Un programa para reubicar los vertederos de basura cercanos al septentrional aeropuerto colombiano de Barranquilla y una campaña de educación ciudadana pondrán fin al problema de la seguridad en los vuelos. Con un costo de 542 mil dólares, la iniciativa intenta resolver un problema sanitario y el constante peligro de accidentes aéreos por las aves carroñeras que se incrustan en las turbinas de los aviones.
Doce botaderos en la zona son ilegales y se ubican a dos kilómetros del aeropuerto, cuando las normas internacionales estipulan una distancia de al menos ocho kilómetros.
El plan fue acordado por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y la empresa Confiable ESP, encargada del manejo de los desechos en el municipio de Soledad, donde se ubica el aeropuerto Ernesto Cortissoz.
La erradicación requerirá participación de autoridades, la empresa concesionaria y los recolectores en carretas con mulas que, por poco dinero, recogen residuos domiciliarios y los depositan en lugares no autorizados.
