PALESTINA: Elecciones israelíes se juegan en Gaza

La devastadora ofensiva militar israelí en Gaza continuaba este martes por cuarto día consecutivo, elevando el número de muertos.

A pesar del daño generalizado a la infraestructura de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) y la enorme pérdida de vidas, ese grupo palestino continúa disparando misiles contra Israel en represalia. Hasta ahora han muerto tres israelíes.

La cifra de muertos palestinos asciende a más de 350, y la de heridos a 1.400. La Organización de las Naciones Unidas señaló que más de 50 de los fallecidos eran civiles.

Israel señaló que su campaña aérea tiene el objetivo de detener los misiles lanzados contra sus localidades fronterizas con Gaza por el Hamás y sus aliados.

Si bien los misiles palestinos constituyen un problema en el sur israelí, han causado daños menores en la infraestructura y ninguna muerte desde hace varios meses hasta la operación en Gaza iniciada el sábado. Los cohetes son disparados por lo general en represalia por ofensivas israelíes.
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Tras un cese del fuego de seis meses, Israel lanzó una incursión militar fronteriza en Gaza, lo que desató la ola de misiles palestinos en represalia.

Analistas y algunos políticos sostienen que el real motivo detrás de la operación militar son las ambiciones de algunos candidatos de cara a las próximas elecciones en Israel, previstas para el 10 de febrero.

Durante acalorados debates en la Knesset (asamblea legislativa), parlamentarios israelíes árabes acusaron al gobierno de lanzar una guerra con fines electorales.

"Ahí están los que cuentan cadáveres al mismo tiempo que cuentan asientos en la Knesset. Cadáveres por votos. Eso se hace principalmente en el Partido Laborista", afirmó el legislador Ahmed Tibi.

El ministro de Defensa, Ehud Barak, es presidente del Partido Laborista y candidato a primer ministro en los comicios. Es el principal arquitecto de la operación en Gaza.

"Están aquellos que se benefician de la sangre palestina para ser elegidos", dijo el legislador Mohammad Barakeh. Tanto Tibi como Barakeh fueron desalojados del plenario.

Israel tiene ya antecedentes de volverse más violento cuando se acercan las elecciones. Muchos líderes del país han sido militares en el pasado, y son vistos por el público como hombres fuertes que tienen que atender las necesidades de seguridad de la población.

La campaña Uvas de la Ira, en Líbano, de 1996, fue lanzada en tiempos electorales. Cerca de 150 civiles libaneses escondidos en una base de la Organización de las Naciones Unidas, cerca de Qana, en el sur libanés, murieron por un bombardeo israelí. Se disputa si las bombas fueron lanzadas en forma deliberada o accidental.

La segunda intifada (levantamiento popular palestino contra la ocupación israelí), en 2000, estalló luego de que el entonces líder de la oposición Ariel Sharon visitara la mezquita de Al Aqsa, en medio de una controversia por el futuro de Jerusalén, lo que fue visto por los palestinos como una provocación.

Sharon se convirtió en primer ministro al año siguiente, tras una campaña basada en la lucha contra la intifada. "Dos meses después de que Ehud Olmert fuera elegido primer ministro de Israel, estalló la segunda guerra de Líbano en 2006. Dos meses antes de que Olmert abandone el cargo, estalla esta campaña en el sur", comentó el analista y periodista Yossi Verter, del diario israelí Haaretz.

La incapacidad del gobierno israelí para detener los cohetes de Hamás y negociar la liberación de un soldado capturado por esa organización en 2006 se convirtieron en dos temas importantes de campaña, especialmente para la canciller Tzipi Livni y el ministro de Defensa, Ehud Barak.

Tanto Barak como Livni se postulan al cargo de primer ministro. Ambos han estado bajo intensa presión del líder opositor de la derecha, Binyamin Netanyahu, quien encabeza las encuestas de opinión, para que adopten mano dura contra los palestinos.

"Sería un suicido político para un gobierno quedarse sentado mientras los cohetes siguen cayendo", dijo Shmuel Bar, experto sobre Medio Oriente en el Centro Interdisciplinario de Tel Aviv.

La imagen pública de Barak ha decaído notoriamente, y se ha convertido en el hazmerreír de la política.

Para recordarle a los israelíes su existencia, se prestó a participar de un programa satírico en televisión en el que se reía de él mismo, y empapeló las calles con su foto. Pero ahora, con la campaña en Gaza, parece crecer su popularidad.

Netanyahu, primer ministro entre 1996 y 1999, y quien bien podría regresar al cargo, ha explotado una serie de fotografías con fines políticos. Parado al lado de casas israelíes dañadas por cohetes palestinos, y con gesto apropiadamente severo y preocupado, apuesta a la larga tradición política israelí que considera a los derechistas los más apropiados líderes para tiempos de conflictos políticos y militares.

Livni, quien asumió la presidencia del gobernante partido Kadima hace varios meses, tiene ambiciones de convertirse en la segunda primera ministra desde Golda Meir (1969-1974). Su falta de experiencia militar y el hecho de ser mujer la ponen en desventaja en una sociedad orientada hacia la figura del hombre fuerte, y por eso se ha visto obligada a redoblar el discurso de mano dura para seguir en carrera.

Mientras, Olmert, quien tuvo que renunciar debido a un escándalo de corrupción y dejará el cargo el año próximo, está preocupado por su legado, y espera que se le dé algún crédito de cualquier éxito en la campaña de Gaza.

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