La Unión Europea (UE) amenazó con responder al uso de violencia contra manifestantes pacíficos en Birmania, reforzando sanciones ya vigentes contra la dictadura militar de ese país asiático.
Mientras, persiste la brutal represión a monjes budistas opositores que, desarmados, protestan en las calles contra el régimen impuesto en el golpe de Estado de 1962.
Pero nada indica que los generales birmanos estén demasiado preocupados por esta amenaza, pues la UE ha sido incapaz, hasta ahora, de orquestar sanciones eficaces.
Entre las medidas de la UE contra Birmania figuran la prohibición de viajes impuesta a altos funcionarios de la junta militar, otra a las inversiones, un embargo de armas y un congelamiento de los bienes de los miembros del régimen en Europa.
Todo esto o bien fue dejado de lado o bien tuvo poco impacto.
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Se congelaron menos de 10.000 dólares en bienes. Firmas de Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña y Suecia desarrollaron armas o componentes militares destinados a Birmania.
Y en mayo, la UE permitió al canciller birmano asistir a una reunión sobre las relaciones de Europa con Asia en la septentrional ciudad alemana de Hamburgo.
La prohibición a las inversiones sólo abarcó a las inversiones directas en empresas del Estado. "Prohibieron algo que no podía ocurrir", dijo Mark Farmaner, de la organización The Burma Campaign UK, con sede en Londres.
Hay una leve posibilidad de que el bloque europeo decida rectificar esa situación cuando sus ministros de Relaciones Exteriores se reúnan en octubre.
Hasta ahora, Francia se negó a acordar una firme prohibición de inversiones, pues pretende de proteger los contratos de la compañía energética Total, entre ellos uno vigente desde 1992 con la estatal birmana Myanmar Oil and Gas Enterprise para explotar el yacimiento de gas de Yadana, en el mar de Andamán.
Pero el presidente francés Nicolas Sarkozy dijo el 26 de septiembre que Total no debería tener más inversiones en Birmania.
Aunque esto no necesariamente pondrá fin a la relación de la compañía con las autoridades birmanas, el movimiento de solidaridad con el país asiático aplaudió el anuncio.
"Es una medida bienvenida. Ahora la UE debe adoptar medidas similares. Debe fortalecer sus sanciones económicas contra Birmania, para que cubran a sectores clave como el gas, la madera y los minerales", dijo a IPS Frédéric Debomy de la organización de activistas franceses Info Birmanie.
"Ésta es una noticia realmente buena. Es un cambio radical por parte del gobierno francés. Es una vergüenza que en Rangún tuviera que morir gente a balazos para que el gobierno de Francia hiciera esto. Si lo hubiera hecho antes, el régimen birmano no sería tan fuerte como lo es hoy", expresó Farmaner.
El anuncio de Sarkozy parece ser todavía más significativo por el hecho de que fue formulado luego de su reunión con Sein Win, "primer ministro" del gobierno de Birmania en el exilio y primo de la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz bajo arresto domiciliario impuesto por la junta militar.
Ésta fue la primera de tales reuniones entre un presidente francés y la oposición birmana.
El canciller francés Bernard Kouchner también apoyó a Total en el pasado. En 2003 declaró la inocencia de la empresa ante acusaciones de trabajo forzado en Birmania. Pero hizo esta declaración luego de asumir una misión investigadora, que, según diversas versiones, fue financiada por la propia Total.
La UE ha estado dividida en dos en torno a Birmania.
Dinamarca, Gran Bretaña, Holanda, Irlanda y la República Checa han estado en general a favor de intensificar la presión. Pero Alemania, Austria, España, Francia y Polonia se mostraron reticentes.
Las muestras públicas de preocupación por parte de algunos gobiernos disimularon políticas débiles de las que el gobierno birmano supo sacar ventaja.
En 1997, el Partido Laborista de Tony Blair prometió que presentaría una propuesta de prohibir las inversiones británicas en Birmania si ganaba las elecciones generales de ese año. Pero una vez que llegó al poder se negó a cumplir ese compromiso.
Activistas advierten que Gran Bretaña es el segundo inversor en Birmania, lo cual fue contradicho por el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores David Milliband, quien recordó que las dos principales firmas británicas allí —Premier Oil y British American Tobacco— se retiraron hace dos años.
Sin embargo, todavía hay firmas con sede en territorios británicos de ultramar que se usan como trampolín para las inversiones en Birmania. A comienzos de este año, dos compañías de Singapur invirtieron en Birmania a través de conexiones empresariales radicadas en las británicas Islas Vírgenes.
Harn Yanghwe, de la no gubernamental Euro-Burma Office, dijo que la UE fue "bastante pasiva" en lo que respecta a Birmania. Cree que el bloque europeo sólo puede enmendar su inacción ayudando a construir un consenso internacional para poner fin a la dictadura.
A diferencia de la UE y Estados Unidos, China y Rusia se negaron a apoyar los pedidos de sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Birmania.
"Birmania continúa jugando un juego de un país contra el otro. El problema es que tuvimos sanciones durante más de 10 años y, realmente, no ocurrió nada. Birmania está bastante abajo en la lista de prioridades de todos", agregó Yanghwe.
"Odiaría ver una situación en la que toda la UE presentara una declaración expresando preocupación. El tiempo de las medidas simbólicas ya pasó. Se necesita algo más sustancial", concluyó.