COSTA RICA: Un premio literario ofende a las mujeres

Las organizaciones de mujeres en Costa Rica están indignadas. La razón: la concesión por las autoridades culturales del premio nacional de literatura a un autor acusado de acoso sexual y a una obra en la que se venga de los movimientos feministas.

Carlos Morales recibió a fines de mayo de manos de la ministra de Cultura, María Elena Carballo, el galardón por su novela "La rebelión de las avispas", en una solemne ceremonia en el Teatro Nacional, en medio de alguna protesta de grupos de mujeres.

El Foro de las Mujeres, órgano consultivo del gubernamental Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu), fracasó en su demanda de anular el veredicto del jurado que "fomenta la violencia y la misoginia" y "hace apología de un delito".

El Foro, en el que participan todas las organizaciones de mujeres acreditadas en el país, decidirá en una asamblea general si lleva a la ministra y a los tres integrantes del jurado a los tribunales nacionales y a instancias internacionales por enaltecer la violencia machista.

Tita Torres, representante del Foro y de la asociación no gubernamental Alforja, explicó a IPS la indignación del movimiento de mujeres y precisó que el colectivo no está en contra del libro y su publicación, porque eso forma parte de la libertad de expresión.
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Pero sí considera una ofensa para las mujeres costarricenses que las instituciones ensalcen a un autor y una obra que violentan acuerdos internacionales contra la violencia de género, suscritos por Costa Rica. Las mujeres representan algo menos de la mitad de los 4,4 millones de habitantes del país.

El origen de la polémica está en 2002, cuando Morales fue expulsado de la pública Universidad de Costa Rica, donde era profesor de periodismo y dirigía el Semanario Universidad, después de que una investigación interna demostró que había cometido "hostigamiento sexual" contra una redactora de la publicación.

"Fue un gran logro, por primera vez se demostró un caso", explicó Torres. La expulsión "supuso un precedente en la universidad y en todo el sector público y educativo", argumentó.

El rectorado universitario despidió a Morales con base en el reglamento interno en materia de acoso y hostigamiento sexual, que desde 1997 protege a estudiantes, docentes y personal administrativo de presiones con fines sexuales desde una posición de poder.

Pero el caso no traspasó el claustro para llegar a la justicia, recordó Morales a IPS. "Nunca hubo un proceso judicial, sino un procedimiento administrativo y un despido", recordó el autor, para quien su obra es fruto de "una expresión personal, que tiene toda la pasión del momento".

Morales dijo que el proceso administrativo en su contra fue un montaje "del que se burla el libro". Reconoció que la novela es "un desquite" contra las acusaciones y las feministas, aunque espera "que sea mucho más que eso".

Para Torres es "muy grave" que el gobierno galardone una obra con un contenido muy agresivo contra la mujer. "Se envía una señal a la sociedad premiando a un acosador, tal y como ya reconoció la comunidad universitaria, es un retroceso muy importante", dijo.

La dirigente recordó que el caso de Morales fue emblemático en este país centroamericano, a favor de los derechos de las mujeres a no sufrir acoso en los espacios educativos y laborales.

Ahora, según el Foro de Inamu, este efecto positivo se neutraliza y "se da una señal a favor de la impunidad", que hace reflexionar sobre la necesidad de una reforma en la Ley de Hostigamiento Sexual contra las Mujeres en el Empleo y la Docencia.

Torres explicó que no se llevó a Morales a los tribunales por la dificultad manifiesta que existe para que un caso de este tipo prospere en la justicia penal. "Es parte de las reformas necesarias" para que la ley sea un instrumento útil en los tribunales.

EMBESTIDA CONSERVADORA

La indignación del colectivo organizado de mujeres es avivada porque el premio se inscribe en una "embestida conservadora" que se vive en este país en lo relativo a los derechos de las mujeres y de las opciones diversas en materia de género.

Entre otros episodios de esa alegada embestida, Torres citó la decisión del Tribunal Constitucional de debilitar la ley penal de violencia contra la mujer al eliminar de su texto dos de los delitos más frecuentes, la demanda para que traspase el permiso del aborto terapéutico del Código Penal a la Ley de Salud, o la oposición a que se legalice la unión entre personas del mismo sexo.

En su obra, Morales arremetió contra otra conquista de las mujeres costarricenses, las cuotas femeninas en la elección a cuerpos colegiados. El autor arguyó que "la mujer es más capaz que el hombre en muchos espacios, puede competir como igual, darle cuotas es discriminarla".

Tita Torres subrayó que la medida a favor de la paridad en la participación política es un gran éxito del movimiento feminista nacional. Gracias a ella, 40 por ciento de la Asamblea Legislativa actual está conformada por mujeres y el colectivo femenino promueve que en las listas de partidos la cuota se eleve de 40 a 50 por ciento.

Para el Foro de las Mujeres el otorgamiento del premio "riñe con la ética" y Torres reflexionó que el que "la gente se ría con chistes homofóbicos, machistas, misóginos, racistas y antilésbicos no quiere decir que tal cosa esté bien".

Comisiones académicas universitarias también calificaron de "inaceptable" que se premie a Morales "con una dotación económica, que sale del dinero que pagamos todos y todas las contribuyentes, incluyendo los cientos de miles de mujeres afectadas por las diversas manifestaciones de la violencia sexista".

Morales, por su parte, dijo sentirse víctima de un "movimiento ‘feminazi’, que busca una agenda política", y aseguró que él hace una defensa de la mujer "justa, que respalda el intento de recuperación de los derechos humanos".

La polémica ha actuado, de hecho, como una gran promoción para la novela, de la que se imprime ahora su tercera edición, después de venderse 2.000 ejemplares, lo que no es habitual para obras de autores costarricenses.

El Foro de las Mujeres del Inamu concentra su indignación en el jurado que eligió a comienzos de año la obra como la mejor novela nacional de 2008 y, más aún, en la ministra de Cultura, que no atendió las demandas de las organizaciones de mujeres.

La ministra Carballo insistió que el reglamento del premio establece que "los fallos del jurado son inapelables" y que a su despacho no correspondía atender polémicas sino una eventual decisión de un tribunal.

También en la Asamblea Legislativa se demandó sin éxito la anulación del dictamen. La diputada Edine von Herold, del gobernante Partido Liberación Nacional, dijo en una sesión del plenario en mayo que "es una vergüenza que se premie con un galardón nacional" a una obra "que se burla del acoso sexual".

La diputada se quejó de la falta de sensibilidad en la sociedad y en las instituciones por un delito que violenta diariamente a la mujer. "Si todos los costarricense supieran que a nuestras hijas las están acosando en las instituciones de la caja (seguridad social) o en la municipalidad de San José o en las cooperativas, esto cambiaría", reflexionó.

El laureado escritor Alfonso Chase criticó ácidamente la falta de calidad del texto, pero más aún a un jurado que "no buscó premiar el esfuerzo artístico de los narradores costarricenses sino un artilugio verbal que reproduce, denigratoriamente, todos los estereotipos que se usan contra las mujeres, las feministas o las lesbianas".

En su próxima asamblea, las organizaciones de mujeres decidirán si emprenden acciones legales contra la ministra Carballo o los miembros del jurado, pero nunca contra el autor. En un comunicado, el Foro explicó que también estudiarán si "recurriremos a los mecanismos internacionales que tutelan nuestros derechos humanos".

El Foro recordó que la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, ratificada por Costa Rica en 1984, obliga al Estado a "modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres".

Esto con el fin de "alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y mujeres".

"Definitivamente, con este premio, el Estado incumple con este compromiso", concluyó Torres.

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