CAMBIO CLIMÁTICO-FILIPINAS: Mujeres a la intemperie

La agricultora filipina Trinidad Domingo observa con temor la inminente temporada de cosecha de arroz. Un tifón destruyó buena parte de su cultivo y calcula que su predio de dos hectáreas producirá menos de los 200 sacos habituales.

Los tifones son parte de la vida de la mayoría de los cultivadores filipinos, pero ellos saben cómo minimizar las pérdidas causadas por las fuertes lluvias.

Domingo comienza a cultivar el arroz ya en junio y julio, meses que marcan el inicio de la temporada húmeda. Al sembrar tempranamente, puede evitar la mayor parte de los daños derivados de las lluvias.

Pero este año, Domingo sólo pudo empezar a plantar en agosto, dado que la estación húmeda comenzó tarde.

"Esto realmente es un problema para mí, dado que invertí mucho dinero, alrededor de 60.000 pesos filipinos (unos 1.250 dólares), para esta temporada de cultivo. Tal vez no pueda devolver mi préstamo, y mi familia necesite realmente ajustarse los cinturones", dijo. Ella encabeza una familia extendida que incluye a hermanos y numerosos sobrinos.
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Una magra cosecha arrocera amenaza la seguridad alimentaria de su familia. Y ella también está muy presionada para hallar el dinero que le permita devolver los préstamos y comprar elementos indispensables.

Los erráticos acontecimientos atribuidos al cambio climático causan problemas a cultivadores como Domingo. Se cree que la frecuencia cada vez mayor de las olas de calor, las inundaciones y las sequías han reducido drásticamente la producción agrícola y pesquera, además de elevar los precios de los alimentos.

Esto, a su vez, aumenta la carga que soportan mujeres y niñas, dado que es de ellas de quienes se espera que garanticen que haya suficientes alimentos para la familia, según Inés Smyth, consejera de género de Oxfam en Gran Bretaña.

En el "Tercer Congreso Global sobre la Mujer en la Política: Enfoque sobre Género, Cambio Climático y Reducción del Riesgo de Desastres", realizado entre el del 19 al 22 de este mes en Manila, Smyth destacó que, debido al incremento de los precios, de los alimentos, "las mujeres sustituyen tiempo por efectivo. Asumen trabajo extra, aunque sea mal pago".

La conferencia fue organizada por el Centro para Asia-Pacífico Mujeres en la Política y la Estrategia Internacional de las Naciones Unidas para la Reducción de Desastres, entre otros.

En áreas costeras, entre las comunidades pesqueras de Filipinas, ahora las mujeres lidian con el severo impacto del cambio climático, según un informe del Centro para el Empoderamiento y el Desarrollo de Recursos, una organización no gubernamental con sede en Manila.

"El declive en las capturas de peces deposita una carga adicional sobre las mujeres. Aparte de sus tareas domésticas y de la participación en la actividad pesquera, tienen que encontrar fuentes adicionales de ingresos, como trabajar como ayudantes domésticas para familias más adineradas", dijo la encargada de desarrollo de proyecto del Centro para el Empoderamiento y el Desarrollo de Recursos, Marita P. Rodríguez.

Las mujeres en los sectores agrícola y pesquero son más vulnerables al cambio climático. Las que se emplean como trabajadoras en establecimientos rurales no poseen tierras ni acceso a crédito y tecnología que puedan ayudarlas a adaptarse a pasándose "a cultivos comerciales o a hacer otras cosas para aumentar la productividad", dijo Smyth.

Es por esto que, según Smyth, es importante para los gobiernos alentar las inversiones en agricultura, brindando apoyo en materia de créditos, irrigación y tecnología para los cultivadores.

Y, lo que es más importante, debe implementarse un programa de reforma agraria, dado que es inútil que los cultivadores inviertan en una tierra que no es de su propiedad, señaló.

La agricultura intensiva y a gran escala es uno de los factores que estimulan las emisiones de carbono. Un informe difundido a comienzos de este año por Greenpeace Internacional reveló que más de 50 por ciento de todos los fertilizantes químicos aplicados al suelo terminan en la atmósfera o en vías hídricas locales.

Es por esto que quienes participaron en el congreso de Manila plantearon que los gobiernos también deben apoyar la agricultura orgánica, dado que ésta es una manera de mitigar el impacto del recalentamiento planetario.

Además de reclamar cambios políticos y apoyo del gobierno, subrayaron la importancia de que las propias mujeres se organicen e implementen medidas que las ayuden a adaptarse a los efectos del cambio climático.

Las mujeres ya están asumiendo iniciativas para abordar áreas de vulnerabilidades y desarrollar estrategias para dar respuestas efectivas a los desastres y los cambios climáticos.

Daryl Leyesa, coordinadora del Centro de Mujeres Rurales en el Centro Filipino para los Estudios sobre Desarrollo Rural, dijo que las organizaciones de mujeres cultivadores hacen campaña por una agricultura sustentable y protegen los recursos naturales.

Rodríguez dijo que el Centro para el Empoderamiento y el Desarrollo de Recursos apoya a algunas mujeres de la comunidad costera del sur de Filipinas a proteger los manglares. Y, al hacerlo, estas mujeres pueden proteger a sus comunidades de las olas, las mareas y los tifones, así como alentar la producción pesquera, señaló.

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