RELIGIÓN: Mormones buscan crecer en Rusia

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se ha esforzado durante más de un siglo para establecerse en las repúblicas que fueron parte de la Unión Soviética y en otras naciones de Europa oriental.

Más conocida como la Iglesia Mormona, con sede central en la meridional ciudad estadounidense Salt Lake City, es una congregación polémica dentro del cristianismo.

Los mormones tuvieron su origen en el movimiento de los Santos de los Últimos Días, grupo de iglesias y grupos cristianos de Estados Unidos que seguían las enseñanzas de Jesucristo según la interpretación del predicador Joseph Smith.

Sus seguidores creen que Jesucristo los guía a través de las revelaciones hechas al presidente de la Iglesia, a quien consideran un profeta. Aunque se definen como cristianos, muchos no los consideran como tales.

Los mormones han realizado un trabajo intenso para difundir su fe en Rusia desde que la Unión Soviética, oficialmente atea, dejó de existir en 1991.

Paul B. Pieper, abogado de 49 años presidente de la iglesia para Europa oriental y las ex repúblicas soviéticas, dijo a IPS que los mormones, pese a las restricciones impuestas frecuentemente por los gobiernos, realizaron avances en la difusión de su fe.

— ¿Cuáles son las actividades de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Rusia y las ex repúblicas soviéticas?

— La Iglesia ha estado presente en partes de la ex Unión Soviética por más de 100 años. La actividad fue prácticamente inexistente durante el período comunista, pero comenzó a revivir en 1989. Actualmente, los miembros de la Iglesia son casi 34.000 en más de 230 congregaciones extendidas por todo el territorio.

La Iglesia está dirigida por líderes locales que fueron llamados a servir como voluntarios. No existe un clero profesional y cada hombre que vive según las leyes del Evangelio puede ser ordenado. La verdadera fuerza de la actividad de la Iglesia en la ex Unión Soviética estuvo dada por los liderazgos locales. Esos líderes están en condiciones de enseñar el Evangelio de Jesucristo en su propio idioma y en su propio país.

— ¿Qué actividades realizan, y con qué grado de éxito, en las regiones donde predomina la religión musulmana?

— La Iglesia no tiene un programa especial dirigido a los musulmanes. El mensaje del Evangelio de Jesucristo es para todas las personas, con independencia de su raza, religión, posición económica o educación. En los lugares en que la Iglesia está presente opera sobre el principio de respetar las leyes del país y las creencias de sus habitantes. Esto también se aplica a nuestra tarea en los lugares en los que la fe musulmana es la predominante.

La Iglesia siempre está interesada y abierta a participar con personas de otros cultos para concretar buenas obras. Con frecuencia realizamos servicios comunitarios conjuntos o trabajos humanitarios con musulmanes y personas de otras creencias.

— ¿Se ha incrementado el número de miembros en los últimos años respecto de su número una década atrás?

— La Iglesia ha experimentado un crecimiento sostenido, aunque no rápido, en los países donde realizamos proselitismo. Más de 1.000 misioneros trabajan en todo el territorio de la ex Unión Soviética. Pueden ser fácilmente identificados por sus camisas blancas, sus corbatas azules y la tarjeta de identificación. Ellos dejan sus casas y sus familias por dos años, en los que actúan como voluntarios haciéndose cargo de sus gastos. Son, probablemente, los miembros más visibles de la Iglesia. Muchos de ellos son de países de la región: ucranianos sirviendo en Rusia, o rusos en los países bálticos.

— ¿Cuál fue el impacto de los acontecimientos políticos en la ex Unión Soviética sobre el trabajo de la Iglesia?

— Casi todas las repúblicas que formaron parte de la Unión Soviética han adoptado constituciones o leyes que permiten a los ciudadanos venerar a Dios según su conciencia y creencias. La Iglesia agradece la oportunidad que estas garantías ofrecen. Son las que hacen posible que trabajemos en estas tierras. Y la Iglesia demuestra su gratitud permaneciendo políticamente neutral en los países en los que opera. No apoya a partidos políticos ni permite que sus fondos o edificios sean utilizados para actividades políticas. Cada miembro es libre de elegir a quién va a votar.

Las actividades religiosas en los países de la ex Unión Soviética no están reguladas de la misma manera que en las naciones occidentales y, según algunos, esto limita la libertad de culto. La Iglesia cree que esto es una prerrogativa de cada Estado y no constituye necesariamente un ambiente político negativo.

La Iglesia siempre opera como una institución registrada oficialmente y observa todas las regulaciones y requisitos legales, incluyendo la entrega de informes periódicos y la realización de inspecciones. Nuestra relación con las autoridades durante los últimos 16 años ha sido en general de mutuo respeto.

— ¿Usted cree que la gente aquí no se siente atraída por la vida cristiana? ¿Existe una crisis en la educación cristiana en la región y, de ser así, cómo piensan revertirla?

— La Unión Soviética incluía muchos pueblos y tradiciones religiosas diferentes. Aunque se enseñaba el ateísmo, muchos en estas tierras tienen un profundo y natural sentimiento espiritual que pudo resistir el ateísmo soviético y el foco actual en el consumo. El desafío principal consiste en ayudar a la gente a identificar y desarrollar sus sentimientos religiosos.

Un problema fundamental en estas sociedades es la falta de confianza. A causa de las muchas decepciones que han experimentado durante las últimas centurias es difícil para ellos abrirse y confiar en Dios o cualquier otra cosa que no pueden ver. Este es el principal desafío que enfrentamos para enseñar el Evangelio: ayudar a la gente a confiar. Hemos encontrado que buena parte de la información sobre la religión en general, y nuestra Iglesia en particular, fue designada para crear temor y desconfianza. La mayor parte es inexacta o engañosa. La aparición de percepciones ajustadas a la realidad ha tomado tiempo, pero hemos visto progresos importantes. El libro "Mormones en Rusia" del académico Sergey Antonenko, publicado hace poco, es un buen ejemplo de material exacto y objetivo.

— ¿Cómo afectan el trabajo de la Iglesia las restricciones a la libertad de culto? ¿El panorama está mejorando o empeorando?

— Nuestros miembros no han experimentado ninguna restricción oficial de las autoridades centrales a su libertad religiosa. En algunas regiones sufrieron persecución por parte de grupos locales, destinada a limitar la práctica de su religión. Algunas veces el gobierno fue lento para investigar y desalentar actividades contra la Iglesia y sus miembros que aparecen como una violación a su derecho de practicar libremente su religión.

En general las cosas están mejorando y la Iglesia está siendo más aceptada, particularmente en la sociedad rusa en la medida que la gente nos conoce mejor.

— ¿Qué piensa sobre el futuro de la Iglesia en esta región?

— La Iglesia ha pasado de seis miembros en 1830 a más de 13 millones en la actualidad. Más de la mitad viven fuera de Estados Unidos. La Iglesia es algo viviente y en crecimiento, y será lo mismo en la ex Unión Soviética. En estos 16 años podemos ver un gran progreso en estas tierras, especialmente en la calidad de los miembros y líderes. Hay razones para creer que no sólo seguirá creciendo sino más rápido que hasta ahora, a medida que los líderes se vuelven más experimentados, la información sobre la Iglesia se hace más accesible y estas economías se integran más completamente en la sociedad global.

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