La crisis global y la posibilidad de que emerja un socialismo democrático concitan la atención del también doctor en física y matemáticas Mario Bunge, quien ahora reside en Canadá y que llegó a la capital española para brindar una conferencia en la Casa de América.
Bunge, que con 18 años de edad fundó en 1937 la Universidad Obrera Argentina, es titular de 15 doctorados honoris causa y autor de miles de artículos en periódicos y revistas así como de 132 libros, siete de los cuales se publicaron en 2008. Ocupa hoy una cátedra en la canadiense Universidad Mc Gill y a sus 89 años sigue recorriendo el mundo participando en foros y dictando cursos.
A su paso por Madrid dialogó con IPS acerca de la actualidad internacional, de la situación social generada por la crisis económico-financiera global, de las posibilidades que existen para salir de ésta y del papel que cabe en ello a los científicos y tecnólogos.
IPS: ¿El responsable de la crisis global que soporta el mundo es el neoliberalismo?
MARIO BUNGE: Sí, seguramente. Esa ideología suicida y asesina preconiza la disminución del poder del Estado y en particular la abolición de los controles que precisamente impiden que el capitalismo se suicide, esos controles que fueron decisivos para enfrentar la crisis del 29.
Pero muchas de las (crisis) posteriores se podrían haber evitado si no se hubiese dejado a los financistas hacer lo que quisieran hasta de forma bastante estúpida, como prestar dinero a gente sin solvencia.
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Un ejemplo de esto se produjo en Estados Unidos, donde hubo empresas que recibieron préstamos superiores 20 veces a su propia riqueza. Con eso no solamente se iban al tacho sino que también ponían en peligro a los bancos que les prestaban el dinero.
IPS: Con la gran capacidad tecnológica que aumenta y se perfecciona día a día, ¿no se podría intentar hacer algo efectivo para erradicar el hambre en el mundo?
MB: No, la técnica no puede cambiar la situación social, se puede inventar o mejorar algunos procedimientos, pero sólo la política puede resolver los problemas sociales. La técnica puede ser una herramienta en esa situación, pero nada más.
IPS: Usted suele hablar de la democracia integral, ¿ésta se basaría en el capitalismo o se volvería a plantear el socialismo?
MB: Yo creo que hay motivos prácticos y morales para preferir el socialismo auténtico al capitalismo y que la construcción del socialismo no requiere la restricción de la democracia sino, por el contrario, su ampliación desde el terreno político a todo lo demás. A una democracia integral, que sea ambiental, biológica, económica y cultural además de política.
IPS: ¿Pero no es una utopía pensar en que se pueda desarrollar esa democracia integral? ¿Hay algún hecho que permita creer que se producirá?
MB: Puede tardar siglos en realizarse, pero su embrión nació hace más de un siglo, cuando se constituyeron las primeras cooperativas de producción y trabajo en Italia, basadas en empresas capitalistas en quiebra.
Un ejemplo parecido, más reciente y más modesto, es el movimiento argentino de las fábricas recuperadas, de empresas que fueron abandonadas por sus dueños por considerarlas improductivas y que sus trabajadores ocuparon y reactivaron, a partir de la crisis de 2001.
IPS: ¿Por qué no se producen movimientos similares en Estados Unidos, que está soportando una fuerte crisis en todos los niveles?
MB: Porque no hay en ese país sindicatos ni partidos progresistas que llevasen a la transformación en cooperativas a las grandes empresas en bancarrota, como la (firma transnacional de automotores) General Motors y AIG (la aseguradora American International Group).
Para que eso ocurriera se requeriría, además, la anuencia de los poderes públicos, pues involucra el reconocimiento legal de las empresas "recuperadas". Pero lo que ha estado haciendo el gobierno estadounidense es usar dineros públicos para rescatar esas empresas privadas en quiebra por mala gestión. O sea que está socializando las pérdidas y privatizando las ganancias.
IPS: ¿Qué cabe hacer entonces?
MB: Construir la democracia integral de a poco y desde abajo, con las cenizas del capitalismo en tren de autocombustión.
Esto quiero decir multiplicar las cooperativas y mutualidades, renovar los partidos socialistas con unas fuertes dosis de ciencia y tecnología sociales, fortalecer los sindicatos independientes, fundar centros de estudios de la realidad social y multiplicar las bibliotecas y universidades populares. En fin, que el socialismo tiene porvenir si se propone ir socializando gradualmente todos los sectores de la sociedad.
IPS: A fines de octubre se realizará en Estoril, Portugal, la XIX Cumbre Iberoamericana, que tendrá como tema central la innovación tecnológica y ciencia. ¿Cuáles son las decisiones fundamentales que se debería adoptar para que la colaboración entre los 19 países latinoamericanos y tres europeos que integran el bloque sea efectiva?
MB: Intercambio de científicos y técnicos. Ninguno de esos países tiene comunidades científicas homogéneas. En algunos hay muchos más matemáticos que en otros, en algunos hay más biólogos que en otros… están mal repartidos los recursos cerebrales y eso hay que enfrentarlo cooperando multilateralmente.
IPS: ¿Dentro de América Latina hay en la actualidad alguna cooperación que destacar?
MB. Existe la Asociación Latinoamericana de Biología, que es muy importante, la de física también, aunque se limitan a hacer reuniones conjuntas. La cooperación para ser tal debe ser mucho más intensa, con intercambio de gente, visitas más largas de los científicos de unos a otros países.
IPS: Tanto el capitalismo como el socialismo tienen como idea central que el aumento constante de la producción es básico para garantizar la prosperidad de la población. Pero ese aumento va acompañado del crecimiento de la contaminación y de la disminución creciente de los recursos naturales. ¿Qué alternativas hay?
MB. Creo que es un problema moral, político y educacional. Hay que acostumbrar a la gente a vivir en forma más austera, a no derrochar. Tenga presente que el consumo energético del estadounidense medio es al menos el doble que el de un sueco y éste vive mejor.
No hace falta que cada familia de clase media tenga dos automóviles. Lo que se necesita es cambiar el sistema de transportes, mejorar el servicio público, cambiar es el estilo de vida, ya que el consumo no es sinónimo de felicidad. Por ejemplo, los estadounidenses no viven más que los costarricenses, al contrario, viven menos.
IPS: Si hablamos de prosperidad y de cambios en la naturaleza ¿hasta dónde puede llegar el aumento de la población en el mundo? ¿Pueden los organismos internacionales hacer algo como lo hecho por China, de poner un límite a la cantidad de hijos por matrimonio?
MB: Sí, se podría, pero la vía más eficaz no es imponer desde arriba. Ya se ha visto que la gente disminuye automáticamente la natalidad cuando aumenta la prosperidad. La razón principal por la cual las mujeres de India tienen seis o siete hijos es porque dos o tres de ellos se ocuparán de los viejos y uno de ellos quizás llegue a tener un empleo permanente.
Al mejorar el nivel de vida, la salud, automáticamente tienen menos hijos. En el caso de China era un caso de fuerza mayor, o bien se imponía esa restricción a la libertad de procreación o iban al hambre masiva.
Sobre los recursos naturales, un ejemplo lo tenemos en Irán, donde el gobierno es reaccionario pero no tonto y es conciente de que no son eternos. Han conseguido la colaboración del clero y mediante una campaña de educación han conseguido que las familias limiten la cantidad de hijos por pareja y eso sin actos coercitivos.
IPS: ¿Cree que Cuba podrá llegar a un socialismo democrático?
MB: No lo sé, yo no soy profeta y tampoco estoy enterado. Creo que es posible siempre que abandonen el marxismo leninismo, que adopten las cooperativas como unidad de producción y que den libertad de pensamiento, libertad de expresión. No sé si tienen la intención de hacerlo, pero posiblemente se verán obligados y no porque haya gran oposición sino por la apatía.
En las dictaduras sucede que la gente se vuelve políticamente apática, no le interesa lo que pase, es lo que ocurrió en la Unión Soviética en el 89, nadie defendía a (Mijaíl) Gorbachov, la gente se había vuelto cínica, no participaba porque sabía que su opinión no contaba.
Pero pensemos que la democracia es posible y que llegará el momento en que estará en todo el mundo. Lo importante es que sea una democracia integral.