La diversidad de los pueblos sobresalió en el Foro Social Mundial (FSM) que concluyó este domingo en Belém, capital del estado amazónico y brasileño de Pará.
Entre los 133.000 participantes de 142 países se destacaron 1.900 indígenas de 190 etnias y 1.400 quilombolas (afrodescendientes de comunidades tradicionales), con sus tiendas, discusiones y celebraciones propias.
Pero hubo también, por primera vez, una tienda de Derechos Colectivos de Pueblos y Naciones sin Estado, que inauguró en el ámbito del FSM la reflexión sobre una "democracia radical" que contemple la autodeterminación de los pueblos, según Arnau Flores, un periodista catalán, responsable de comunicación del Centro Internacional Escarré para las Minorías Étnicas y Nacionales (Ciemen).
Un mapa con 32 de esos pueblos sin Estado consta en el programa de la tienda, pero "hay muchos más", observó Flores a IPS. Algunos son conocidos, como los palestinos, los vascos, los gitanos, los kurdos, los tibetanos y los saharauis. Otros son poco vistos bajo esa óptica, como los mapuches sudamericanos y los aborígenes australianos.
Más de 20 organizaciones de esos pueblos participaron en el espacio organizado por Ciemen, donde se discutieron desde estrategias de emancipación y construcción de institucionalidad propia a cuestiones actuales vinculadas al tema central del FSM, como la crisis de la civilización y la globalización.
Una red de "los sin Estado" empezó a construirse en este FSM, apuntando a una nueva descolonización, contra la "idea del estado-nación imperialista" como única institucionalidad posible en el mundo, anunció Quim Arrufat, cientista político también catalán, a cargo de las relaciones internacionales de Ciemen.
El Centro, que tiene sede en Barcelona, capital de la región española autónoma de Cataluña, una de las naciones sin Estado, no defiende, por ejemplo, un Estado palestino que está en el centro del sangriento conflicto con Israel, sino el derecho de ese pueblo a decidir sobre ese tema, explicó Arrufat a IPS.
El Estado multiétnico establecido en las nuevas constituciones de Bolivia y Ecuador es un avance, pero "a lo mejor no es el camino para otros" pueblos que necesitan, por ejemplo, volver a su tierra, como los saharauis, acotó.
En la raíz de todo está el "marco jurídico único", exportado por Europa a todo el mundo, que determina incluso las instituciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas, constituida exclusivamente por Estados nacionales, lo cual "no es representativo ni lógico", sostuvo.
Una de las consecuencias son las guerras y conflictos, pero se trata de un tema nuevo que hace 20 años estaba "prohibido" y en el que los cambios "no son nada fáciles", admitió Arrufat.
El FSM abrió la posibilidad de reunir a organizaciones de distintas regiones para debatir el tema e impulsar un movimiento internacional por los "derechos colectivos de pueblos" con identidad propia reprimida.
El sistema jurídico de los Estados nacionales no reconoce esos derechos, concentrándose en los individuos, apuntó Flores. España concede cierta autonomía, pero Cataluña no puede hacer referendos propios, que son exclusivamente nacionales, y en el País Vasco, otra comunidad autónoma española, cualquier partido independiente es "ilegalizado y acusado de terrorista", aseveró.
Paradójicamente la cuna del estado-nación, Europa, enfrenta numerosos conflictos y tensiones por la existencia de muchos "sin Estado", como las varias regiones españolas, Córcega, Bretaña, Escocia y Gales.
La Unión Europea generó esperanzas entre pueblos marginados de que la integración abriría las puertas a los derechos colectivos, pero las ilusiones se frustraron. El bloque de 27 países se construye sobre ideas estatales, impidiendo aceptar el multilingüismo, por ejemplo. Así, la lengua que hablan los siete millones de catalanes no es oficial ni en España ni en Europa, pero sí se reconoce el idioma de Malta, con 400.000 habitantes.
La asamblea sobre derechos colectivos decidió "potenciar la participación en el FSM", promoviendo el tema que antes era tratado prácticamente solo en relación a los indígenas, anunció Flores. La autodeterminación y la soberanía, que constituyen uno de los objetivos del Foro, son el eje de la discusión.
La diversidad de grupos con identidades propias ganó visibilidad también en otra tienda del FSM en Belém, la de Cartografía Social de los Pueblos y Comunidades Tradicionales, un proyecto de la Universidad Federal del Amazonas y la Asociación de Universidades Amazónicas que empezó circunscrito a esa región, pero se amplió a todo el Brasil.
Además de los conocidos pueblos indígenas y los remanentes de quilombos (refugios de esclavos africanos), ya fueron elaborados decenas de fascículos por las propias comunidades y movimientos sociales, incrementando el autoconocimiento y las informaciones para iniciativas propias y políticas públicas.
Esos estudios destacan una sorprendente diversidad de comunidades con vidas, costumbres y organización específicas, que comprenden ribereños amazónicos, pescadores de grandes ríos, los distintos extractores de productos amazónicos como el caucho natural (seringueiros) y los "faxinais", campesinos del sur que colectivizan sus tierras solo para la ganadería y tienen técnicas propias de manejo de la naturaleza.
La diversidad de los participantes en el FSM de Belém era visible en la Universidad Federal Rural de la Amazonia, donde se concentraron los campamentos de la juventud y los movimientos sociales.
Las multitudes que ocuparon ese campus en estos seis días, visiblemente más pobres, contrastaban con las que frecuentaron las actividades de las organizaciones no gubernamentales en la vecina Universidad Federal de Pará.
La amplia participación de pueblos amazónicos, en un momento de crisis de la globalización neoliberal, ofrece "nuevas inspiraciones que renuevan la búsqueda de otro mundo", sostuvo Cándido Grzybowski, uno de los fundadores y organizadores del FSM, como director del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos.
Según los datos que divulgó en una rueda de prensa final del Foro, de los 133.000 participantes en Belém, 15.000 estuvieron en el Campamento de la Juventud y 3.000 son niños y adolescentes. Una garantía de continuidad del FSM, dijo.
En total, "casi 150.000 personas estuvieron involucradas" en el encuentro de la sociedad civil global, incluyendo los 4.500 comunicadores acreditados, de los cuales 2.000 eran periodistas, los 1.000 artistas que se presentaron en actos culturales y más de 10.000 que trabajaron en la organización, alimentación y otros servicios.
La seguridad contó con 7.000 policías y la asistencia médica con 900 profesionales, según Ana Claudia Cardoso, representante del gobierno estadual de Pará.
La próxima edición del FSM, de 2011, será en África, informó Taoufik Ben Abdulah, senegalés del Foro Social Africano. Pero es una decisión aún no adoptada por el Consejo Internacional del FSM, que discutirá la cuestión este lunes y el martes.
Hay propuestas para su realización en Estados Unidos y para que no se aplique el carácter bienal del Foro, promoviendo un nuevo encuentro mundial en 2010, con el fin de analizar y responder a la nueva coyuntura creada por la crisis financiera global.