Brasil y Portugal, dos de los ocho miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP) con capacidad para grandes inversiones foráneas, decidieron consolidar una solución pragmática y transitar por la cooperación en lugar de la competencia con China en África lusófona.
En esta línea de acción, más de 300 empresarios y representantes de instituciones de promoción de la CPLP y empresarios chinos decidieron continuar la exploración de las oportunidades de negocios entre ese gigante asiático y los países de lengua portuguesa de todo el mundo, un universo de ocho países con 235 millones de habitantes.
El IV Encuentro para la Cooperación Económica y Comercial reunirá entre este miércoles y el viernes en Cidade da Praia, la capital de la ex colonia-archipiélago portuguesa de Cabo Verde, en el África occidental, a los exponentes pioneros de las relaciones entre China y los miembros de la CPLP, protocolo creado en octubre de 2003 en Macao.
La presencia de una delegación autónoma de empresarios de Macao es de especial relevancia para las relaciones entre China y la CPLP (Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental), debido al papel central cumplido que el ex enclave portugués, que hoy cuenta con un estatuto autónomo de Beijing.
A este hecho se le une la sintonía entre los países miembros de la CPLP y Macao, administrado por Portugal entre 1557 y 1999, y que es considerado una "reliquia étnica" lusófona en Asia.
La reunión denominada "Cabo Verde como Plataforma para Comercio y Servicios" tiene el propósito de "facilitar el contacto entre pequeñas y medias empresas, para identificar segmentos de mercado e intensificar las relaciones comerciales", dijo a la agencia portuguesa Lusa Alexandre Fontes, presidente de Cabo Verde Inversiones.
En términos similares, en declaraciones a la citada agencia, el subsecretario del "Fórum Macau", Manuel Rosa, explicó que, aprovechando las características del ex encalve luso, "se decidió crear mecanismos que favorezcan las relaciones comerciales con China", verificándose que después de estas reuniones el comercio crece.
Rosa subrayó que constituía "una gran ventaja económica" negociar con China o Brasil, siendo que Cabo Verde pueda servir de trampolín de comercio de estos países y de los europeos con todo el continente africano.
El optimismo también primó en el administrador de la Agencia Portuguesa para Inversiones y Comercio Exterior (AICEP), Renato Homem, al sostener que "Portugal puede ser una especie de plataforma entre continentes".
Recordó que Portugal, además de sus relaciones privilegiadas con Macao, desde su ubicación en Europa está en buena posición para transacciones con África, Estados Unidos y Brasil.
Según Fontes, China y Portugal tienen "intereses complementarios", ya que ofrecen "productos diferentes", y Cabo Verde puede servir "para colocar esos productos en la costa (occidental) africana".
El presidente de Cabo Verde Inversiones destacó también la importancia de las nutridas delegaciones de las principales instituciones del área de los tres mayores países de lengua portuguesa del mundo: la Agencia Brasileña de Promociones y Exportaciones, la Cámara de Comercio e Industria de Angola y el Instituto de Promoción y Exportaciones de Mozambique.
Sin embargo, no todas las visiones sobre las relaciones de China con los países luso-africanos contienen dosis de optimismo tan marcado como los de Rosa, Fontes y Homem.
"China-CPLP, o mejor dicho, la globalización más baja imposible", comentó a IPS la investigadora italiana Marzia Grassi, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, especializada en los países de lengua portuguesa de África.
Grassi, economista diplomada en la Universidad de Florencia, Italia, realizó un pormenorizado trabajo de investigación sobre los "rabidantes" (comercio feriante), en Cabo Verde, que le valió su actual grado académico doctoral en la Universidad de Lisboa.
"Mi investigación (para el trabajo de doctorado), relacionada con el comercio informal detallista en Cabo Verde, muestra que los chinos llegaron al archipiélago en gran número entre 1996 y 1997 y luego comenzaron a competir con los comerciantes locales, los rabidantes", subrayó.
En la actualidad, en los países africanos lusófonos, "los negocios chinos crecen como hongos, ofreciendo productos que allí no se fabrican, de calidad ínfima, tanto así que en Cabo Verde ya corren chistes sobre los zapatos chinos, que sólo duran el tiempo de una ceremonia".
La presencia comercial de China en África "es un buen ejemplo de la globalización hacia abajo, que revoluciona el comercio transnacional y que vulnera de manera decisiva las actividades informales, de las que logran sobrevivir apenas, con inmensas dificultades, millones de habitantes de ese castigado continente", puntualizó la investigadora.
Si bien es cierto que China atenúa la influencia de Europa en África, este continente ya libre del estigma colonial, continúa despertando apetitos codiciosos, al ser en la actualidad uno de más seductores espacios de negocios del mundo.
Fernando Jorge Cardoso, del Instituto de Estudios Estratégicos Internacionales de Lisboa, sostiene que existe la tendencia a exagerar la presencia china en África, que no amenaza intereses europeos, pero coincide con Grassi en que, en realidad, su creciente actividad será en el futuro un problema para los propios africanos.
"Está completamente sobreestimada la amenaza china en África", asegura el investigador, recordando que el gigante asiático es competidor de Europa y con ventajas en el sector de la construcción, pero no así en otros campos.
Sin embargo, podrá condicionar el progreso industrial africano, ya que China "no desarrolla una política exterior para África, limitándose a entrar donde existe la posibilidad de hacer negocios y sus ciudadanos seguir los caminos que los han llevado a todo el mundo".
Europa continúa en ventaja porque es una región de gran desarrollo, que transfiere tecnología, al contrario de los chinos, que no lo hacen, apunta Cardoso.
Pero advierte que los europeos no tienen todo garantizado en África, que ahora cuenta con un escenario diversificado de relaciones, con Estados Unidos, India, China y Brasil.
En cuanto a los países afro-lusófonos, y pese a su postura crítica, Grassi admite que el crecimiento de la presencia china registrada en los últimos años parece reforzar la premisa de que "el realismo obliga" a la CPLP.
La investigadora italiana admite el avance de "la aplanadora china" y concluye, con evidente buen humor, citando al escritor bohemio Franz Kafka (1883-1924): "En tu lucha contra el mundo, te aconsejo unirte el resto del mundo".