INFANCIA-ASIA: Prohibido ingreso a pederastas

La estrella de rock británica acusada de pederastia Gary Glitter fue rechazado en dos aeropuertos asiáticos esta semana, lo que fue visto por activistas como una muestra de que el continente ya no tolera el abuso sexual de menores. No obstante, el problema no viene sólo de afuera.

Este jueves, Glitter fue rechazado en el aeropuerto de Suvarnabhumi, el principal de Tailandia. A este músico de 64 años, cuyo nombre real es Paul Francis Gadd, se le ordenó que volara de regreso a Gran Bretaña.

Un día antes, el rockero había sido declarado persona no grata por las autoridades tailandesas, luego de que intentó fingir estar enfermo para evitar subirse un vuelo que lo llevaría de regreso a su país.

El músico logró, en cambio, viajar al este y llegó a Hong Kong, pero no convenció a las autoridades chinas, que lo enviaron de regreso a Bangkok.

La actual gira de Glitter por Asia comenzó a inicios de esta semana en Vietnam, donde se le pidió que dejara el país tras haber cumplido una pena de dos años y nueve meses de prisión por haber abusado sexualmente de dos niñas de 11 y 12 años en el meridional balneario turístico de Vung Tau, en 2005.
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Camboya, a su vez, había expulsado a Glitter en 2002 por haber procurado tener sexo con niñas. Terminó en prisión en ese país de Asia sudoriental luego de haberse escabullido de Gran Bretaña, donde también estuvo encarcelado en los años 90 por tener material pornográfico infantil en su computadora.

El tratamiento dado a Glitter en Asia fue elogiado por activistas por los derechos de la infancia, que desde hace años realizan campañas para proteger a los niños y niñas del turismo sexual, tanto fomentado por visitantes occidentales como por personas de la propia región. Naciones del sudeste asiático como Tailandia, Camboya y Filipinas son los principales destinos de estos abusadores.

"Definitivamente, es un nuevo fenómeno lo que estamos presenciando. Muestra un compromiso de parte de estos países para impedir que abusadores de niños ingresen a sus fronteras", dijo a IPS la directora ejecutiva de la organización ECPAT Internacional. "Este es el resultado del intercambio de información entre las autoridades", añadió.

La ECPAT (siglas en inglés de Fin a la Prostitución, Pornografía y Tráfico Infantil con fines sexuales) ha estado en la vanguardia de la lucha mundial contra estos problemas por más de dos décadas, principalmente en Asia sudoriental.

A comienzos de esta semana, un experto en derechos de la infancia de Australia dijo ante una conferencia en Bangkok que 52 hombres extranjeros fueron detenidos en todo el sudeste asiático en 2006 por casos de abuso sexual a niños y niñas. Hubo 17 arrestos en Indonesia, 10 en Tailandia, nueve en Camboya y ocho cada uno en Birmania y Filipinas, reveló Bernadette McMenamin, del grupo por los derechos de la infancia Child Wise.

Los detenidos provenían de más de 10 países, desde Alemania, Italia y Bélgica hasta China, India y Corea del Sur. También había turistas sexuales de Gran Bretaña y Australia, según McMenamin. "Se cree que la región atrae al mayor número de turistas sexuales y abusadores de niños", afirmó.

Pero la imagen que se tiene de estos abusadores, europeos blancos como Glitter, ignora una verdad más perturbadora: la mayoría son hombres asiáticos. "Son hombres locales, aunque los extranjeros están más en los medios", dijo Amalee McCoy, consultora sobre protección infantil de la oficina asiática del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). "La mayoría no son pederastas", indicó.

"Pocos de estos casos llegan los tribunales locales. La mayoría son resueltos dentro de las comunidades, donde hay transferencias de dinero y compensaciones para las familias de las víctimas. El caso se cierra, pero el abusador permanece libre", añadió.

En Filipinas, la explotación ocurre debido a que los niños y niñas son absorbidos "por el comercio sexual adulto, donde son explotados por personas locales. Se estima que nueve de cada 10 clientes de prostitutas o prostitutos menores de edad son filipinos", señala un estudio de Unicef.

"En la isla indonesia de Batam, son los turistas de Singapur quienes apuntalan la demanda de sexo con menores. Asimismo, los turistas chinos y tailandeses van al estado de Shan, en Birmania, para aprovecharse de los trabajadores del sexo menores de edad", indica otra investigación de esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas.

Leyes más severas, más conciencia pública y voluntad política de los gobiernos para proteger a los niños y niñas no parecen suficientes.

"La pobreza es un factor muy importante, aunque no el único", sostuvo Vanesa Griffen, jefa de la sección de género de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico, con sede en Bangkok. "Tenemos que tratar los motivos económicos que estimulan este problema", sostuvo.

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