pretender convocar una consulta popular sobre la posibilidad de reformar la propia carta magna.

Los magistrados habían concluido que la iniciativa era ilegal porque sólo podía partir del Congreso Nacional o del Tribunal Supremo Electoral.

Pero Zelaya prosiguió con los planes de la consulta y, el mismo día en que estaba prevista su realización, militares lo sacaron de su residencia y lo subieron a un avión rumbo a Costa Rica.

El comisionado de los Derechos Humanos (ombudsman) Ramón Custodio, dijo a IPS que "un diálogo significa exponer, explicar, convencer y escuchar. Confiemos en que la etapa que inicia aquí con la mediación de Arias, sirva precisamente para eso, para escuchar. Hace tiempo que los hondureños hemos perdido esa capacidad".

Las negociaciones fueron acompañadas de protestas en contra de Micheletti en San José, y de marchas a favor y en contra de Zelaya en Honduras, así como de una jornada nacional de oración promovida por las iglesias evangélicas, a la que asistieron los máximos líderes políticos de este país.

Evelio Reyes, pastor de la principal congregación evangélica quien respaldó el golpe, dijo a IPS que el "primer paso que se ha dado es el principio de un panorama que no pinta nada bien, pero que es necesario para que el país vuelva a la calma y a la tranquilidad".

Desde el lunes, la dirigencia política y económica hondureña ha empezado a insinuar públicamente salidas a la crisis instalada con el golpe de Estado, que determinó un aislamiento internacional sin precedentes para este pequeño país centroamericano.

En el Congreso legislativo se baraja la posibilidad de otorgar una amnistía política a Zelaya, dentro de las condiciones que se impondrían a su potencial retorno al poder, y que podrían incluir también su renuncia a convocar una asamblea constituyente, una toma de distancia del gobierno de Chávez y cambios en su administración.

Pero este punto es el más resistido por los sectores golpistas y mantiene divididos a los bloques del centroderechista y gobernante Partido Liberal y del derechista Partido Nacional, las históricas fuerzas políticas que controlan el parlamento.

El jueves trascendió que al menos 10 parlamentarios se opusieron el domingo 28 a la investidura de Micheletti como presidente en el Congreso, cuatro de ellos del Partido Liberal, que fueron sustituidos por sus suplentes. Los restantes pertenecen al izquierdista Partido de Unificación Democrática.

El adelanto de las elecciones generales es otro escenario que se maneja, pero de momento ha sido descartado por el Tribunal Supremo Electoral, pues requiere reformas legales y logísticas sin tiempo suficiente para garantizar la transparencia del proceso.

Ante la polarización existente entre seguidores de Zelaya y Micheletti, se insinuó la posibilidad de una tercera vía, que consiste en colocar al frente del gobierno al presidente de la Corte Suprema, Jorge Alberto Rivera, para que conduzca el país hasta que sean investidas las nuevas autoridades elegidas en noviembre.

Para el analista político Matías Funes, "esta crisis es de tipo político y algún arreglo encontrarán, pero éste no debe pasar por más impunidad ni borrón y cuenta nueva, porque el ex presidente Zelaya y su administración tienen muchas cuentas que rendir por presunta corrupción ante la justicia, y eso, a mi juicio, es innegociable"

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