El gobierno de Argentina y los productores agropecuarios, enfrentados desde hace más de un mes por el alza de un tributo, volvieron a chocar este jueves por incendios de pastizales cuya humareda afecta a la capital del país y se siente inclusive en algunas zonas del vecino Uruguay.
Los incendios comenzaron hace varios días a unos 300 kilómetros al norte de Buenos Aires y abarcan ya 70.000 hectáreas, de las que 60.000 están en el sur de la provincia de Entre Ríos, en el Delta del río Paraná, y el resto en el norte de Buenos Aires.
El humo causado por 292 focos llegó hasta la capital y desde la mañana de este jueves hubo mala visibilidad en carreteras y ciudades del sur y centro-sur de Uruguay, inclusive en su capital, Montevideo.
Las causas más probables de los incendios son las quemas de pastizales, una práctica habitual de ganaderos de la zona isleña del Delta, que esta vez se habrían descontrolado. Las autoridades efectuaron denuncias penales contra algunos productores por delitos ambientales, pero las investigaciones apenas comienzan.
Las llamas aparecieron en mitad de un ríspido diálogo entre el gobierno y organizaciones agropecuarias. Los agricultores reclaman que cese el aumento del impuesto a las exportaciones, que desató protestas en marzo, y reclaman apoyos a la producción de carne, leche y cereales. Pero las respuestas del gobierno no los satisfacen.
Los productores más radicalizados están en la nororiental Entre Ríos. Desde allí, el dirigente local Alfredo De Angelis advirtió que si el gobierno no retrocede con el impuesto a las exportaciones de oleaginosas, el 2 de mayo volverán a cortar las rutas como lo hicieron en marzo.
De Angelis es conocido como uno de los activistas que llevan más de dos años bloqueando puentes internacionales con Uruguay para protestar contra una fábrica de celulosa que consideran contaminante.
El mes pasado, la misma medida, pero en rutas argentinas para impedir el paso de camiones, provocó por tres semanas desabastecimiento de alimentos en las ciudades y alzas de precios, en un conflicto considerado por analistas como el más severo desde el colapso económico, social y político que derivó en la caída del gobierno de Fernando De la Rúa (1999-2001).
En ese clima, el origen de los incendios se convirtió en arma arrojadiza. Algunos técnicos y especialistas señalan que posiblemente se trató de quemas agrícolas planificadas, que se descontrolaron por varias razones.
El ingeniero Raúl Brasesco, jefe de la Agencia Experimental del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Victoria, Entre Ríos, dijo a IPS que la propagación del fuego puede ser producto de una combinación de factores, como la sequía, el viento, la abundancia de pasto y la menor cantidad de ganado.
"Hay una gran sequía en la zona, y se acumuló una gruesa capa de pasto que no se consumió, porque hubo menos animales y eso es muy combustible", precisó. El fuego se desató en islas del Paraná, donde está prohibido el uso de agroquímicos y sólo se permite la ganadería y la apicultura orgánicas.
El experto describió la práctica ancestral de quemar pastos secos para renovar su calidad, pero aclaró que esa técnica se utiliza al final del invierno austral. "No es normal una quema en esta época (otoño), pero puede ocurrir que alguno lo haya hecho y, por las condiciones, del clima el fuego se descontroló", especuló Brasesco.
Para el director de Conservación de la Fundación Vida Silvestre, Diego Moreno, si bien la quema es "una herramienta válida" que no debería prohibirse, la falta de normas que la regulen provoca desastres. "Este fuego es una demostración de la falta de manejo de esas prácticas", dijo a IPS.
La presidenta Cristina Fernández declaró que el humo "no es producto de un desastre natural sino de aspectos de la naturaleza humana como la irresponsabilidad y la irracionalidad" y pidió investigar en la justicia penal y civil el daño causado, sobre todo por los accidentes de tránsito que ha provocado en los últimos días.
La mandataria habló tras sobrevolar la zona incendiada en helicóptero y luego de que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, acusara a productores rurales de quemar pastizales "para bajar costos y maximizar la rentabilidad, sin medir consecuencias".
La Federación Agraria Argentina, asociación de pequeños y medianos productores, salió enseguida a comentar la "intencionalidad política" de la acusación. La entidad es una de las cuatro que negocian con el gobierno nuevas medidas para poner fin al conflicto que comenzó el 11 de marzo.
"El gobierno quiere distraer la atención del centro del debate", interpretó el vicepresidente de la federación, Ulises Forte. El fuego pudo haber comenzado cuando algún productor quemó pastizales en un sector acotado y que se propagó "por el mal manejo", admitió.
Randazzo insistió en la responsabilidad de productores que operan "con afán de lucro". "No hay ninguna otra razón. Se les fue de madre y provocaron un desastre, pero ahora no quieren decir quiénes son los responsables", dijo.
"Esta manera de desmalezar y generar semejante disloque ambiental se debe investigar", opinó por su parte el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
La humareda se había sentido una semana atrás por varios días en Buenos Aires sin que las autoridades acertaran en la causa. Pero desde este martes el olor a quemado recrudeció y se identificó su procedencia. También se reiteraron accidentes fatales de tránsito en carreteras con poca visibilidad.
El día 9, una serie de 11 choques a lo largo de 35 kilómetros de la ruta 9, en el norte de Buenos Aires, dejó cuatro muertos. El miércoles, un nuevo choque en la misma carretera mató a tres personas.
A causa del humo, las autoridades debieron interrumpir el tránsito en una docena de carreteras en el Litoral, la zona nororiental del país.
También fueron suspendidos algunos servicios de autobuses de larga distancia y vuelos en varios aeropuertos.
La Dirección Nacional de Meteorología de Uruguay emitió este jueves un pronóstico especial advirtiendo del fenómeno, previendo que se aplacaría por la tarde.
