«¿Prensa y libertad? ¿En Sri Lanka?», fue la respuesta de un periodista de este país asiático cuando se le preguntó cómo pensaba celebrar este 3 de mayo.
«Ni se le ocurra mencionar mi nombre», continuó. Y no dijo nada más. Miles de periodistas y medios de comunicación celebrarán este jueves es el Día Mundial de la Libertad de Prensa. En Sri Lanka no hay nada que festejar.
Esta respuesta se enmarca en el casi petrificado estado de los medios de comunicación de este país insular, donde una feroz guerra civil entre los insurgentes Tigres para la Liberación de la Patria Tamil y el gobierno es materia excluyente de cobertura en las redacciones.
Uno y otro bando exigen a los periodistas que dejen de lado la neutralidad y que tomen posición. No hay muchas alternativas. Solo dos: con el gobierno o con los Tigres.
Hay espacio para algunas sutilezas.
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A mediados de abril, el secretario (ministro) de Defensa y hermano del presidente Mahinda Rajapakse, Gotabhaya Rajapakse, mantuvo una extensa conversación telefónica con la respetada editora del diario Colombo Daily Mirror, Champika Liyanaarachchi.
El gobierno describió el diálogo, en un artículo publicado en una de sus páginas web, como «un franco intercambio de ideas sobre dos controvertidos artículos publicados en dicho periódico».
Liyanaarachchi, primera mujer editora de un periódico en el país, lo vio de otra manera. Según ella, Gotabhaya Rajapakse la amenazó de muerte a ella y a un miembro de su equipo. El sitio web oficial negó esas acusaciones.
Un día después de formuladas las supuestas amenazas, el 18 de abril, el alto comisionado británico en Sri Lanka, Dominick Chilcott, visitó a Liyanaarachchi en su oficina. Cuando supo eso, el secretario de Defensa lo «invitó» a su despacho.
«Hablaron sobre el rol de los medios de comunicación», dijo un portavoz de la Secretaría de Defensa sobre la «amistosa reunión», que duró cerca de una hora. «El alto comisionado y el secretario acordaron que se preservaría la confidencialidad», agregó.
En su edición del 20 de abril, el estatal Daily News citó «fuentes cercanas a la Secretaría de Defensa» para asegurar que «un importante periodista engañó completamente al alto comisionado británico cuando éste visitó una oficina del periódico».
«El alto comisionado se dio cuenta de que el periodista lo había engañado y le había dado información falsa», agregó.
Las «fuentes» del periódico estatal explicaron la espiral de versiones en «la campaña para desacreditar al secretario de Defensa y para desmoralizar a las fuerzas armadas luego que los Tigres Tamiles fueron derrocados en el este del país».
«Las partes interesadas intentan desesperadamente crear divisiones entre los tamiles y los musulmanes en el Oriente. Estos elementos están detrás de esta campaña», agregaron
La seguidilla de advertencias veladas que trasuntan de este episodio fueron interpretados de un solo modo por los activistas.
«Este último ataque contra la prensa libre ridiculiza el compromiso de este gobierno con el mantenimiento y fortalecimiento de la libertad de los medios, dada la volátil situación en el país», declaró el no gubernamental Movimiento por los Medios Libres.
El Movimiento acusó al gobierno de obligar a los medios apoyarlo.
«No creo que los medios de Sri Lanka hayan caído tan bajo como para que el gobierno se sienta obligado a llamar a los periodistas para amenazarlos o a dispararles», dijo a IPS Poddala Jayantha, secretario general en funciones de la Asociación de Periodistas de Sri Lanka.
Poddala se refería al asesinato, la semana pasada, de Selwaraja Rajivewaran, periodista tamil que trabajaba en la convulsionada península de Jaffna, en el norte del país, y que elevó a 11 la cantidad de muertes violentas sin resolver de trabajadores de la prensa srilankesa en los últimos dos años.
El asesinato de Rajivewaran siguió un patrón conocido. Hombres no identificados le dispararon cuando se dirigía a trabajar en bicicleta, a 200 metros de un puesto de control del ejército srilankés, según el Movimiento por los Medios Libres.
«Es una lista que se vuelve cada vez más larga. Las autoridades no están interesadas en actuar. Es como si quisieran mantener asfixiados a los medios», dijo a IPS otro integrante del Movimiento, Sunanda Deshapriya.
«Los periodistas se convierten en blanco, y a nadie le importa su seguridad», agregó. Varios periodistas buscaron refugio en el exterior mientras otros encuentran la muerte.
«Cualquiera que no siga la línea de las elites del poder es considerado un enemigo», aseguró.
Al menos ocho de los periodistas muertos eran tamiles. Formalmente sigue en pie el cese del fuego firmado en 2002, pero en los hechos continúan los combates entre el gobierno y los tigres tamiles. Más de 4.000 personas fallecieron desde diciembre de 2005.
Al menos 65.000 personas murieron en la guerra civil que sufre la isla desde hace más de dos decenios.
La asfixia de los medios comenzó a fines de 2005, con la escalada de hostilidades, según la Asociación de Periodistas de Sri Lanka.
Además de sufrir la violencia, a los periodistas se les niega el acceso a áreas controladas por los tigres, por lo que informar desde áreas afectadas por el conflicto se volvió imposible.
«La libertad de expresión es uno de los pilares básicos de una sociedad democrática. La prensa libre es necesaria para informar a dirigentes políticos y al pueblo sobre la realidad dl país», dijo el director ejecutivo del Consejo Nacional de Paz, Jehan Perera.
«Llamamos al gobierno a investigar estos incidentes y a insistir en que sus miembros sigan un código de conducta que acepte los principios fundamentales de la democracia democrática, incluyendo el respeto por la libertad de los medios», advirtió Perera.