COMERCIO-MÉXICO: Nueva apertura agrícola trae olor añejo

La caída de barreras al intercambio de maíz en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) arruinará al campo mexicano, advierten activistas y campesinos que demandan revertir esa medida. Pero la apertura, en vigor desde esta semana, en los hechos rige desde hace nueve años.

Como lo acordaron Canadá, Estados Unidos y México al poner en marcha en 1994 el TLCAN, conocido también como Nafta por sus siglas en inglés, en 2008 entra en vigor el último tramo de la progresiva apertura agrícola regional con el maíz y los frijoles, de alto consumo en México, y el azúcar y la leche en polvo.

Señalar que el 1 de enero de 2008 "es una fecha fatal para el comercio agrícola es un error o un engaño", pues desde 1996 el gobierno viene autorizando anualmente desde Estados Unidos la libre importación de maíz —que es el alimento de mayor consumo en México— para cubrir la deficitaria producción local, dijo a IPS el consultor comercial Luis de la Calle.

Si algún daño hizo la apertura en el caso del maíz, éste ya se dio y no vendrá ahora que los aranceles bajaron formalmente a cero y se eliminaron las autorizaciones de importación, sostuvo De la Calle, quien fue viceministro de Negociaciones Comerciales de México en los gobiernos de Ernesto Zedillo (1994-2000) y de Vicente Fox (2000-2006).

Unos 200 opositores al TLCAN, al que consideran el origen de la mayoría de males del área agropecuaria mexicana, cerraron el martes de forma intermitente uno de los más de 15 cruces fronterizos existentes hacia Estados Unidos. El miércoles, un número similar se manifestó frente a la embajada de Washington en la capital del país.

Miguel Colunga, dirigente de la campaña "Sin maíz no hay país, sin Frijol Tampoco ¡Pon a México en tu boca!", señaló a IPS que las 300 organizaciones sociales y campesinas que integran esa iniciativa no descansarán hasta lograr que se renegocie el TLCAN en el capítulo agrícola.

Los opositores desean que la frontera mexicana se cierre a la compra y venta de maíz y frijoles hasta que el país alcance niveles competitivos. La apertura debe darse sólo si la producción local no alcanza a cubrir la demanda interna, sostienen.

"Estamos creciendo como grupo y hay un buen clima para presionar por la renegociación", expresó Colunga, tras informar que el 31 de enero diversas agrupaciones campesinas y sociales realizarán una "gigantesca" marcha en la capital mexicana para expresar sus demandas.

Además, informó que legisladores prometieron emitir un "punto de acuerdo" para exhortar al gobierno a renegociar el TLCAN y también que hubo ya acercamientos con autoridades para dialogar sobre el tema.

Pero expertos en comercio, como De la Calle, y abogados especialistas en materia agrícola creen que renegociar el instrumento comercial será difícil.

La desgravación arancelaria concertada en el TLCAN viene cumpliéndose de forma progresiva en todos los capítulos y sólo resta que en enero de 2009 se eliminen las restricciones al libre comercio de automóviles usados.

En este instrumento comercial norteamericano no se incluyeron compromisos para eliminar las políticas de subvención agrícola, tema en el que Estados Unidos es uno de los campeones mundiales.

El gobierno mexicano del conservador Felipe Calderón adelantó que no es partidario de renegociará el TLCAN y que, en todo caso, ayudará a los campesinos con más programas y recursos para afrontar la competencia.

Cuando se negoció el TLCAN, el entonces gobierno de Carlos Salinas (1988-1994) sostuvo que hasta 2008 había tiempo suficiente para preparar al campo hacia la apertura agrícola total.

Pero no fue así. "En realidad los gobiernos nos abandonaron a los campesinos, bajaron todos los apoyos y subió la migración hacia Estados Unidos y las ciudades", dijo el dirigente de la campaña "Sin maíz no hay país, sin Frijol Tampoco ¡Pon a México en tu boca!".

Colunga, que cultiva sorgo en una parcela de su propiedad de 10 hectáreas en el estado de Chihuahua, en el norte de México, indicó que él personalmente debe hacer grandes esfuerzos cada año para no quebrar económicamente.

En las zonas rurales de este país habitan unas 20 millones de personas, 75 por ciento de ellas en situación de pobreza. Apenas una tercera parte de los trabajadores del campo cuentan con prestaciones laborales y hay un éxodo constante de fuerza laboral hacia las urbes mexicanas y estadounidenses.

De las 31 millones de hectáreas que se cultivan en México, en menos de un millón se concentra la producción exportable. El resto se destina a abastecer el mercado interno y, en buena medida, al autoconsumo.

En materia de rendimiento agrícola, México no puede competir en general con su vecino Estados Unidos. Sin embargo, en ciertos productos, como tomate, lechuga, brócoli, aguacate y mango, es líder en exportaciones hacia ese país.

En maíz, grano que fue domesticado en México hace unos 9.000 años y que se mantiene como base de la dieta local, este país tiene una producción anual de 19 millones de toneladas, frente a 300 millones de toneladas de Estados Unidos.

A un agricultor mexicano de maíz le cuesta 300 veces más cultivar una hectárea de esa gramínea que a uno de Estados Unidos, y obtiene un rendimiento 3,5 veces inferior, según la Confederación Nacional Campesina.

Además, cada productor agropecuario estadounidense recibe un promedio de 20.000 dólares anuales en subvenciones de diferente tipo, mientras en México esas ayudas no pasan de 770 dólares por año, agrega la Confederación.

Estados Unidos destina unas 32 millones de hectáreas a las plantaciones de maíz, que no sólo se utiliza en alimentación humana y animal, sino también en la destilación de etanol. En México, el cultivo ocupa 8,5 millones de hectáreas.

Un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), a la que pertenecen México y las economías más poderosas del planeta, indica que los apoyos del Estado al campo mexicano durante los años de vigencia del TLCAN no fueron suficientes y se distribuyeron en mayor cantidad en los estados ricos del norte del país.

El apoyo total estimado al sector agrícola mexicano entre 1991 y 1993 sumó unos 3.300 millones de dólares. Para el período 2003-2005 subió a 7.000 millones.

Se trató de un aumento nominal que, sin embargo, no representó incrementos reales, indica la OCDE en su estudio Políticas de Agricultura y Pesca en México.

Como porcentaje del producto interno bruto, el apoyo oficial al campo mexicano pasó de representar tres por ciento entre 1991 y 1993 a 0,9 por ciento entre 2003 y 2005, precisa la investigación.

Aunque la mayoría de organizaciones contrarias al libre comercio agrícola atribuyen los problemas agropecuarios mexicanos al TLCAN, investigaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe sostienen que los rezagos del sector rural se originan en múltiples factores, como la falta de apoyo estatal, la emigración y problemas climáticos.

Colunga reconoció que, a diferencia de algunos de sus compañeros, él no cree que el TLCAN sea el causante de todos los males del campo.

"Los problemas que tenemos en el México rural vienen desde los años 80, antes del TLCAN, cuando los gobiernos abandonaron al campo. Ya durante la apertura no hicieron tampoco la tarea en cuanto apoyo, por eso estamos como estamos", señaló.

El gobierno de Calderón señala que la apertura no debe verse sólo como una amenaza sino también como una oportunidad, pues así como México derrumbó sus barreras al comercio agrícola también lo hicieron Canadá y Estados Unidos.

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