GRUPO DE LOS OCHO: Japón declarará guerra al sida

Japón pretende que la cumbre Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, que se celebrará la semana próxima en la septentrional isla de Hokkaido, urja a la comunidad internacional a redoblar esfuerzos en la lucha contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

Tokio considera que éste es un punto clave de los Objetivos de Desarrollo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para el Milenio.

Esos Objetivos, definidos en 2000 por la Asamblea General de la ONU, buscan reducir a la mitad la proporción de personas que padecen pobreza y hambre (respecto de 1990), garantizar la educación primaria universal, promover la igualdad de género y reducir la mortalidad infantil y la materna.

Además, se proponen combatir el sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sostenibilidad ambiental y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, todo esto con 2015 como fecha límite.

Salud, agua y educación constituirán el centro de atención de las naciones del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia), "pero el asunto de la salud, considerado el más rezagado de los ocho Objetivos", será el prioritario en ese contexto, dijo el jueves un alto funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Japón.
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Hace ocho años, en la cumbre del G-8 en Okinawa, Japón colocó al VIH (virus de inmunodeficiencia adquirida, causante del sida) al tope de la agenda mundial, preparando el camino para la creación del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria en enero de 2002.

IPS dialogó en Ginebra con Jon Lidén, director de comunicaciones del Fondo Mundial.

IPS: — ¿Dónde se ubica el Fondo a las puertas de la cumbre del G-8 que se realizará del 7 al 9 de este mes en Hokkaido? ¿Y dónde se sitúa Japón con sus contribuciones?

Jon Lidén: — Primero permítame señalar que el Fondo Mundial ha comprometido 10.700 millones de dólares en 136 países para apoyar intervenciones agresivas contra las tres enfermedades.

El Fondo brinda alrededor de 20 por ciento de los recursos mundiales para combatir el sida, así como dos tercios del financiamiento internacional para combatir la tuberculosis y tres cuartos de los destinados a lidiar con la malaria.

Ahora (pasemos a) Japón. En mayo de este año, el gobierno japonés comprometió 560 millones de dólares al Fondo Mundial, además de 184 millones de dólares que ya aportó en 2008. No son sumas significativas. Dado que la ayuda oficial japonesa al desarrollo ha estado estancada o fue reducida en los últimos años, vemos esto como una señal muy alentadora.

En ese sentido estamos muy complacidos. Pero si miramos las necesidades globales (vemos que) son mucho más elevadas. Japón es un actor muy fuerte en la economía mundial, y podría hacer más. Pero ésta es una discusión muy académica. Estamos mirando qué es realista para Japón, dadas sus limitaciones políticas internas.

— ¿Qué ocurre con los otros miembros del G-8? ¿Están suministrando la cantidad de contribuciones que ustedes esperaban?

— Varía un poco. Estados Unidos, por supuesto, está en proceso de reautorizar el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida (Pepfar, por sus siglas en inglés). El portafolio de 50.000 millones de dólares tendrá una contribución sustancial para el Fondo Mundial. Estados Unidos estará cumpliendo con sus compromisos, si se las arregla para reautorizar el Pepfar, lo que estoy seguro de que hará.

— ¿Qué hay de los países europeos?

— Hubo un cambio relativo hacia la salud. Se registró un crecimiento de la asistencia oficial al desarrollo en la última década, mucho de eso fue canalizado a través del Fondo Mundial. Pienso que podemos tener crédito por ese aumento, porque si el Fondo Mundial no hubiera estado allí, no habría habido semejante incremento. Nosotros demostramos que las inversiones en salud son efectiva asistencia oficial al desarrollo.

Todos estos años hubo un debate sobre la efectividad de la asistencia. En lo relativo a la salud, la respuesta es un 'sí' inequívoco, y ciertamente la manera en que se invierte mediante el Fondo Mundial.

— Este aumento ¿fue acorde a las necesidades?

— Ciertamente no. Pero muchas de estas inversiones surgieron como resultado de compromisos personales de líderes de las democracias europeas. (El ex primer ministro británico) Tony Blair y (el ex presidente francés Jacques) Chirac, por ejemplo, estuvieron comprometidos con el combate al sida.

(El primer ministro italiano Silvio) Berlusconi se sumó, e Italia ha sido un fuerte inversor. España proporcionó el mayor aumento a su contribución con el Fondo Mundial el año pasado.

Tenemos el gran desafío de alentar a los gobiernos europeos a mantener el nivel de inversiones en salud. Particularmente en vista de lo que está por venir: recalentamiento planetario, crisis alimentaria, crisis del petróleo… La respuesta breve es: no. Nadie está haciendo suficiente. Pero hay una tendencia hacia lo positivo, y necesitamos mantener eso.

— ¿Dónde se sitúa Alemania?

— Hasta hace pocos años, Alemania tenía muy bajo perfil. Pero el año pasado fue anfitriona de la conferencia de donantes del Fondo Mundial. Alemania dio un vuelco, convirtiéndose en uno de los mayores donantes. Su aumento del gasto en salud también fue para el Fondo Mundial. Alemania también dio un paso muy innovador el mes pasado, por medio de una iniciativa de intercambio de deuda llamada "Debt2Health" ("deuda para la salud").

Debt2Health es un nuevo instrumento de financiamiento que ayuda a aumentar el gasto interno en salud en Indonesia por 25 millones de euros (unos 39,6 millones de dólares). Funciona de modo similar al intercambio de deuda: Alemania acordó cancelar 50 millones de euros (unos 79 millones de dólares) de deuda de Indonesia, mientras que ésta acordó invertir la mitad de esa suma en programas de salud pública, apoyada por el Fondo Mundial.

Así que sentimos que tenemos un fuerte aliado en Alemania. Pero, de nuevo, es una cuestión de compromiso personal de los políticos. Así que no hay nada que podamos dar por sentado.

— ¿Es algo similar a lo que ocurre en el caso de Indonesia lo que está en planes?

— Estamos debatiendo con Australia y otros varios países iniciativas para Debt2Health, y esperamos anuncios. Países como Pakistán y Perú podrían beneficiarse de eso.

— ¿Pero acaso eso no es una clase de trampa para elevar el nivel de la asistencia oficial al desarrollo, como un porcentaje del producto interno bruto (PIB)?

— Yo no diría que es una trampa, porque, primero que nada, ésta es una deuda que es pagada. Uno tiene que elegir países que tengan deudas con un prestamista del sector público. Si uno cancela una deuda que no es pagada, es apenas una transacción en papel. Nadie paga, nadie gana. Éste es dinero que volvería del gobierno indonesio a Alemania, de no ser por este acuerdo donde el dinero va de Indonesia de regreso al programa de salud indonesio. Así que es ganancia neta.

— ¿Fue idea de la propia Alemania?

— No. Fue una idea del Fondo Mundial, con la ayuda de la Fundación Gates. Pero el concepto mismo se originó en el Fondo Mundial. Las conversiones de deuda no son nuevas. Lo que es nuevo es usar una institución internacional como intermediaria para convertir deuda.

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