SALUD-MÉXICO: Escuela recupera profesión de parteras

La comunicóloga mexicana Marla Vargas tuvo a su bebé en la tina de su casa y atendida por una partera, porque «quería tener una experiencia diferente, y para mi hijo una mejor llegada al mundo».

Estudiantes en plena clase Crédito: Gentileza CASA
Estudiantes en plena clase Crédito: Gentileza CASA
La práctica mexicana de la partería se remonta a las culturas prehispánicas que habitaban este país antes del arribo de los conquistadores españoles en los inicios del siglo XVI. En muchas comunidades rurales, las parteras son la única opción para atender embarazos y partos ante la insuficiente cobertura de los servicios de salud estatales.

Pero la formación de estas profesionales es escasa en este país de casi 107 millones de habitantes. En esta urbe de arquitectura colonial, situada a unos 300 kilómetros al noroeste de Ciudad de México, funciona la única escuela mexicana de parteras con reconocimiento oficial, a cargo del no gubernamental Centro para los Adolescentes de San Miguel de Allende (CASA).

"La escuela nació con el objetivo de dar la oportunidad a mujeres de tener una atención de calidad", dijo a IPS Maricruz Coronado, partera y directora de CASA desde 2008.

La organización nació en 1981 y su Escuela de Parteras en 1997. Desde entonces, se han graduado 38 profesionales y en la actualidad se forman 32 jóvenes mujeres provenientes de todos los puntos del país, buena parte de ellas hijas de parteras tradicionales.
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La Organización Mundial de la Salud define a las parteras tradicionales, o matronas, como "una persona (generalmente una mujer) que asiste a la madre en el curso del parto, y que inicialmente adquirió sus habilidades atendiendo ella misma sus partos o trabajando con otras parteras tradicionales".

Desde 1919 las profesionales están agrupadas en la Confederación Internacional de Parteras, que en la actualidad aglutina a 88 asociaciones de 75 países. Desde 1992, cada 5 de mayo se celebra el Día Internacional de las Parteras, para resaltar su papel a favor de la salud de millones de mujeres en el mundo.

CASA recluta a las estudiantes en comunidades rurales, en las cuales la única atención médica para las embarazadas está en manos de matronas. Tras graduarse, las jóvenes retornan a sus comunidades con conocimientos que les permite mejorar los cuidados prenatales y natales de las mujeres.

Las aspirantes pagan mensualmente unos 45 dólares, mientras que la organización subsidia el alojamiento, los materiales educativos y los uniformes. Los requisitos de ingreso son estudios secundarios completos, una edad superior a 18 años y provenir de una comunidad rural.

AYUDAR A LA COMUNIDAD INDÍGENA

"En mi comunidad no hay servicios médicos. Las mujeres tienen que trasladarse al hospital más cercano, que queda a 45 minutos de caminata y otros 40 en autobús", relató a IPS Noemí Salazar, una de las alumnas que está por graduarse.

Salazar, de 26 años y madre de dos hijos, viene de una comunidad indígena del sureño estado de Veracruz.

El parto asistido por una partera reduce la mortalidad materna e infantil y ayuda al nacimiento de bebés más sanos.

"En las comunidades rurales las parteras son las que salvan a las madres y a los bebés", resaltó Coronado, la directora de CASA.

México posee tasas de morbilidad por embarazo, parto y puerperio —entre seis y ocho semanas posteriores al parto— de casi 50 por ciento, y de mortalidad infantil neonatal de 22 por cada 1.000 nacidos vivos, según cifras oficiales.

Más de 51 por ciento de la población mexicana es femenina. La mortalidad materna es de 52 fallecidas por cada 100.000 nacimientos.

México cuenta desde 1993 con una norma oficial de alcance nacional que regula la atención de la mujer durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como al recién nacido.

La profesionalización de las parteras implica sistematizar una serie de conocimientos tradicionales y complementarlos con enfoques médicos, con el objetivo de reducir los riesgos del parto y garantizar la salud de la madre y del recién nacido. "Es inmejorable la calidad con la que la mujer es atendida, respetando sus tiempos y necesidades. Transita bien su periodo de parto. Además, el bebé nace más tranquilo, adaptándose al exterior y muy apegado a la madre", explicó Coronado.

La parturienta puede escoger la posición en la cual quiere parir, acostada boca arriba, sentada, hincada, de pie o en el agua. Durante el proceso puede recibir jugos naturales, medicamentos homeopáticos y masajes, así como practicar algunos ejercicios.

Antes de dar a luz, Marla Vargas tomó un curso de seis meses para conocer el proceso y saber cómo actuar en el parto, en el cual la acompañaron la partera, su esposo, su mamá, su abuela y su hermana.

"No me sentí cansada o agotada ni me separé del bebé", dijo Vargas a IPS, al relatar sonriente su experiencia de cinco horas de labores de parto.

En el país hay unas 22.000 parteras que anualmente atienden más de 300.000 partos en las comunidades rurales, según datos oficiales. Pero la cifra se queda corta, porque se sabe que hay un número indeterminado de mujeres que no han sido censadas.

En 2008, CASA atendió 345 nacimientos y su meta es aumentar la cifra este año. En México se registraron en 2007 más de 135.000 alumbramientos en hospitales públicos y privados.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática indican que los estados con mayor porcentaje de partos asistidos por parteras son los sureños de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco y Veracruz.

Justamente, es en ellos donde se concentra la pobreza más grave en el país y donde vive el mayor porcentaje de integrantes de los 62 pueblos originarios con sus respectivas lenguas, y que aglutinan 12 millones de personas.

EL DON DE LA VIDA

Antonia Córdova, habitante de San Miguel de Allende, es una de las seis parteras que enseñan a sus futuras colegas y una de las más antiguas integrantes de CASA, a la que llegó en 1988. "Comencé en esto por casualidad, como todas las parteras. Me emocionó hacerlo y me gustó, pero luego vi los riesgos que asumí", contó a IPS.

Córdova, cuya hija egresó de la escuela hace tres años y quien también labora en CASA, olvidó ya en cuántos partos ha participado, pero mantiene aún el asombro ante lo que llamó "el don de la vida", que ella ayuda a que produzca sin traumas.

En CASA, el programa de estudios es de tres años e incluye materias como biología, anatomía y ginecología, con un aporte de conocimientos y habilidades que le valió obtener la mayor puntuación en un estudio de 2006 sobre tres modelos mexicanos.

El Instituto Nacional de Salud Reproductiva y el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de la estadounidense Universidad de California otorgaron al programa 85 por ciento de 223 variables posibles.

El segundo modelo fue el de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, que absorbió la formación propia de las parteras con la titulación única de enfermería, que obtuvo 54 por ciento. El modelo de la Escuela de Medicina de la misma universidad logró 45 por ciento.

"CASA pone énfasis en el trabajo de equipo y las relaciones interpersonales. Los estudiantes más avanzados ayudan a los de menos experiencia y apoyan la construcción de equipos dentro de la comunidad de partería", detalló el informe.

A diferencia de países como Chile y Argentina, la partería no es una carrera en la educación universitaria y enfrenta muchos obstáculos para su integración a los sistemas de salud, reconoció Coronado.

"La partería puede ser masificada y así se tendrían mejores resultados y se educaría a las mujeres", señaló la argentina Débora Clavé, directora de la escuela. Originaria de la sureña provincia argentina de Chubut, Clavé llegó a CASA de voluntaria y coordina la institución educativa desde julio pasado.

Además de la escuela, CASA maneja otros 10 proyectos, entre ellos un hospital y una guardería para niños y niñas desde dos meses hasta los tres años. Ahora la organización busca abrir centros educativos similares en Oaxaca, Chiapas y Guatemala, país centroamericano con que México limita al sur y donde hay unas 20.000 parteras.

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