INFANCIA-ANGOLA: Traficantes de manos libres

Ante la falta de legislación, Angola se consolida como uno de los países africanos con más víctimas del tráfico de personas, en especial niñas y niños.

Paulino Cunha da Silva, director del Gabinete de Intercambio y Cooperación del Ministerio del Interior angoleño, reconoció en un seminario celebrado en Luanda el martes y este miércoles, que uno de los problemas más serios es la falta de leyes para el combate de este delito.

El encuentro contó con auspicio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Cunha da Silva reconoció que Angola necesita actualizar sus instrumentos jurídicos y perfeccionar su acción operativa para obtener resultados en el combate a este problema que afecta a casi todos los países africanos.

"Este seminario surge también para demostrar que todavía hay mucho por hacer en Angola, a juzgar por la experiencia de otros países, algunos principales puntos de origen de las víctimas de esta redes de criminales", dijo.

Según el funcionario angoleño, el combate al tráfico de seres humanos requiere el apoyo constante de la ciudadanía, ya que para consumar este crimen sus autores recurren no sólo al transporte aéreo, marítimo y terrestre, sino también a Internet. Para combatirlo y reducir la vulnerabilidad de las víctimas, Cunha da Silva consideró "esencial" que los Estados cumplan los Objetivos de Desarrollo del Milenio definidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ya que estos se centran en reducir la pobreza y alcanzar la igualdad del género, el acceso a la educación, la salud y el empleo.

Si se cumplen estas metas, "se desalienta la búsqueda (en otros países) de una mejor vida por parte de muchos jóvenes cuyos sueños acaban por ser aprovechados por los traficantes", enfatizó.

La trata de personas es la tercera fuente de recursos del crimen organizado internacional, superada sólo por el tráfico de drogas y de armas, coinciden estudios de la ONU y de Interpol.

El elevado porcentaje de población joven y extremamente pobre en un país que sufrió 13 años de lucha de independencia contra Portugal (1961-1974) y otros 37 años de guerra civil (1975-2002), la disparidad social, así como las extensas fronteras son algunos de los factores que potencian el tráfico de personas en Angola.

Durante los dos días de trabajo que terminaron este miércoles, se concluyó que muchos casos de tráfico de mujeres y niños de Angola tienen como destino la vecina Namibia, pero en el continente africano, Sudáfrica es el mayor receptor.

El seminario concluyó en que la principal estrategia es la creación de leyes penales, mecanismos legales que cuando no existen, como en Angola, convierten el tráfico en negocio de lucro fácil.

En sentido contrario se expresó la luso-brasileña Ana Filgueiras, presidenta de la organización no gubernamental Cidadãos do Mundo (Ciudadanos del Mundo) y coordinadora de la Red de Lucha Contra el Sida en los países de lengua portuguesa (Rede-Sida).

"A pesar de que en un Estado de derecho son imprescindibles, las medidas represivas no garantizan por sí solas la reducción de estas actividades delictivas", dijo Filgueiras a IPS.

Su opinión se basa en una experiencia de 18 años en Brasil y 14 en África. "Tal como en la respuesta a la epidemia de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), más que leyes represivas, es crucial oír a las poblaciones que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad y, junto a ellas, elaborar instrumentos y servicios de información que surjan y operen en el seno de esas propias comunidades", recomendó.

"La pobreza y la falta de poder de las mujeres y de los jóvenes no sólo son factores que los exponen a la explotación, sino a la infección de VIH, herencia que cargarán inclusive cuando consigan huir de sus atormentadores", añadió.

En declaraciones a corresponsales portugueses destacados en la ex colonia africana reproducidas en Lisboa, la representante de la OIM en Angola, Katharina Schnoring afirmó que su organización elabora un estudio con el Ministerio del Interior sobre el tráfico de seres humanos, cuyas conclusiones serán divulgadas en seis meses.

No hay datos precisos sobre Angola, pero "existen evidencias", y si se crean mecanismos eficaces para el combate de este delito, dentro de poco se podrá tener una noción más realista, porque "hoy todavía es difícil adelantar números, debido al propio carácter del crimen", explicó Schnoring.

La representante de la OIM en Luanda hizo especial hincapié en "distinguir entre una víctima de tráfico de personas y una inmigrante ilegal, porque la primera carece de protección".

Filgueiras rechazó de plano esta afirmación de la funcionaria internacional. "El inmigrante ilegal, que nosotros llamamos indocumentado, también necesita de protección", dijo.

"También los indocumentados son víctimas de la pobreza, de la falta de información adecuada, expuestos a las redes de explotación de mano de obra esclava y al trabajo sexual forzado, que generalmente conduce a una enfermedad de transmisión sexual, al VIH y al sida", dijo. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), existen evidencias de muchos niños angoleños llevados a Namibia, donde son sometidos a trabajos forzados, mientras se incentiva la emigración de niñas con falsas promesas de oportunidades de empleo, de educación o hasta de matrimonio.

En 2006, la OIM lanzó una campaña en Angola y en países vecinos destinada a sensibilizar a gobiernos y poblaciones de esa región del África sudoccidental, integrada en el programa de ayuda al combate del tráfico de seres humanos en Sudáfrica, República Democrática del Congo (RDC), Mozambique, Namibia, Zambia y Zimbabwe.

En una entrevista con la agencia de noticia portuguesa Lusa, Schnoring aseguró contar con informaciones de tráfico de personas desde Angola hacia las vecinas RDC y Namibia.

"Es un crimen organizado, y la OIM pretende que se haga una relación de casos con situaciones identificadas", apuntó la funcionaria.

Las promesas de casamiento o de un buen empleo son las principales tácticas de convencimiento de los traficantes.

En el país de destino, el sueño acaba abruptamente. La mayor parte de las víctimas femeninas son vendidas a burdeles y los niños y jóvenes a trabajos forzados no remunerados.

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