A Buenos Aires y México les tomó casi dos años reconstruir una relación deteriorada por discrepancias sobre la integración americana. En su visita de tres días, el presidente argentino Néstor Kirchner dio la última puntada para cerrar las heridas abiertas entre ambos países.
En su periplo por México finalizado este miércoles, Kirchner firmó el Acuerdo de Asociación Estratégica con el presidente anfitrión, el conservador Felipe Calderón, para impulsar el comercio e inversiones, visitó el Senado y se reunió con los principales empresarios, entre ellos Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo según la revista estadounidense Forbes.
El centroizquierdista gobernante argentino lanzó guiños constantes a México, como agradecer la buena acogida a cientos de sus compatriotas que debieron exiliarse perseguidos por la última dictadura militar de 1976 a 1983, y como condenar el muro que construye Estados Unidos en su frontera sur.
En noviembre de 2005, el entonces presidente mexicano Vicente Fox (2000-2006), del Partido Acción Nacional al igual que Calderón, desató la polémica en la última cumbre continental, en la sudoriental ciudad argentina de Mar del Plata, al defender el Área de Libre Comercio de las Américas, impulsada por Estados Unidos y que había sido excluida de la agenda oficial para congelarla.
Esa intervención provocó duras respuestas de Kirchner y de sus pares Hugo Chávez, de Venezuela, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, todos contrarios al tipo de integración basado sólo en una apertura comercial que amenazaba con debilitar aún más las economías del sur frente a Estados Unidos.
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A partir de entonces, la relación entre México y Argentina entró en las aguas del distanciamiento.
El embajador de Buenos Aires en México, Jorge Yoma, declaró al periódico local La Jornada que Fox generó "un encontronzado" con la región, al asumir la defensa de temas que "nada tenían que ver con los intereses de su pueblo".
En cambio, Calderón se propuso recuperar la relación con los vecinos del sur de América, incluso antes de llegar al gobierno en diciembre, como lo demostró al visita Argentina el mes anterior a su asunción presidencial.
También en abril de este año recibió la visita de la senadora Cristina Fernández, esposa de Kirchner y a quien las encuestas le dan las mejores posibilidades de sucederle en el cargo respecto del resto de postulantes a las elecciones presidenciales de octubre.
Fernández fue la que tejió el contenido del Acuerdo de Asociación Estratégica y dejó la mesa servida para que su cónyuge diera el toque final.
"A partir de este momento, la relación bilateral entre Argentina y México será más profunda y previsible, involucra no sólo a las instancias gubernamentales sino muy especialmente a nuestros sectores empresariales y, por supuesto, a la sociedad civil a través del Foro Argentina-México", dijo Kirchner al firmar el Acuerdo el primer día de visita.
El intercambio comercial entre ambas naciones creció 45 por ciento en el último año y medio, para sumar hoy 3.600 millones de dólares. México es el sexto destino de las exportaciones argentinas y el quinto proveedor de bienes.
"Vamos también a fortalecer la cooperación y las coincidencias en temas globales como la participación de ambas naciones en las principales organizaciones y organismos internacionales y en la cooperación en la lucha contra el crimen trasnacional organizado", dijo a su vez Calderón.
Es que los dos gobiernos buscan fórmulas para satisfacer sus respectivos intereses sin perjudicar el conjunto.
México quiere poner un pie en el Mercado Común del Sur (Mercosur), que argentina comparte con Brasil, Paraguay, Uruguay y con Venezuela en trámite de ser miembro pleno. También trata de suavizar las tensiones con La Habana y Caracas, en muy buenas relaciones con Buenos Aires.
De hecho, Kirchner aprovechó esta ocasión para reiterarle la invitación a México para que se sume al Mercosur.
"Yo aseguro que las naciones del Mercosur viven con un ansiado optimismo el acercamiento de México y, por supuesto, que todos los pueblos que (lo) integramos abogamos por la profundización y el mejoramiento de las relaciones entre todos los países de América Latina", indicó el mandatario argentino en rueda de prensa.
En la reunión con empresarios mexicanos, Kirchner los invitó a invertir en su país y defendió el acuerdo suscrito, el cual "hace énfasis en la cooperación conjunta para el desarrollo económico con justicia social".
La presencia de Fernández en la delegación oficial atrajo la atención especial de la prensa. Sin embargo, la senadora evitó expresamente opacar la visita de su esposo, desarrollando otras actividades paralelas, como un encuentro con intelectuales, artistas y académicos mexicanos para discutir asuntos culturales bilaterales.
El hecho de que la cónyuge del presidente aspire a sucederlo no deja de levantar olas en México, luego de que la esposa de Fox, Martha Sahagún, intentara en vano en 2005 atraer simpatías hacia una eventual nominación para reemplazar al gobernante.
"Inauguramos una etapa diferente entre dos estados, porque hay una decisión institucional" de concebir una alianza estratégica entre Argentina y México", dijo la senadora Fernández.
La senadora acompañó a Kirchner en la reunión bilateral oficial, en la asistencia al Senado y en la entrega de las lleves de la ciudad de manos del alcalde capitalino, el izquierdista Marcelo Ebrard.
Tras la presencia de Kirchner, México recibirá el domingo próximo al presidente Lula, cuyo foco de atención será el deseo de integrar a México a un plan regional energético que gira en torno a la producción de biocombustibles, sobre todo etanol de caña de azúcar y del cual Brasil es el principal productor latinoamericano.
México sufre un déficit de etanol, pues produce anualmente 56 millones de litros e importa 164 millones. El país podría tener refinerías de este biocombustible en dos años.
