El presidente Rafael Correa cumplió este martes un año al frente del gobierno de Ecuador con gran popularidad y visiones encontradas sobre su gestión.
En su informe ante la Asamblea Nacional Constituyente, Correa afirmó que la inversión social aumentó 34 por ciento y que se redujeron el desempleo y el subempleo gracias al fomento de puestos de trabajo productivos.
El mandatario resaltó además la distribución masiva de microcréditos para la producción y la aplicación de subsidios en ciertas áreas con el objetivo de reducir la desigualdad social.
Entre los logros que se atribuyó Correa figura el haber mantenido la inflación en 3,3 por ciento anual, pese a movimientos especulativos locales y a la elevación de los precios internacionales del petróleo y de los granos, por el gran consumo en China e India.
El presidente destacó el papel que debe jugar la Asamblea Nacional Constituyente en el nuevo rumbo político, económico y social que se busca, a través de una nueva constitución.
Pero Correa advirtió que el talón de Aquiles de la economía ecuatoriana está en su comercio exterior. Si no se tomaran en cuenta las exportaciones petroleras, el país tendría un déficit comercial de 4.000 millones de dólares, lo que corresponde a 10 por ciento del producto interno bruto, una cifra que consideró alarmante.
El presidente aseguró que se implementan medidas para establecer altos aranceles a la importación de bienes suntuarios y de productos que compitan con los ecuatorianos.
Si bien saludó el aumento de las reservas monetarias a más de 3.000 millones de dólares, subrayó que por la adopción del dólar como moneda nacional en 2000, esos fondos, en lugar de utilizarse para inversiones productivas, están colocados en bancos de Estados Unidos financiando al país más rico del mundo.
Por eso, Correa pidió a los constituyentes terminar con la autonomía del Banco Central, para que esos recursos puedan ser utilizados en inversión productiva.
En su opinión, la dolarización de la economía ecuatoriana se ha sostenido por los altos precios del petróleo y por el gran ingreso que representan las remesas de los emigrantes, que en 2007 llegaron a los 2.000 millones de dólares.
Para el economista Mauricio Pozo, ex ministro de Economía del gobierno de Lucio Gutiérrez (2003-2005), el gobierno tuvo un desempeño económico "deficiente" ya que un crecimiento de 2,65 por ciento del producto interno bruto muestra que no se podrá recuperar el empleo.
"Los países no crecen si no tienen inversión, y la inversión extranjera en el año pasado no va a llegar probablemente (aún no están las cifras de cierre), ni siquiera a 500 millones de dólares, cuando Colombia tuvo siete mil millones", aseguró.
Según Walter Spurrier, analista económico, "hay un mal desempeño de la economía este año que acaba de terminar, quitando la producción petrolera o dejando los beneficios de los nuevos ingresos petroleros, aún así estamos por debajo del promedio de América Latina".
"No todo es culpa del gobierno actual, pero sí podíamos esperar" que mejorara "porque ahora tenemos un gobierno de economistas", afirmó en referencia a la profesión de Correa.
El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Alberto Acosta, en un discurso durante el acto de presentación del informe presidencial, destacó el papel de ese cuerpo como parte de la denominada "revolución ciudadana" que impulsa el gobierno iniciado el 15 de enero de 2007.
"Este proyecto político de cambio se fundó sobre la visión de cinco revoluciones específicas e interrelacionadas: la primera de ellas, la revolución constitucional y democrática, que ya se está concretando en la Constituyente, y que dará forma estructural de las otras cuatro", aseguró.
"Una revolución ética, que empieza a tomar forma gracias a una ciudadanía que cree en su gobierno, que cree en una patria nueva en la que los derechos y deberes de un patriota tienen un significado más profundo", afirmó Acosta.
"Una revolución económica, que tiene como eje al ser humano y no a la acumulación capitalista, permitiéndonos, por lo tanto, superar los últimos rezagos del rentismo y del neoliberalismo, apuntando hacia el bienestar colectivo y a un pleno equilibrio entre desarrollo y el ambiente", aseguró.
"Una revolución social, donde las equidades, la justicia y la armonía con la naturaleza se impongan como agenda prioritaria. Hacia este ansiado objetivo, el papel de la Asamblea también será fundamental. Y finalmente, una revolución por la soberanía y la integración latinoamericana, a través de la cual podamos construir la Patria Grande, el anhelado sueño de (Simón) Bolívar", héroe de la guerra de independencia de la corona española, argumentó.
Pero, para el centrista ex candidato a constituyente César Montúfar, el gobierno ha traicionado el cambio prometido en la campaña electoral y su primer año de gestión se redujo a "un proceso de concentración personal de poder".
La Asamblea dejó de ser expresión del deseo del Ecuador para llegar a un gran acuerdo y se ha convertido en "instrumento coyuntural del presidente de la República", agregó.
Mientras, el ex diputado socialdemócrata Andrés Páez, parte del Poder Legislativo cesado en noviembre por la Constituyente, afirmó que 2007 "ha sido el año más lamentable de los últimos 50, porque las instituciones han quedado desarticuladas y ha desaparecido el Congreso".
A juicio del centroderechista ex candidato presidencial Jacinto Velásquez, la administración de Correa ha sido hasta ahora de regular a buena, y entre lo positivo se encuentra la partida de defunción a la "partidocracia", la honradez del primer mandatario y de sus colaboradores y, fundamentalmente, su independencia del poder económico.
Pero en el debe Velásquez colocó los enfrentamientos del presidente con los medios de comunicación y el haber confiado a las Fuerzas Armadas obras en áreas estratégicas.
Mientras, las encuestas señalan una aceptación de más de 70 por ciento para Correa, popularidad que no ha tenido ningún mandatario de este país al concluir su primer año de mandato.
