En un estrecho camino del gueto musulmán de Park Circus, en Kolkata, vive Kishar Jahan, una frágil mujer cuyo clamor por justicia puso a la defensiva a los comunistas que gobiernan el oriental estado indio de Bengala Occidental.
Esto ocurre tras el presunto asesinato de su hijo, que se atrevió a casarse con la hija de una adinerada familia hindú.
Rizwanur Rahman, diseñador gráfico, fue hallado muerto, con su cabeza destrozada, cerca de las vías férreas, el 21 de septiembre, luego que la policía interfirió con su casamiento con Priyanka Todi a instancias del padre de ésta, el poderoso empresario hindú Ashok Todi.
Desde entonces, una serie de manifestaciones y protestas sacudieron a esta ciudad, que siempre se jactó de sus credenciales intelectuales y seculares.
"Quiero justicia", dijo la mujer, con los ojos llenos de lágrimas por su hijo de 30 años. Su voz desfallecía mientras la apuntaban los focos de diferentes canales de noticias que responsabilizaron al gobierno comunista, liderado por el ministro jefe Buddhadeb Bhattacharjee.
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Vigilias, campañas de recolección de firmas, obras callejeras, batallas judiciales y procesiones de organizaciones de derechos humanos y partidos políticos convirtieron la misteriosa muerte de Rizwanur en un asunto nacional, y cuestionaron el rol partidario de la policía bajo el régimen comunista.
Curiosamente, fue el jefe de la policía de Kolkata, Prasun Mukherjee, señalado como cercano a Bhattacharjee, quien expuso el rostro real del gobierno en una conferencia de prensa que convocó el 23 de septiembre, poco después de encontrado el cadáver.
Mukherjee dijo que Todi y su familia estaban "naturalmente" perturbados porque Priyanka había contraído matrimonio con un musulmán de un grupo de ingresos bajos.
Mukherjee no tuvo reparos en admitir que la policía había interrogado a la pareja y estaba involucrada en separar a estos casados legalmente.
"Si la policía no interviene, ¿quién lo hará? ¿El Departamento de Obras Públicas?", dijo con sarcasmo.
Mukherjee insistió en que la muerte de Rizwanur fue suicidio, aunque el informe postmortem todavía no estaba disponible.
La teoría del suicidio fue descartada por la familia y por organizaciones de derechos humanos, que desafiaron una investigación de la policía estatal sobre la muerte y finalmente, el 16 de octubre, lograron que la Suprema Corte de Calcuta (antiguo nombre de Kolkata) extendiera una orden para una investigación federal (del Buró Central de Investigaciones, CBI), para vergüenza del gobierno de Bhattacharjee.
La orden judicial dejó al gobierno sin otra opción que destituir a Mukherjee y a otros oficiales de policía involucrados en el caso.
Una de las organizaciones de derechos humanos que está al frente de la campaña es la Asociación para la Protección de los Derechos Democráticos (APDR), a la que Rahman se acercó en busca de ayuda luego que los policías presuntamente forzaron a su esposa a regresar a su hogar paterno.
"Éste es un caso de clara interferencia del estado en la vida conyugal de una pareja adulta legalmente casada. La policía no tenía por qué interferir, pero lo hizo", dijo Sujato Bhadra, secretario de la APDR.
"No tenemos razones para creer que el joven haya cometido suicidio, dado que se estaba preparando para dar una larga batalla para que su esposa volviera, y se había acercado a nosotros exactamente por eso", enfatizó Bhadra.
Bhadra publicó cartas de la víctima acusando a altos funcionarios policiales de coaccionarlo para que abandonara el matrimonio o enfrentara la cárcel.
"¿Dónde estamos viviendo? ¿Es un estado policial? ¿Acaso dos adultos no pueden juntarse a causa de la religión?", preguntó el eminente dramaturgo y actor bengalí Saoli Mitra, uno de quienes protestaron contra la intimidación de Rehman por parte de la policía, aparentemente en nombre de Todi.
Durante semanas, personas conmovidas por la trágica muerte de Rahman mantuvieron una vigilia fuera de la prestigiosa Facultad de St. Xavier, donde el fallecido había estudiado.
Un grupo de teatro al que la policía le impidió poner formalmente en escena una obra sobre Rahman, llevó su espectáculo a las calles.
"La policía nos llamó y nos amenazó", dijo Chaitali Mullick, del grupo teatral Agnibina, que creó la obra "Bhalobashar Aarek Nam Rizwanur" ("El otro nombre del amor es Rizwanur").
"Nos conmociona que se nos haya podido impedir poner en escena esta obra", dijo Mullick. La misma retrata el amor de dos jóvenes en medio de la oposición de la policía y los familiares.
La orden judicial de pasar el caso a la CBI fue vista como una crítica al gobierno comunista. "La agencia (local de policía) había interrogado a 56 testigos sin presentar una demanda contra nadie. Cuando hay acusaciones contra la policía y las autoridades, el caso debería ser investigado por la agencia federal", sostuvo el juez.
La investigación de la CBI comenzó con el registro de una demanda de asesinato contra el suegro de la víctima, y los detectives interrogaron a cada oficial de policía, de Mukherjee hacia abajo, cuyo nombre figuraba en la demanda por intimidar al joven.
"La orden de la Suprema Corte de Calcuta para una investigación de la CBI es un juicio histórico en la lucha por la democracia y la justicia social. Pero nosotros continuaremos luchando hasta que finalmente se haga justicia", aseguró Bhadra.
Kishar Jahan y los miembros de su familia fueron envalentonados por el interés popular que despertó el caso, estimulado por la sociedad civil.
"Inmediatamente después de la muerte de Rizwanur, teníamos miedo de dar cualquier paso. Pero entonces sentimos que su alma no descansaría en paz si no luchábamos por la justicia, y gradualmente hallamos apoyo de todos, desde los medios hasta las organizaciones de derechos humanos, a los niños pequeños en la localidad", señaló Akilur Rahman, uno de los tíos de Rizwanur.
Aunque aún está por determinarse si fue asesinato, el caso perjudicó la imagen de los comunistas que gobernaron Bengala Occidental durante un periodo récord de 30 años, ganando elección tras elección en base a sus valores socialistas que quedaron mejor plasmados en las reformas agrarias que implementaron y en las actividades sindicales.
