La hidroeléctrica brasileña de Santo António, en el amazónico río Madeira, seguirá bajo ataques de movimientos ambientalistas y sociales, aunque su construcción entre 2008 y 2012 quedó sellada en la licitación del 10 de este mes, ganada por un consorcio liderado por la firma Odebrecht. «La obra afectará a cinco mil familias que viven en las cercanías del río», dijo a Tierramérica Wesley Ferreira, activista del Movimiento de Afectados por las Represas, que representa a un millón de familias brasileñas.
«Los precios subirán con la especulación inmobiliaria, desequilibrios en la agricultura familiar y el extractivismo de indígenas y pueblos ribereños», agregó.
También concentrará a «miles de obreros, y la noticia sobre oferta de energía y empleos atraerá a mucha más gente», destacó André Muggiati, de la campaña Amazonia de Greenpeace.
En el río Madeira se prevé construir cuatro presas hidroeléctricas.
