ELECCIONES-TAILANDIA: Urnas rigurosamente vigiladas

Las elecciones parlamentarias de este domingo en Tailandia, las primeras desde el golpe de Estado del año pasado, servirán como indicador del grado de aceptación de los votantes a la intervención de los militares en la política nacional.

Mucho dependerá de la cantidad de bancas que obtenga el Partido Poder del Pueblo (PPP) en la legislatura de 480 miembros. Este sector está fuertemente identificado con el ex primer ministro Thaksin Shinawatra (2001-2006), depuesto por las fuerzas armadas.

Los jefes militares no se presentan como candidatos en esta suerte de referéndum sobre su gestión, pero la Junta ha tomado medidas para asegurarse el control del poder incluso después de las elecciones.

La aprobación de una controvertida ley, en la noche del jueves, por parte de la Asamblea Legislativa Nacional controlada por los militares no dejó dudas sobre los planes de la dictadura.

Esta ley permite al Comando de Operaciones de Seguridad Interna establecer toques de queda, prohibir actos públicos y limitar la autoridad de los funcionarios en situaciones calificadas como riesgosas para la seguridad nacional.
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El Comando fue creado por otra dictadura militar en tiempos de la Guerra Fría, cuando Bangkok se enfrentaba con insurgentes de ideología comunista.

Los militares disfrutaron un poder especial bajo las reglas establecidas por este organismo, que los colocaron por encima de las leyes y les permitieron no rendir cuentas a nadie.

Los poderes del Comando fueron limitados a fines de los años 80, en la medida que se desvanecía la amenaza de las guerrillas comunistas, y fueron recortados aun más en la Constitución aprobada en 1997.

Cuando los jefes del golpe militar de 1991 se vieron obligados por un levantamiento popular a dejar el poder en 1992, el país asistió a un crecimiento sin precedentes de la joven democracia, con los partidos políticos y los grupos de la emergente sociedad civil dominando la escena nacional.

Pero las esperanzas de alcanzar la madurez institucional y lograr que los militares aceptaran que no tenían ningún papel en la política interna fueron borradas por el 18 golpe de Estado que sufrió este país, en septiembre de 2006.

La reticencia de los militares a abandonar la política está asentada en una cultura en la que el ejército se autopercibe como "defensor, creador y garante de la sociedad tailandesa", dijo Panitan Wattanayagorn, experto en seguridad nacional de la Universidad Chulalongkorn de Bangkok.

"La estructura, naturaleza y herramientas de las fuerzas armadas deben modificarse para que la democracia se modernice y pueda profundizarse", agregó.

La organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) acusó esta semana a la Comisión Electoral de inacción frente a la evidencia de interferencias de los militares, lo que pone en riesgo la limpieza e imparcialidad de los comicios.

El informe de HRW mencionó hostigamiento e intimidación de los candidatos del PPP, que propone las políticas a favor de los pobres que le garantizaron a Thaksin y su partido Thai Rak Thai (TRT) dos períodos consecutivos de gobierno.

El TRT y 111 de sus dirigentes, Thaksin incluido, fueron proscriptos este año por un tribunal especial designado por los militares.

"Disolvieron al TRT por manipular el proceso electoral, pero ahora la Junta está haciendo lo mismo", dijo Elaine Pearson, vicedirectora de la división asiática de HRW.

"Los militares están maniobrando para influenciar el resultado de los comicios e impedir que los aliados de Thaksin vuelvan al poder", agregó.

La Junta utiliza la ley marcial para evitar el triunfo del PPP. Las 31 provincias, de las 76 que componen Tailandia, donde se encuentra vigente se encuentran mayoritariamente en el norte y el noreste del país, regiones donde el apoyo a Thaksin es muy fuerte, a causa de sus políticas de asistencia a los pobres en esas áreas rurales.

Las restricciones, sin embargo, no han erosionado el optimismo del PPP. "Esperamos ganar más de la mitad de las bancas", dijo Jakrapob Penkair, director del departamento de relaciones internacionales del partido.

"Tenemos la esperanza de que la voz del pueblo sea más fuerte que la de los militares para reafirmar el poder de la democracia. Las elecciones nos ayudarán a trazar un límite entre dictadura y democracia", agregó.

Abhisit Vejajiva, líder del Partido Demócrata, la otra fuerza política importante que compite en estas elecciones, advirtió esta semana que "si los militares quieren perpetuarse en el poder saldremos a la calle a protestar".

"Lo mejor que podemos esperar de las elecciones es que demuestren que los golpes de Estado pertenecen al pasado", agregó Abhisit, de 43 años, quien podría convertirse en el primer ministro electo más joven en la historia de este país si su partido triunfa el domingo.

"Pienso que los militares deberían haber aprendido varias lecciones. Tomar el poder es la parte más sencilla", afirmó.

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