ISRAEL: Vuelco derechista puede ser bandazo

El proceso de paz con Palestina depende de cuán derechista sea el acento del próximo gobierno de Israel, que se esfuerza por conformar Benjamin Netanyahu, casi seguro primer ministro.

Además, el hecho de que Netanyahu haya invitado a Avigdor Lieberman, líder del partido Israel Beiteinu ("Israel, nuestra casa"), claramente antiárabe, a integrarse a la coalición de gobierno puede significar el endurecimiento de las medidas contra esa comunidad, que constituye más de 20 por ciento de la ciudadanía de este país.

La presencia de Lieberman también plantea otra duda, si un gobierno integrado por él debería ser tratado de modo diferente a otros que tuvieron funcionarios racistas como el fallecido Joerg Haider, en Austria, y Jean-Marie Le Pen, en Francia.

Netanyahu y su Partido Likud casi siempre se opusieron al proceso de paz derivado de los Acuerdos de Oslo de 1993. Cuando fue primer ministro, desde ese año hasta 1996, aceptó de mala gana algunas de sus premisas de trabajo.

Entonces y ahora, Netanyahu se opone a la idea de crear un Estado palestino independiente en Gaza y Cisjordania y se empeñó por apurar el traslado de colonos a este último territorio palestino, en una acción claramente ilegal en el marco del derecho internacional.
[related_articles]
Netanyahu aseguró el jueves al enviado especial de Estados Unidos para Medio Oriente, George Mitchell, que su futuro gobierno acataría los compromisos internacionales contraídos por Israel, aunque no los nombró.

A más de nueve kilómetros de esta ciudad, el primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Salam Fayad, detalló las tres condiciones que exigen los palestinos para reanudar las negociaciones de paz con el nuevo gobierno israelí.

"Primero, debe congelarse la construcción de asentamientos en los territorios ocupados, incluido Jerusalén oriental, y eliminar reductos ilegales", dijo el martes en entrevista con IPS desde la sede de la ANP en la ciudad cisjordana de Ramalá.

"Así quedó estipulado en la Hoja de Ruta de 2002 y reafirmado en la cumbre de Annapolis, Estados Unidos, de noviembre de 2007".

"Segundo, Israel debe terminar con sus incursiones en las zonas palestinas definidas como ‘áreas A y B’ por los Acuerdos de Oslo y retirar sus fuerzas de seguridad de Cisjordania hasta las posiciones que ocupaban el 28 de septiembre de 2000, cuando comenzó la segunda Intifada" (levantamiento popular palestino contra la ocupación), señaló.

"Hemos demostrado que somos capaces de restaurar la ley y el orden en las áreas palestinas, así que no hay ninguna razón para que intervengan", remarcó.

"Tercero, deben implementar el compromiso contraído bajo el Acuerdo de 2005 relativo a Desplazamiento e Ingreso, que rige la entrada y la salida de Gaza, la circulación entre ese territorio y Cisjordania y el levantamiento de los controles dentro de éste último", añadió.

"Las primeras dos condiciones no son negociables", subrayó. "La tercera requiere mayor interpretación".

Fayad fue nombrado primer ministro de apuro por el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, en junio de 2007, luego de que sus fuerzas, respaldadas por Estados Unidos fueran expulsadas de Gaza por partidarios del gobierno de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica), elegido en las urnas en enero del año anterior.

Fayad no pertenece ni al partido secular Fatah, de Abbas, ni a Hamás. Él se declara a favor del esfuerzo de Egipto para lograr una entente entre las dos facciones palestinas.

Independientemente del resultado de la mediación egipcia, Fayad sostuvo que los palestinos deben organizar nuevas elecciones generales, lo antes posible, para tener autoridades legítimas y poner fin a la profundización de la fisura administrativa y social entre Gaza y Cisjordania.

No parece factible que el gobierno de Netanyahu acceda a cumplir con los requisitos señalados por el primer ministro de la ANP para reiniciar las negociaciones de paz.

Fayad reconoció que aun el saliente gobierno de Ehud Olmert, considerado bastante menos conservador y menos favorable a construir asentamientos que Netanyahu, aceleró esa acción ilegal tras la cumbre de Annapolis, donde él mismo accedió prácticamente a detener todo el proyecto.

Mientras, en Israel siguen las negociaciones para conformar el próximo gobierno.

Lieberman trata de sacar réditos del peso que logró tras las elecciones del 10 de este mes en las que su partido obtuvo 15 escaños de la Knesset (parlamento), de 120, y reclama cinco ministerios, incluyendo el de Finanzas o el de Relaciones Exteriores.

El líder de Israel Beiteinu se muestra ahora más favorable a la creación de un Estado palestino que el propio Netanyahu. Pero sigue siendo un fuerte partidario de construir nuevos asentamientos, lo que deja dudas sobre qué territorios estaría dispuesto a ceder.

Lieberman también propuso que Israel ceda algunas partes de su territorio que están pobladas principalmente por palestinos al nuevo Estado a fin de que Israel sea más judío que ahora. Pero no mencionó la posibilidad de consultar a los palestinos israelíes a quienes podría afectar esa medida.

Su deseo de crear un sistema político netamente judío en Israel está en sintonía con su propuesta de que todos los ciudadanos presten "juramento de lealtad" al país "en tanto que Estado judío".

En 2006, Lieberman propuso abiertamente ejecutar a todo miembro árabe de la Knessset que se reuniera con Hamás. En los actos de campaña de Israel Beiteinu, jóvenes partidarios gritaban a voz en cuello "muerte a los árabes" sin que ninguna autoridad hiciera algún esfuerzo por calmarlos.

El "juramento de lealtad", según explicó, es similar al que los países occidentales exigen a los inmigrantes para poder ser ciudadanos. El propio Lieberman llegó a Israel en 1978 desde Moldova cuando tenía 20 años.

El legislador palestino Ahmed Tibi, blanco frecuente de la ira de Lieberman, rechazó la comparación.

"En Europa o Estados Unidos exigen ese juramento a los inmigrantes que por voluntad propia llegan a sus países. Nosotros nunca ‘llegamos’ a Israel. Siempre estuvimos aquí. El Estado de Israel se metió a la fuerza en nuestras vidas. El propio Lieberman es un inmigrante que ahora dirige su racismo contra la población autóctona", explicó.

Tibi, al igual que muchos palestinos israelíes y algunos integrantes del ahora muy fragmentado movimiento por la paz, instó a la comunidad internacional a boicotear un gobierno en el que participe Lieberman.

"Por lo menos, si logra su objetivo de ser canciller, el mundo verá la verdadera cara de la sociedad israelí", señaló.

Por su parte, Netanyahu se esfuerza por conformar una coalición de gobierno. Su posición es fuerte y tiene diferentes opciones, aunque le será difícil excluir a Lieberman por el peso de su partido en la Knesset.

Queda por ver si Tzipi Livni, líder del Partido Kadima y actual canciller, y Ehud Barak, del Partido Laborista y ministro de Defensa saliente, pueden aceptar su oferta.

Aun con ambas agrupaciones, el próximo gobierno será netamente de derecha y favorable a los asentamientos, justo cuando hay posibilidades reales de que Fatah y Hamás logren un acuerdo lo bastante sólido como para mantener una postura común en las negociaciones de paz.

Una reconciliación de ese tipo entre las facciones palestinas permitirá a Mitchell, el enviado de Estados Unidos para la región, tener herramientas para trabajar por la paz.

Pero con el giro de Israel a la derecha y su tradición de descuidar los compromisos de la Hoja de Ruta y de la cumbre de Annapolis, la opción de mantener meras negociaciones diplomáticas como hasta ahora no parece viable.

* Helena Cobban es una destacada analista de temas de Medio Oriente. Su blog se encuentra en www.JustWorldNews.org.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe