ECONOMÍA-BRASIL: La recesión más benigna del mundo

Aunque los títulos de la prensa dieron la noticia con tono y pompa de luto oficial, el anuncio de que «la mayor economía latinoamericana entró oficialmente en recesión» no causó alarma de analistas ni de autoridades en Brasil.

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El gobierno y quienes estudian la economía anticipaban el dato sobre la recesión como desenlace inevitable de una crisis mundial cuyo peor efecto, según dicen, ya pasó.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, lo advirtió a inicios de esta semana, pero los datos oficiales lo confirmaron este martes. En el primer trimestre de este año, el producto interno bruto (PIB) se contrajo 0,8 por ciento en relación a los últimos tres meses de 2008.

La definición técnica de recesión se refiere a una caída del PIB durante dos trimestres consecutivos. En ese último período del año pasado, el producto se había reducido en 3,8 por ciento.

El economista Francisco Barone, de la Fundación Getulio Vargas (FGV), consideró que la recesión técnica es apenas el coletazo de "lo peor" de la crisis financiera internacional que se sintió en los tres últimos meses de 2008.
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"Eso fue lo que se sintió en el primer trimestre. Pero el segundo comienza a mostrar mejora. Hay recesión técnica, pero el país está presentando señales positivas que alcanzan al total de la economía", opinó Barone en entrevista con IPS.

Barone, de la Escuela Brasileña de Administración de Empresas Públicas de la FGV, atribuyó la recesión a los efectos de la crisis en el sector productivo nacional.

El economista distinguió impactos por la disminución de las exportaciones brasileñas a mercados afectados por la crisis, como Estados Unidos y países europeos, y otros en el mercado interno.

Sectores clave para Brasil, que tienen un "efecto de cadena grande en la economía", como la industria automovilística, tuvieron una fuerte caída en noviembre, lo que inclusive generó medidas inmediatas del gobierno para contrarrestarla, como la disminución del impuesto a los automóviles, recordó.

Otros sectores "muy afectados", según Barone, fueron el de los productos electrodomésticos y el de la construcción civil, tradicionalmente "un gran impulsor de de la economía" y que también tuvo un importante incentivo del gobierno.

En relación a las exportaciones, el economista mencionó áreas cruciales para este país, como los productos textiles y los del complejo cárnico-frigorífico.

Barone y otros analistas no reaccionaron con alarma a la confirmación de la recesión, que preveían inclusive de manera más pesimista en medio de lo peor de la crisis.

"En verdad, lo que aseguró el bajo impacto de la crisis fueron los fundamentos sólidos de nuestra economía, estabilizada desde 1994", opinó.

Barone comparó el sistema financiero de Brasil con el de países desarrollados, como Estados Unidos. "Aquí ningún banco quebró. Lo único que ocurrió fue la fusión de los bancos Itaú y Unibanco, creando el mayor banco de América Latina", observó.

Aunque, en ese contexto, admitió que quienes se vieron más perjudicadas por la disminución de la oferta de crédito fueron las pequeñas y microempresas, cuando la banca se volvió muy selectiva para otorgar préstamos, con menores plazos e intereses más elevados.

Para el analista de la FGV, también el consumo interno tuvo una incidencia positiva en disminuir el efecto de la crisis, "porque no somos tan dependientes del mercado externo", destacó, al referirse al mercado real brasileño, estimado en 80 a 100 millones de consumidores.

"Mi previsión es que Brasil, en el segundo semestre del año, tendrá un crecimiento positivo, con un 1,5 por ciento de crecimiento acumulado al final del año", sostuvo Barone.

Para el analista de riesgo de la consultora financiera Modal Asset, Tomás Goulart, la economía nacional parece estar en un momento de franca recuperación y "lo peor ya pasó".

Según Goulart, lo que amortiguó los efectos negativos fue el consumo de las familias, como consecuencia "de una masa salarial elevada" y un desempleo "que no fue tan fuerte".

Ese panorama positivo incidió en la gran inversión de recursos en el mercado bursátil brasileño de las últimas semanas y en una fuerte valorización de la moneda nacional, el real, frente al dólar.

"El resultado frustró las expectativas de los pesimistas de siempre", celebró el ministro Mantega.

El mercado "enterito" no "acertó" en sus previsiones, según Mantega. "Todos preveían un resultado negativo mayor del que estamos anunciando", añadió.

También según el ministro, los datos del PIB son "viejos" pues todavía no consideran el momento actual de recuperación económica.

Pero Mantega admitió que no tiene una tarea fácil por delante, pues para mostrar un verdadero crecimiento económico, el gobierno tendrá que seguir tomando medidas para estimular el crédito y que éste llegue a los más afectados, las pequeñas y medianas empresas.

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