Las mujeres en Paraguay aprendieron a decir lo que quieren y a pelear por ello, aseguró a IPS la líder feminista Line Bareiro, cuya trayectoria en defensa de los derechos humanos le ha valido ser candidata a integrar el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw).
Su postulación es impulsada por el gobierno, organizaciones feministas y de mujeres y redes internacionales de la sociedad civil. Doce de los 23 integrantes del Comité Cedaw (por sus siglas en inglés) serán elegidos en noviembre por los 183 países que ratificaron la Convención que creó el instrumento, en una votación secreta, y tendrán un mandato de cuatro años a partir de 2010.
Politóloga y abogada de profesión, Bareiro es una histórica activista con notoriedad mundial como experta en derechos humanos, democracia e igualdad de género.
En una entrevista con IPS, la líder feminista repasó los principales temas de la agenda sobre los derechos de las humanas, en la escena local, regional y mundial.
IPS: ¿El dicho guaraní "Kuña kuimba'épe ha so'o mbarakajape" (la mujer es para el hombre lo que la carne para los gatos) sigue vigente en la sociedad paraguaya?
LINE BAREIRO: Ese pensamiento es parte del patriarcado paraguayo, que no es muy elaborado, al contrario del patriarcado alemán, por ejemplo, que sí fue muy elaborado porque sus grandes filósofos eran misóginos y determinaron el pensamiento occidental.
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En Paraguay es algo brutal. Este tipo de machismo, con el rasgo latinoamericano de brutalidad patriarcal, tiene vigencia. Pero creo que esto está cambiando en amplios sectores, principalmente porque las mujeres están ganando lugar.
IPS: ¿Qué fue lo más difícil que enfrentó en su lucha en defensa de los derechos de la mujer?
LB: Las mayores dificultades las tuve en la construcción de una institucionalidad democrática en Paraguay y en las tensiones internas del movimiento de mujeres. No tengo problemas en enfrentar a quienes piensan diferente, pero sí fueron muy difíciles para mí las tensiones internas del movimiento de mujeres. Y lo es ver que las instituciones a las cuales apostamos no funcionan de la manera esperada.
IPS: ¿Cuál es la situación de la mujer trabajadora?
LB: La única discriminación legal en materia laboral es la discriminación hacia las trabajadoras del servicio doméstico. Ellas no tienen igualdad legal y se trata de la principal ocupación de las mujeres en Paraguay, y en América Latina. Si el combate a la pobreza lo hacemos desde una perspectiva de género, tenemos que trabajar intensamente este tema.
A nivel de salario mínimo, no hay casi diferencia entre los géneros, pero los estudios muestran que cuanto más se asciende, hay más discriminación.
Ahora bien, tenemos formas terribles de discriminación vinculadas con el acoso sexual y las dificultades en la cotidianeidad. En Paraguay todavía se mantiene esa figura de que la que sabe es "la vice" (segunda), mujer, y el número uno es hombre, y ella hace la mayor parte del trabajo.
IPS: ¿Hubo avances en la participación política de las mujeres?
LB: Pocos. El Cedaw tuvo que reiterar sus recomendaciones a Paraguay sobre este tema, le dijo: cambie su legislación. Nuestra cuota de 20 por ciento para las internas de los partidos se traduce en aproximadamente en 10 por ciento en el parlamento y en el poder local. En síntesis, nuestro país se encuentra por debajo de la media de la región, que es aproximadamente de 15 por ciento.
IPS: ¿La violencia intrafamiliar sigue viéndose como una situación de la esfera privada?
LB: Hay un avance importante, porque es muy distinto pensar en que es un tema de negociación privada y saber que cuentas con el Estado para eso. Es importante, incluso por una cuestión que puede no gustarnos mucho, porque la sociedad prefiere atender los problemas de una mujer víctima, así que hay algún nivel de atención. Ya no es tan frecuente que vayan a la policía y les digan "volvé a tu casa".
Todavía no pasamos a la segunda generación de leyes. La ley 1.600, contra la violencia doméstica, es un gran logro, pero aún no pasamos a esa segunda generación, a una penalización, y, por supuesto, no se ha incorporado el femicidio.
En algunos puntos, los medios de comunicación están muy atrasados porque todavía lo presentan como crimen pasional cuando es un asesinato por razón de género.
IPS: ¿Cómo está Paraguay en cuanto al cumplimiento del Tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio (3ODM), el de lograr la equidad de género?
LB: Mal. Y no sólo en el 3, lo peor es la muerte materna. Es un indicador que no se mueve en Paraguay ni en la región. También el indicador de la pobreza es vergonzoso.
Pero en igualdad sí ha habido avances por acción de las mujeres. Cuando nos decidimos a empujar, las cosas cambian. Avanzamos menos cuando tratamos de seducir y convencer para compartir el trabajo doméstico, la crianza de las criaturas, y sucede igual en otros países.
Este es un país con mujeres muy fuertes históricamente y que, con excepciones, habían resignado sus derechos. Pero ahora no, aprendimos a querer cosas y a decir lo que queremos y a pelear por eso.
IPS: En el ámbito mundial, ¿cuál es su análisis sobre los avances ocurridos en la defensa de los derechos de la mujer?
LB: Creo que el mundo no estaba preparado para esto. Los estados no estaban preparados para atender el tema de los derechos humanos en general. Menos aún para abordar la igualdad de las mujeres y para que las mujeres tomen el lugar que les corresponde como la mitad de la humanidad.
Vivimos en un momento en el cual se conjugan las formas patriarcales más duras, junto con la posibilidad real de ejercicio de poder de las mujeres, de transformaciones, de consagración y de ejercicio de sus derechos en amplios sectores.
En Paraguay y en toda América Latina no conseguimos todavía traducir en leyes nacionales la Convención Interamericana de Belem do Pará para erradicar la violencia contra la mujer. Necesitamos que en las constituciones que estamos consagrando las mujeres no nos quedemos afuera.
IPS: ¿Por qué es importante el comité Cedaw?
LB: El Comité estudia lo que los gobiernos afirman haber hecho para cumplir con la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra las Mujeres.
Las expertas y expertos del Comité reciben los informes y hacen observaciones y recomendaciones. Hay un elemento que las mujeres valoramos y es que el Comité tiene un pensamiento muy avanzado y aporta argumentos con sus observaciones y recomendaciones, y depende de las organizaciones de derechos humanos, del movimiento feminista y de mujeres, lograr que eso se aplique.
Adicionalmente, hay un grupo de países que ratificó el Protocolo Facultativo de la Convención. En nuestra región lo hicieron todos menos cuatro.
Las mujeres de los países que sí lo hicieron pueden llevar un caso ante el Comité, lo pueden hacer solas o en grupo. La respuesta del Comité tiene un valor especial porque su fundamentación no sólo ve los casos con perspectiva de derechos humanos, sino que incluye la perspectiva de género.
IPS: Su camiseta tiene impresos unos labios rodeados de la frase "tu boca fundamental contra los fundamentalismos", ¿qué hay detrás del mensaje?
LB: Es parte de una campaña que lleva adelante la Articulación Feminista Marcosur (figuras y organizaciones de siete países sudamericanos). Es fascinante, porque con las ideas, nosotras combatimos a la gente que pretende que los poderes del mundo no muten.
No estamos con ningún fundamentalismo, estamos por las sociedades democráticas, y en éstas se puede hablar sobre todas las cosas, aunque estemos en desacuerdo, y así se van resolviendo las cosas. Todo eso lo resume "tu boca fundamental contra los fundamentalismos".