«Muy probablemente la población desplazada va a tener un mayor riesgo de desenlaces negativos» si surge en Colombia un brote de la llamada gripe porcina, advirtió el representante en este país de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Pierre Paolo Balladelli.
El también representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que ese mayor peligro se debe a que entre estas personas alejadas de sus lugares de origen por la guerra civil «las tasas de desnutrición son más altas que en la población no desplazada y eso incide mucho en el sistema inmunológico, en las capacidades de defensa del individuo».
«Por eso, por una cuestión de equidad, tenemos que ponerle muchísima atención a toda la población desplazada», agregó, al responder a una pregunta de IPS en una rueda de prensa en la sede bogotana de OPS/OMS que buscó mitigar la creciente alarma en la población colombiana ante la aparición en México, Estados Unidos y otros países de la extraña cepa de gripe A/H1N1.
[related_articles]La longeva guerra entre guerrillas de izquierda y fuerzas contrainsurgentes estatales y paramilitares ha expulsado de sus hogares desde 1985 a más de 4,6 millones de personas, según la principal fuente no gubernamental sobre esa estadística, la Consejería para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes).
La Agencia Presidencial de Acción Social registra poco menos de tres millones de desplazados. Pero la cifra oficial tiende a aumentar, tras órdenes de la Corte Constitucional que obligan al gobierno a eliminar obstáculos para la inscripción ante el Estado.
Dicha Corte determinó en 2004 un «estado de cosas inconstitucional» en la situación social de la población desplazada, es decir una violación masiva de sus derechos. Desde entonces ha emitido unos 50 autos (órdenes) para que el gobierno del derechista Álvaro Uribe elabore y aplique políticas públicas al respecto.
Según Codhes, «casi un millón de personas han sido desplazadas en los últimos tres años».
El 96 por ciento de los desplazados viven en la pobreza y más de 80 por ciento tienen ingresos incluso por debajo de la línea de indigencia. Apenas 14 por ciento gana más que el salario mínimo, equivalente a unos 253 dólares.
[pullquote]1[/pullquote]Se indica también que la mayoría de las personas alejadas por la fuerza de sus hogares son mujeres que, «además de estar sumergidas en la pobreza, normalmente son cabezas de familia con hijos menores de edad que mantener y proteger», establece el informe «Justicia y seguridad para las víctimas del conflicto armado Análisis con perspectiva de género», presentado este miércoles por la alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz.
La Encuesta Nacional de Verificación de la Comisión de Seguimiento a la Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, que observa los indicadores adoptados por la Corte en 2007, señala que más de la mitad de los encuestados afirmaron que consumen sólo dos de las tres comidas diarias.
Apenas cinco por ciento de ellos habitan una vivienda acorde con los parámetros básicos de dignidad que reclama la Corte Constitucional.
A pesar de estos datos negativos, Balladelli consideró «que el acceso al servicio de salud en este momento está suficientemente logrado» para la población desplazada.
Esto es así «gracias a una serie de medidas que han tomado el Ministerio de Protección» Social y también «las autoridades territoriales, los recursos que se han asignado y las intervenciones a favor, como la de la Corte Constitucional», abundó.
«En este momento estamos más preocupados por las llamadas comunidades receptoras (de desplazados). Porque tienen un grado de pobreza que se asemeja mucho a la población desplazada, pero muchos de ellos no tienen un fácil acceso a las medidas», advirtió Balladelli. «Allí podrían determinarse problemas más graves», apuntó.
El representante de la OMS/OPS anunció que esas organizaciones distribuyeron entre las entidades y asociaciones humanitarias una «guía para la aplicación de medidas en contra de una posible pandemia para poblaciones desplazadas».
La OMS aún mantiene el alerta 4, en su escala de 1 a 6, que significa riesgo de pandemia, y hasta el último de sus boletines, del martes, indicaba que en México habían muertos siete de las 26 personas a las que se confirmó la infección de la llamada influenza o gripe porcina. Pero hay otros 126 fallecimientos cuyas causas pueden deberse al mismo mal y unas 2.000 con sintomatología sospechosa, que es fiebre alta, dolor de las articulaciones y escurrimiento nasal.
También se han confirmado hasta ahora 64 casos de contagio del virus A/H1N1 en Estados Unidos, seis en Canadá, dos en España, dos en Israel, tres en Nueva Zelanda y dos en Gran Bretaña.
«Todas las entidades aquí en Colombia ya tienen esta guía de la OMS, que les permite organizar las medidas que se toman con la población desplazada», señaló.
Indicó que «hay toda una serie de medidas preventivas que hay que tomar con la población desplazada: intensificar todo el tema de nutrición, pero también buscar evitar el hacinamiento y dar a ellos todas las medidas de protección, como a los demás».
«Sabemos que va a ser muy difícil para muchas personas que están en desplazamiento lograr salir del lugar en donde están viviendo con muchas otras personas», dijo Balladelli.
«Entonces, allí va a aumentar el riesgo», agregó, pues la recomendación de la OMS es evitar aglomeraciones, para hacerle regates a la epidemia.
Pero IPS conoció que la guía distribuida sería un texto más aplicable a los grandes campos de refugiados de África, donde se hacinan en condiciones infrahumanas entre 500.000 y 1,5 millones de personas.
Tras huir de zonas de guerra en Colombia, inicialmente la población que se desplaza masivamente se concentra en albergues temporales, como centros comunitarios o escuelas.
Sin embargo, según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), dos terceras partes de los desplazados no huyen de combates sino de amenazas y otras acciones específicas para despejar de población los territorios.
Esto lleva a que 80 por ciento no se desplaza en grandes grupos, sino individualmente o en grupos pequeños, según ese organismo humanitario.
Así, la mayoría de los desplazados internos en Colombia no llegan a albergues, sino a cuentagotas a dormir en las calles de las grandes ciudades o hacinados en viviendas en zonas de pobreza urbana.
«Son lugares donde los servicios de saneamiento ambiental son más precarios, los servicios públicos tienen menos nivel de desarrollo y por lo tanto allí las posibilidades de contagio son mayores en caso de una epidemia de esta naturaleza», advirtió Marco Romero, presidente de Codhes.
Según la mencionada encuesta, 70 por ciento de los desplazados están afiliados al sistema de salud subsidiado, el mismo que cubre a las comunidades receptoras en la miseria.
El problema es la calidad de ese servicio y la capacidad del sistema.
Los desplazados señalan en tiempos normales múltiples «barreras de acceso» para ser atendidos, incluyendo que les dan citas médicas para entre tres y cuatro meses después de que las solicitan y que los centros de urgencias permanecen tremendamente congestionados.
«En caso de epidemia, el sistema de salud colombiano no está preparado para encarar una concurrencia masiva», subrayó Romero a IPS.
«La gente pertenece al sistema de aseguramiento más frágil que hay, que es el régimen subsidiado», agregó, «un sistema que puede colapsar».
De hecho, la Secretaría de Salud de Bogotá reportó el martes «que la gente está empezando a acudir masivamente por el temor a la gripe porcina, y que esto estaba congestionando ya todos los hospitales. Entonces ¿qué tal que se presentara realmente una epidemia? Ahí no habría capacidad», alertó Romero.