JAPÓN-EEUU: Amigos son los amigos

Es previsible que el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, realice cambios ambiciosos de política exterior, pero improbable que eso afecte el vínculo especial de su país con Japón, según analistas.

"Espero mantener las relaciones que venimos cultivando desde hace más de 50 años", señaló el primer ministro japonés Taro Aso, quien ya se comunicó con Obama para tratar asuntos relativos a la cooperación bilateral, incluidas la situación en Afganistán y la crisis financiera mundial.

"El presidente electo, según sus asesores, tiene gran aprecio y respeto por Japón y por la alianza entre ambos países en lo que a la seguridad de la región de Asia Pacífico respecta", dijo a IPS Weston Konishi, de la Fundación Mansfield, con sede en Washington.

"Espero que designe un embajador en Japón que refleje la importancia de las relaciones bilaterales", señaló Konishi.

La política exterior del gobierno de Obama será diferente a la de George W. Bush. Su plataforma indica que planteará una modalidad más multilateral y orientada hacia la diplomacia, no la fuerza.
[related_articles]
El nuevo gobierno será más proclive a buscar el consenso internacional en muchos asuntos, desde la política energética, pasando por el cambio climático y hasta el control de armas.

Obama ya anunció un quiebre con la diplomacia bilateral respecto de la crisis económica, la guerra de Iraq y la llamada "guerra contra el terrorismo", lanzada por Washington tras los atentados de 2001.

Unas de las cuestiones que preocupa a Japón es la posibilidad de nuevas restricciones comerciales. En la campaña, los políticos del Partido Republicano tildaron a Obama de contrario al libre comercio, pero Konishi cree que fue una burda exageración.

"Obama declaró varias veces que, en esencia, está a favor del libre comercio, pero que quiere acuerdos de ‘comercio justo’ que contemplen estándares laborales y ambientales y no perjudiquen a los trabajadores estadounidenses", explicó Konishi.

El reto para Japón será aumentar y asumir mayores responsabilidades en el plano internacional, en especial en operaciones de paz y otras medidas de seguridad, apuntó.

Si Japón se desdibuja y asume un papel internacional más pasivo, el nuevo gobierno estadounidense buscará un socio más activo para hacer frente a los desafíos globales.

Japón se empantanó en la pasividad pese a la veta activista mostrada por los ex primeros ministros Junichiro Koizumi (2001-2006) y Shinzo Abe (2006-2007).

La observación de Koizumi de "cuánto mejor sean las relaciones entre Japón y Estados Unidos, mejor será para los lazos que unen a este país con sus vecinos de Asia" refleja el "simbolismo que tiene el vínculo entre ambos estados".

Con Obama, Estados Unidos seguirá protegiendo a Japón, mantendrá sus tropas en la región y velará por la estabilidad de Asia sudoriental, lo cual será suficiente para Tokio, según Robert Dujarric, de la Universidad de Temple.

Pero la política de Estados Unidos hacia Corea del Norte puede tener grandes consecuencias para este país.

Agentes del gobierno norcoreano secuestraron a civiles japoneses en los años 70 y 80. Las autoridades tienen datos oficiales de 16, pero la cifra puede llegar a unas 80 personas. En 2006, Pyongyang admitió 13 casos.

"Japón se sacudió cuando Bush retiró de la lista de países promotores del terrorismo a Corea del Norte", recordó Dujarrac. "Aunque les caiga mal, no es mucho lo que los políticos japoneses pueden hacer al respecto. No tiene ningún elemento de presión sobre Estados Unidos."

"En pocas palabras, Japón no ocupa un lugar primordial en la agenda de Obama. Tampoco habría sido importante para McCain de haber ganado", apuntó. "Las prioridades de Estados Unidos son la economía y Asia central."

Las relaciones bilaterales tienen que ser lo suficientemente fuertes y flexibles para resistir el cambio de gobierno en Estados Unidos.

Pero es harina de otro costal lo que pueda sucede en este país si el gobernante Partido Liberal Democrático, que monopoliza el poder en Japón desde hace 50 años, sufre un gran revés en las próximas elecciones generales.

Muchos japoneses tienen envidia del sistema electoral estadounidense porque les permite cambiar las políticas de su país.

"Los ciudadanos estadounidenses son más activos que nosotros", aseguró la peluquera Yuko Okunishi. "Los estadounidenses y su presidente pueden cambiar las cosas, pero nuestro sistema no cambia y por eso no podemos hacer nada".

Para Japón seguirá siendo fundamental mantener vínculos fuertes con Estados Unidos, en especial para su política de seguridad, sostuvo Dujarric.

De no haber sido por su alianza con ese país, Tokio hubiera tenido que destinar un mayor porcentaje de su producto interno bruto a defensa y asumir un papel más activo en política exterior.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe