Una buena atención médica es ahora posible en Iraq, pero sólo para los que tienen dólares.
"No tiene sentido ir a un hospital público donde no te atienden bien, no funcionan los instrumentos, hay colas y, en definitiva, te ve el mismo médico que en las clínicas privadas", señaló Mohammad Abbas, de 35 años, funcionario del Ministerio de Petróleo.
En el Hospital San Rafael, del barrio bagdadí de Karrada, encontró la atención rápida que estaba dispuesto a pagar. Como él, todos los que pueden dejan su dinero en las instituciones privadas. Pero no son muchos porque 50 por ciento de la población económicamente activa no tiene trabajo.
Mucha gente hace todo lo posible para encontrar el dinero para atenderse en las instituciones privadas.
"Los hospitales públicos son un desastre", señaló Hayder Abud, de 30 años, quien pagó por un chequeo. "Cuando finalmente te atiende un doctor, está apurado, mal dormido y nadie te garantiza que lo haga bien". Pero la mayoría de los exámenes son gratuitos.
[related_articles]
Una radiografía puede costar 40 dólares en una clínica privada. Pero te la hacen en el momento.
"El Ministerio de Salud tiene graves deficiencias", señaló Khaled, gerente del Hospital San Rafael, quien pidió reserva de su identidad. "Tuvimos problemas con ellos porque ahora atendemos a muchas personas más".
El sistema de salud pública está por el piso. Era uno de los mejores de la región antes de las sanciones económicas dispuestas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por más de 12 años, seguidas de la invasión y ocupación encabezada por Estados Unidos en 2003.
Ahora tienen poco personal. Hubo un pequeño aumento de sueldo en los últimos tres años que atrajo a algunos doctores, pero no se compara con los del sector privado.
Un médico general gana unos 300 dólares al mes en un hospital público, la mitad o un tercio de los privados, lo que lleva a muchos a desertar.
"Mi familia no vivía con ese sueldo", señaló el anestesista Kubayir Abbas, de 24 años. "Así que decidí buscar trabajo en el sector privado".
"Es mejor trabajar allí que en los públicos", señaló Shakir Mahmood Al-Robaei, también anestesista. "Ganamos más, es más seguro y no tenemos que preocuparnos por no tener los implementos necesarios. En los del Estado no teníamos casi nada".
A partir de 2007 disminuyó la violencia contra los médicos e incluso contra los pacientes que se atendían en algunos hospitales privados.
En los centros de atención pública tampoco tienen suficientes implementos como gasa, guantes de goma, agujas esterilizadas, instrumentos quirúrgicos y fármacos para la anestesia. Además de implementos no médicos como camas limpias, desinfectantes, aire acondicionado, incluida la Ciudad Médica de Bagdad.
La población pasó años comprando sus propios medicamentos, incluso elementos para recibir oxígeno, a un precio muy caro en el mercado negro.
La corrupción en el Ministerio de Salud y la casi total falta de reconstrucción prometida por la Autoridad Provisional de la Coalición, encabezada por Estados Unidos, el primer año de la ocupación, diezmó los recursos del sistema de salud pública.
En Iraq hay unos 9.000 doctores, seis cada 10.000 personas, porque muchos emigraron por la guerra. En Gran Bretaña, la relación es 23 a 10.000, según el estudio "Rehabilitación bajo fuego", divulgado por la organización Medact en 2008.
La crisis en el sector público significó el auge del privado. El Hospital San Rafael, que atiende a unos 1.000 pacientes al día, tiene 35 camas y tiene previsto aumentar a 90, así como contratar más personal médico.
Rhamis Mukhtar es el único cirujano para casos de obesidad grave en Iraq y, desde 2000, trabaja en el sector público y en ese hospital.
"Estoy pensando hacer horario completo en el centro privado", señaló. "Los servicios y los suministros son mucho mejores y la atención general al paciente también. El Hospital San Rafael es el mejor del país en cirugía laparoscópica".
Los públicos siguen siendo mejores para las emergencias graves, apuntó Mukhtar. Hay equipos especiales que las clínicas privadas no tienen. Una persona tiene que estar muy mal para obtener lo mejor de una institución estatal.
