La sociedad civil de Zimbabwe se opone a la reforma constitucional en ciernes que abre paso a la formación de un gobierno de unidad nacional, luego de un prolongado periodo de violencia política y en medio de una persistente crisis económica.
Cien organizaciones independientes acordaron lanzar una campaña por alternativas a la nueva constitución, hoy en la etapa de redacción final a cargo del parlamento.
El acuerdo firmado en septiembre entre la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe/Frente Patriótico (ZANU/PF) y los dos partidos opositores denominados Movimiento para el Cambio Democrático (MDC) incluye la aprobación de una nueva carta política.
El comité parlamentario a cargo de la reforma debía componerse por legisladores y representantes de la sociedad civil, pero los primeros tendrían la última palabra.
"El pueblo debe redactar su constitución directamente, no a través de políticos, legisladores o del gobierno. La manera más segura de asegurarnos el respeto por la constitución es que el propio pueblo la redacte y la divulgue", dijo Lovemore Madhuku, presidente de la no gubernamental Asamblea Nacional Constitucional, que se reunió el viernes 6.
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En una conferencia de prensa luego de la Asamblea, Madhuku opinó que no se debía librar el proceso constitucional a los políticos porque ellos están interesados únicamente en consolidar su poder.
En ese sentido, se refirió a las enmiendas realizadas a la Constitución aprobada en 1979 y vigente desde la independencia, en 1980, las cuales, según él, sólo sirvieron para fortalecer la autoridad del presidente Robert Mugabe.
El acuerdo por el cual los partidos se repartieron el poder y dispusieron la nueva reforma "es un insulto directo a la necesidad de una constitución conducida por el pueblo", dijo Madhuku. "Es un enfoque arrogante para todo el proceso constitucional."
A la Asamblea concurrieron dos centenares de representantes de organizaciones juveniles, estudiantiles, sindicales, de artistas, femeninas, de vendedores ambulantes, de derechos humanos y religiosas, entre otras.
La Constitución vigente fue acordada en Londres y fue enmendada en 19 ocasiones desde que Zimbabwe se independizó de Gran Bretaña.
La enmienda del 5 de febrero, aprobada por el comité parlamentario y a la espera de la sanción del plenario, incluye la creación del cargo de primer ministro, inexistente en este país desde 1987.
El actual proceso de reforma constitucional es "un mero acto de consolidación del poder que nos retrotrae a la era de los estados de partido único", advirtió el presidente del Congreso de Sindicatos de Zimbabwe (ZCTU), Lovemore Matombo.
"Los procesos constitucionales son algebraicos por naturaleza. Si no se usa la fórmula correcta, no se logrará el resultado correcto", afirmó.
La revisión constitucional de 1999 implicó un prolongado ciclo de consultas públicas en todos los ámbitos de actividad, conducidas por la Comisión Cidyausiku de 400 miembros designados por el presidente Mugabe.
El resultado fue rechazado de plano por la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil zimbabwense, que elaboró su propio proyecto. A la postre, la ciudadanía reprobó la iniciativa gubernamental en un referendo realizado en 2000.
"Cualquier proceso constitucional poco sistemático será rechazado de la misma manera", dijo Madhuku a IPS.
"Este proceso es una revolución", dijo la sindicalista Kumbirai Kadenga. "La Constitución es la ley suprema, que le saca el poder a los poderosos y lo devuelve a la mayoría, lo cual no es deseable para los poderosos. De ahí la necesidad de asegurarnos de que el proceso esté en manos de la gente."
Según Madhuku, la necesidad de que los procesos de reforma constitucional fueran conducidos por la gente debería ser incorporada como onceavo mandamiento a la formulación bíblica.
"El derecho a escribir nuestra propia constitución es un derecho por creación. Por lo tanto, deberíamos decir: 'No renunciarás a tu derecho a ser el autor de tu propia constitución'", sentenció
