La Confederación Sindical Internacional (CSI) está determinada a abrir un diálogo con la Federación de Sindicatos de China (FSC) patrocinada por el Estado. La organización mundial tomó la decisión con no pocas controversias internas.
La CSI asumió los contactos en vísperas de las reuniones anuales del Foro Social Mundial (FSM), en que se considerará este mes el rol de los sindicatos en el contexto de una fortalecida sociedad civil.
La FSC es el mayor sindicato nacional del mundo. Mientras, la CSI, con 167 millones de miembros en 153 países, es, por lejos, la mayor organización sindical internacional.
La CSI se negaba a contactarse con la FCS por considerar que, por sus vínculos con el gobernante Partido Comunista de China, no era un sindicato independiente.
Pero el creciente poder económico del gigante asiático convenció a la central mundial de intentar alguna forma de cooperación.
La CSI, con sede en Bruselas, encomendó el 14 de diciembre a su secretario general, Guy Ryder, el mandato de iniciar un diálogo con la FSC, el cual debería redundar en una mayor atención internacional a los problemas laborales en las empresas de China.
La FSC, única central sindical permitida en China, es objeto de grandes cuestionamientos entre sindicalistas occidentales por su vínculo con el gobierno de partido único.
El rechazo se está aliviando, aunque no todos los miembros de la CSI muestran el mismo entusiasmo al respecto.
La central sindical polaca Solidarnosc (Solidaridad), la holandesa FNV y las organizaciones de la región administrativa especial china de Hong Kong se opusieron a la decisión. Al principio, la central estadounidense AFL-CIO se opuso, pero en diciembre se plegó a la mayoría.
La mayoría de los miembros de la CSI apoyan el diálogo sobre la base del papel de China en el proceso de globalización. La central internacional no está representada en China, y, por lo tanto, no tiene influencia en ese país.
"Al iniciar un diálogo con los sindicatos chinos, la CSI quiere tener más influencia en China", declaró Ryder. "Eso debería permitirnos también discutir el rol de China en el mundo."
Los sindicalistas occidentales también consideran que la FSC juega un papel positivo en el terreno. La central china debe adaptarse a un ambiente socioeconómico cambiante, con una creciente actividad de empresas privadas y millones de migrantes internos viviendo en condiciones precarias.
A medida que el gobierno chino llama a consolidar una sociedad armónica con más equidad entre trabajadores y empresarios, la FSC, o algunos de sus miembros, se siente motivada a defender con más ahínco los derechos laborales.
La CSI, por ejemplo, evalúa positivamente las nuevas leyes laborales de China. "Son un paso en la dirección correcta", dijo Ryder. "De todos modos, aún tienen un largo camino por recorrer, así como también en materia de inspecciones y aplicación."
La multinacional de telecomunicaciones china Huawei pretendió hace poco despedir a 7.000 empleados para obligarlos a firmar nuevos contratos que les habrían privado de los beneficios por 10 años de antigüedad impuestos por la legislación laboral aprobada el año pasado.
Pero los despidos fueron anulados por la acción de la FSC. Para algunos, el éxito de estas movilizaciones refleja los vínculos políticos de la central china. Otros apuntan a los beneficios que logró para los trabajadores.
Sea cual sea el proceso dentro de China, cualquier tipo de cooperación entre la CSI y la FSC cambiaría la relación de fuerzas entre trabajo y capital en el país.
"Nuestro objetivo no es descubrir cómo opera la FSC", dijo Ryder. "Es importante admitir que la legislación china restringe la actividad sindical, por lo cual su eficacia depende de qué es posible y qué no."
El conductor de la CSI se propone iniciar el diálogo "tan pronto como sea posible, aunque aún no hay fecha fijada". "Una vez que comencemos a hablar, discutiremos los parámetros, los objetivos y los compromisos", previó.
