En Estados Unidos persiste una «islamofobia virulenta», según Munir Jiwa, director del Centro para los Estudios Islámicos en la Unión Teológica de Graduados de la Universidad de California en Berkeley.
Sin embargo, en su discurso del 6 de este mes ante el parlamento turco, en el día final de su gira europea, el presidente Barack Obama elogió a los estadounidenses musulmanes por "enriquecer" a su nación.
Jiwa, profesor de estudios islámicos, dijo a IPS que entre quienes no votaron a Obama en las elecciones del 10 de noviembre hay aun más antimusulmanes. "Ellos piensan que hemos votado a un 'musulmán en el armario', y que alguna vez saldrá del armario", señaló.
La última encuesta del Centro de Investigaciones Pew para el Público y la Prensa reveló que 12 por ciento de los estadounidenses creen que Obama es musulmán.
Eanto republicanos como demócratas compartieron este error de concepto. Obama es cristiano.
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En entrevista con IPS, Jiwa habló sobre las expectativas de los musulmanes estadounidenses ante su nuevo gobierno, de la islamofobia en este país y de la imagen de su comunidad.
IPS: ¿Los musulmanes estadounidenses tienen libertad para expresarse?
MUNIR JIWA: Cuando los musulmanes son críticos del proceso político nacional, se los ve como radicales antiestadounidenses. Cuando otros hacen lo mismo, se dice: "Miren cuán democráticos somos
Permitimos múltiples voces."
Los negros son el ejemplo perfecto de esa contradicción. Cuando se mostraban críticos, se los consideraba revolucionarios. Por eso la campaña de Obama no invocó ni una sola vez a Malcolm X (el activista musulmán y radical por los derechos civiles de la minoría negra, asesinado en 1965). Y sin embargo tenemos sellos postales que lo recuerdan.
IPS: Según algunos informes, 90 por ciento de los musulmanes votaron a Obama en noviembre, aunque tradicionalmente se habían inclinado por candidatos republicanos. ¿Por qué?
MJ: Es difícil evaluar patrones de voto entre los musulmanes. Antes de las elecciones, hubo bastante ansiedad en nuestras comunidades. Esa ansiedad se convirtió en desilusión con Obama ya en la presidencia. Su retórica no pareció entonces tan alejada de la de (su antecesor George W.) Bush (2001-2009).
Cuando predominaba la sensación de una mayor inclusividad, Obama tomó distancia de las comunidades musulmanas. Cualquier conexión con los musulmanes era considerada problemática.
Es interesante que los musulmanes se sintieran tristes, ofendidos y marginados por esto. Porque, al mismo tiempo, nuestras comunidades tienen esperanzas reales, como nunca antes, respecto de su participación en el proceso político estadounidense.
A menudo se contuvieron para que no se los percibiera como apoyando abiertamente a Obama, pues eso podría perjudicar su candidatura.
IPS: Desde las elecciones, el presidente ha hablado reiteradamente sobre sus diversos antecedentes religiosos, mostrando su interés en todas las comunidades, entre ellas la islámica.
MJ: Obama tiene antecedentes globales: un padre musulmán de Kenia —aunque él alega que no era practicante—, una infancia vivida parcialmente en Indonesia
Para muchos musulmanes, el solo hecho de saber eso es importante.
Para algunos estadounidenses, estas circunstancias vuelven a alguien poco patriótico. Si se es un ciudadano global, no se es lo suficientemente estadounidense. Y muchos musulmanes leyeron esto del modo opuesto: "Eso es lo que hace a un gran estadounidense".
La primera persona a la que llamó luego de ser electo fue el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, y su primera entrevista con un canal internacional de televisión fue con Al Arabiya. También mencionó a los musulmanes en su discurso de asunción. Todas estas cosas combinadas van en la dirección correcta.
IPS: ¿La marginación posterior a los atentados del 11 de septiembre de 2001 radicalizó a los musulmanes de Estados Unidos?
MJ: Pienso que eso es muy marginal. Con todo el trabajo que he hecho en las mezquitas, especialmente luego del 11 de septiembre, percibí, más bien, lo opuesto. Muchos acuden a las mezquitas porque les brindan un ámbito espiritual, una comunidad, una oportunidad de llevar a la práctica sus obligaciones islámicas.
De hecho es un lugar donde se conversa no sólo sobre qué significa ser musulmán, sino también sobre qué significa ser musulmán en Estados Unidos, en términos de realizar el bien común.
IPS: Cuando un periodista va a una mezquita y quiere tomar una fotografía, los musulmanes dan vuelta el rostro. Cuando ven a un equipo de camarógrafos, se retiran. ¿Por qué tantos musulmanes en Estados Unidos temen ser identificados como tales?
MJ: Con toda razón, creen que cualquier cosa que digamos será usada en nuestra contra. Incluso cuando visitábamos las mezquitas como investigadores recibíamos toda clase de preguntas: "¿Por qué quiere investigar esto? ¿Quién lo va a leer? ¿Quién lo va a oír?"
Con la Ley Patriótica y la vigilancia a las comunidades musulmanas, la gente tenía miedo de hablar. No la culpo. Es muy fácil sacar de contexto lo decimos y usarlo en contra nuestra, y vemos eso todo el tiempo. Por ejemplo, en los campus universitarios vemos esfuerzos horribles por marginar a los musulmanes.
IPS: ¿Usted tiene alguna experiencia personal a este respecto?
MJ: Muchos de nosotros, como académicos, fuimos puestos en listas de vigilancia, lo que nos hizo muy difícil viajar. A mí me interrogaron sobre mi viaje a Siria y a Bosnia-Herzegovina, donde trabajé en 1995. Había visitado esos países con mi pasaporte viejo, y cuando me convocaron estaba viajando con el nuevo, porque el otro había expirado. Y me preguntaron cómo había ingresado allí si los sellos de esos países no figuraban en mi nuevo pasaporte.
Así que uno sabe que está en alguna base de datos, y ellos saben a dónde viajó uno. Pero si uno les dice que trabaja en las artes y está interesado en la cultura visual, no lo entienden. En general, lo mío fue una molestia mínima, en comparación con la que han sufrido otros musulmanes.
IPS: ¿Qué esperan los musulmanes estadounidenses del presidente Obama?
MJ: Quieren lo mismo que todos los demás estadounidenses: un sentido de participación política, mejor educación, mejor atención de la salud. Hay una sensación de que los musulmanes son marginados. Son vilipendiados constantemente en los medios de comunicación y en la vida real.
Tenemos la sensación de que esto cambiará si se elabora una retórica nacional en torno a palabras como "respeto" y "escuchar". Que Obama llegue al mundo musulmán es una señal esperanzadora, pero luego deben concretarse las acciones.