SALUD-SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE: Fuerte golpe al paludismo

La batalla sin cuartel contra el paludismo comienza a dar resultados notables en Santo Tomé y Príncipe, donde esta enfermedad causó miles de muertes en la década pasada, especialmente entre niños y niñas de corta edad.

Seis años después del lanzamiento del Programa de Acción Continua de Lucha contra el Paludismo (PACLP), la república insular de África occidental de apenas 1.000 kilómetros cuadrados y con unos 190.000 habitantes comienza a mostrar los efectos positivos de su aplicación.

El archipiélago tiene ahora un nuevo perfil epidemiológico, al descender de categoría en el elenco mundial de nivel de paludismo, debido a la acentuada disminución de casos y de los muchos consecuentes óbitos que se registraban. Son éxitos logrados después de ciclos de fumigación, saneamiento y profilaxis realizados entre 2004 y 2006.

Esta enfermedad fue hasta hace tres años el primer motivo de muertes en el archipiélago, con un incidencia de 25 por ciento sobre el total, cifra que disminuyó considerablemente para situarse actualmente en seis por ciento en la isla de Santo Tomé y 0,6 por ciento en Príncipe.

Según datos oficiales, el número de hospitalizaciones por paludismo era de 13.239 en 2004, con un registro de 169 muertes, indicadores considerables al relacionarlos con el escaso número de habitantes del país, cifras que bajaron a 1.873 internamientos y 26 óbitos en 2006.
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Sin embargo, ganar la batalla contra el paludismo en esta ex colonia portuguesa independiente desde 1975 exigirá que en los próximos años se mantengan las vigilancias epidemiológicas, clínico-parasitarias, entomológicas y ambientales, sostiene en su edición de éste mes la revista África 21.

Sobretodo se trata de mantener el programa y no cometer el mismo error trágico de 1990, cuando se interrumpió la campaña contra el paludismo o malaria que se había iniciado la década anterior, causando la disminución de la inmunidad de la población, con las consecuencias trágicas de la pérdida de miles de vidas.

La publicación luso-africana con redacción repartida entre Lisboa y Luanda, capital de Angola, informó que el PACLP proseguirá con fumigaciones dentro y fuera de los hogares y promoverá el uso de mosquiteros impregnados con desinfectantes.

El paludismo es una enfermedad infecciosa causada por parásitos del tipo Plasmodium, que son transmitidos por la picadura de la hembra del mosquito de la familia Anofeles. Los síntomas más comunes son fiebre y escalofríos, dolor de cabeza, musculares y articulares, malestar general, marcado decaimiento y trastornos digestivos.

No existen vacunas contra la malaria, sino sólo prevenciones basadas en la quinina, que no dan seguridad total de inmunidad. La muerte puede sobrevenir cuando el paciente no responde a los tratamientos basados en cloroquina y amodiaquina.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el uso de Coartem, un medicamento que tiene como base la artenisinina y que ha dado buenos resultados en los países más vulnerables al paludismo.

Santo Tomé y Príncipe adhirió a la iniciativa internacional "Hacer Retroceder el Paludismo", inscribiendo un plan estratégico 2001-2010, apoyado por la OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y por acuerdos bilaterales con Brasil, Estados Unidos, Portugal y Taiwán.

"Nosotros tenemos una estrecha colaboración con los países de expresión portuguesa, donde cooperamos en el combate a la enfermedad", dijo a IPS el doctor Jaime Simões Nina, investigador del Instituto de Medicina Tropical (IMT) de Lisboa.

El destacado experto en enfermedades tropicales se mostró partidario de que el combate contra el paludismo debe trabarse "mediante los nuevos principios defendidos por la OMS" en lo referente al uso de la terapéutica combinada contenida en el Coartem.

Simões Nina recordó que en el campo de la malaria, el IMT desarrolla proyectos con todos los miembros de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), de la que hacen parte Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Portugal, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental.

En octubre pasado, los miembros de la CPLP realizaron una reunión "para coordinar las políticas de lucha contra la malaria", apuntó el médico e investigador y recordó, además, que en todos esos países "existen equipos de médicos portugueses constantemente trabajando en el terreno".

Por su parte, el ministro de Salud de Santo Tomé y Príncipe, Arlindo Vicente Assunção de Carvalho, dijo este lunes a la agencia portuguesa Lusa que cuenta con la ayuda de Brasil para estructurar el sistema sanitario del país.

Assunção de Carvalho regresó este lunes de Brasil, tras un largo periplo oficial que comenzó en Brasilia, donde fue recibido por su par brasileño José Gomes Temporão, e incluyó Salvador y Río de Janeiro, donde visitó hospitales, laboratorios y fundaciones dedicadas a la salud pública.

El balance de la visita es "extremamente positivo", porque Brasil "puede ofrecernos asesoría a la investigación, capacitación profesional y apoyo para estructurar el Instituto de Salud Pública de Santo Tomé y Príncipe", indicó Assunção de Carvalho.

Este mes, Gomes Temporão enviará al archipiélago africano un grupo de técnicos brasileños, en una misión integrada también por profesionales estadounidenses, destinada a apoyar el proyecto PACLP.

Brasil también apoyará el combate al síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) en Santo Tomé y Príncipe, en los también africanos Guinea-Bissau, y Cabo Verde y en el asiático Timor Oriental, países de la CPLP que desde hace tres años reciben medicamentos antirretrovirales producidos por laboratorios oficiales brasileños.

La batalla sin cuartel de Santo Tomé y Príncipe contra el paludismo cuenta con la participación en la primera línea del primer ministro Tomé Vera Cruz, que en junio participó en una reunión de alto nivel con representantes de la OMS, el PNUD, Unicef y de los gobiernos de Brasil, Estados Unidos y Portugal, los tres países que apoyan el proyecto.

Según el gobernante, "el desafío es grande" y se impone la movilización y el compromiso efectivo de los sectores público y privado y de las organizaciones no gubernamentales.

En la óptica de Vera Cruz, tan solo así se podrá evitar la suspensión de acciones programadas e implementar una estrategia "que garantice la continuidad de las intervenciones de forma sustentada y duradera".

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