Japón no logrará un lugar permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a menos que se reconcilie con sus vecinos, según el ex primer ministro Toshiki Kaifu (1989-1991).
"Es muy frustrante que Japón siga siendo tratado como el agresor. Pero cambiar la situación depende de nosotros", dijo a IPS en Tokio.
El ex mandatario está convencido de que, a menos que Japón "comprenda los sentimientos y respete la sensibilidad" de sus vecinos que padecieron la agresión japonesa, no habrá reconciliación genuina ni normalización de las relaciones, en particular con China y Corea del Sur.
Kaifu, de 77 años, era un adolescente cuando la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) concluyó, mientras se apagaba el estruendo de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki.
El joven participó entonces en tareas de reconstrucción y luego se involucró activamente en política.
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Kaifu fue elegido diputado por primera vez en 1960. Era el candidato más joven. Participó en 16 legislaturas de la Dieta, la cámara baja del parlamento japonés.
La reconciliación con China y Corea del Sur ocupó un lugar destacado en su agenda política cuando fue jefe de gobierno. Y aun hoy es un asunto que le importa mucho.
Japón restableció plenamente las relaciones diplomáticas con China en 1972.
La asistencia oficial al desarrollo brindada a China comenzó en 1979. Desde entonces, Tokio le aportó más de 313.000 millones de dólares de préstamos en yenes, 1.400 millones de dólares en donaciones y 1.466 millones de dólares en cooperación técnica, según fuentes oficiales.
La ayuda incluyó la construcción de grandes proyectos de infraestructura, entre ellos carreteras, aeropuertos, centrales eléctricas y hospitales.
Además, en su gobierno se registró una serie de visitas oficiales recíprocas, así como un intenso intercambio cultural.
Eso llevó a lo que parecer ser una "normalización" del vínculo. Pero las relaciones siguen siendo vulnerables a pequeños tropiezos de líderes japoneses que actúan de modo que ellos consideran "normal", según Kaifu.
Un ejemplo es la tensión originada por las sucesivas visitas del ex primer ministro Junichiro Koizumi (2001-2006) al santuario de Yasukini, en Tokio, donde los japoneses rinden honores a unos 2,5 millones de muertos en combate.
Entre ellos figuran militares acusados de crímenes de guerra en los países vecinos.
China interpretó las visitas de Koizumi a Yasukuni como una glorificación del pasado militar de Japón. Las relaciones sinojaponesas alcanzaron su punto más bajo en ese periodo.
"Comprendo perfectamente sus sentimientos", indicó Kaifu, en alusión a China.
"Los jefes de Estado de los países vecinos me suelen decir que la actitud del gobierno japonés les impide apoyar los intentos por que Japón se convierta en miembro permanente del Consejo de Seguridad", añadió.
Kaifu aplaudió que el primer ministro Yasuo Fukuda no sólo esté dispuesto a enmendar, sino también a profundizar las relaciones con China tras su visita de cuatro días en ese país a fines de 2007.
La visita fue considerada un "éxito" por ambos países y "un gran avance" en las relaciones bilaterales.
Kaifu cree que ambos países harían bien en recordar las excelentes relaciones que mantuvieron a principios del siglo XX, cuando la revolución china de 1911 derrocó al gobierno de la dinastía Qing y puso fin al régimen feudal.
"Tokio ofreció entonces una base a los revolucionarios. También hubo muchos japoneses que respaldaron ese camino para terminar con el feudalismo en China. Algunos donaron todas sus riquezas a los revolucionarios", recordó.
El ex primer ministro japonés también recordó su visita a Corea del Sur en 1991. Ambos países están enfrentados, al menos, desde que el territorio coreano fue colonia japonesa de 1910 a 1945.
Kaifu fundó el cuerpo de paz de Voluntarios para la Cooperación Japonesa en el Extranjero (JOCV) en 1965. Luego fundó el Grupo Parlamentario Japonés de Conciencia sobre Desarrollo y Erradicación de la Pobreza Global, al que hoy preside.
En 1989, de visita a Estados Unidos, le pidió al entonces presidente George Bush (padre del actual mandatario) "prestar más atención a la biodiversidad y al cambio climático". "Pero entonces", recordó, "casi nadie comprendía esos asuntos, en especial en el gobierno estadounidense".
"Desde entonces, el cambio climático se convirtió en uno de los grandes temas de la plataforma de los candidatos presidenciales" de Estados Unidos, apuntó.
"Le dije a George Bush que en política mi ideal era lograr una sociedad más humana y justa", recordó Kiafu.
¿Entonces por qué Japón sólo destina 0,17 por ciento de su producto interno bruto a la asistencia oficial para el desarrollo? Es una pregunta "muy importante, pero complicada", respondió.
"Eso también aqueja a otros países. La dificultad de ese rubro es que el dinero se gasta fuera del país. Es muy difícil que el votante vea cómo se gasta y qué consecuencias tiene", indicó.
"Un político debe poder comunicarse con sus votantes y responder a preguntas como por qué Japón gasta tanto dinero en otros lados cuando tenemos muchos problemas internos. El problema es cómo crear conciencia en la población de la importancia de la cooperación internacional", explicó.
"No es, por cierto, una tarea fácil la que deben afrontar los políticos japoneses. El asunto es que aún no encontramos una respuesta que convenza a los votantes, cuyos impuestos y dinero destinamos a la asistencia oficial al desarrollo", apuntó Kaifu.
"Pero es diferente cuando ocurren desastres naturales como los últimos en China y Myanmar (Birmania). La población no traba. Es una cuestión humanitaria", añadió.