Tanto el gobierno de Pakistán como los grupos simpatizantes con el movimiento islamista afgano Talibán amenazan la libertad de prensa en la septentrional Área Tribal Administrada Federalmente (FATA), sobre la porosa frontera con Afganistán.
"La mayoría de los periodistas en FATA temen por sus vidas. Muchos dejaron la profesión y otros se mudaron a distritos cercanos", dijo un veterano reportero y propietario de una tienda de periódicos en Waziristán del Norte, que pidió no ser identificado por temor a represalias.
"Un día, un grupo de talibanes entraron al comercio e incendiaron todos los periódicos. Me advirtieron duras consecuencias en caso de que se informaran noticias relacionadas con el Talibán", contó.
Hasta hace poco, en FATA, con una población de 3,5 millones de habitantes, había unos 168 periodistas, pero pocos siguen trabajando abiertamente.
El tema cobra especial relevancia en la víspera del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebrará este jueves.
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Por primera vez, la Unión Tribal de Periodistas (TUJ) realizó sus elecciones anuales el 27 de abril en el Club de la Prensa de Peshawar, en la Provincia de la Frontera Noroccidental.
"Intencionalmente no estamos informando noticias difíciles, a pesar de que vale la pena su publicación. Informar la verdad supone ser acosado e incluso morir", dijo otro periodista, quien trabaja en forma clandestina en Waziristán del Sur.
Los medios están atrapados en la "guerra contra el terrorismo". FATA ha estado en medio del fuego cruzado desde octubre de 2001, cuando Estados Unidos y sus aliados invadieron Afganistán. Miembros del Talibán y de la red terrorista Al Qaeda cruzaron la frontera hacia Pakistán, donde instalaron sus bases.
Soldados pakistaníes y estadounidenses buscan combatientes islamistas en la volátil región tribal. El gobierno de Pakistán desplegó 80.000 soldados para detener el ingreso de militantes afganos.
En junio fue hallado el cadáver del reportero gráfico Hayatullah Khan Dawar, desaparecido hacía siete meses. Tenía encadenadas las manos y presentaba un disparo en la espalda. El cuerpo fue encontrado cerca de una aldea de Waziristán del Norte.
Su familia sospecha que fue secuestrado por agentes de inteligencia después de que divulgó fotos de partes de los misiles de Estados Unidos que mataron a Hamza Rabia, veterano líder de Al Qaeda, el 1 de diciembre en Waziristán del Norte.
Dawar fue el tercer periodista en ser asesinado en FATA mientras investigaba las actividades de los islamistas y de los militares pakistaníes. En febrero de 2006, hombres enmascarados en Wana, Waziristán del Sur, mataron a tiros a los periodistas Amir Nawab y Allah Noor. Ningún grupo se atribuyó el atentado.
El secretario general del Sindicato Federal de Periodistas de Pakistán, Mazhar Abbas, está perturbado por lo que llamó "patéticas condiciones" en que trabajan los reporteros en FATA. "Es el deber constitucional del Estado proteger a los ciudadanos de cualquier hostilidad en FATA, Sindh y Balochistán", dijo a IPS.
Abbas señaló que una delegación de ocho miembros conformada por las organizaciones Reporteros Sin Fronteros y la Federación Internacional de Periodistas fue invitada a discutir los problemas de periodistas en FATA.
"Nos reunimos con representantes del TUJ y escuchamos sus penas. Más tarde, divulgamos una declaración en la que demandamos protección para estos periodistas", indicó.
El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, ubicó a Pakistán en el tercer puesto en su lista de países más peligrosos para el periodismo en 2006.
"Abandoné mi lucrativo empleo en una agencia de noticias luego de recibir amenazas. Quería continuar con mi profesión, pero mis familiares me instaron a abandonar el trabajo", contó un periodista de Waziristán del Sur, quien desde entonces vive en Peshawar.
Según Afrasiab Khattak, ex presidente de la independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, alertó que si las condiciones para la prensa no mejoran, no quedará un solo periodista en la FATA.
"El gobierno federal, en sus esfuerzos por publicar noticias de su elección, adoptó un nuevo modus operandi. Llevan a periodistas en sus helicópteros a los lugares más seguros y les dan información", dijo un periodista en Wana.
Mientras, los grupos pakistaníes simpatizantes con el Talibán fijaron sus propias pautas a los medios. El 14 de marzo, en la localidad de Dara Adamkhel, donde la policía teme ingresar, los islamistas pegaron carteles en las paredes de un mercado alertando: "Los periodistas que colaboren con las autoridades de gobierno serán asesinados".
La advertencia señala además que el Talibán propaga el mensaje del Talibán, y por tanto las noticias contra el movimiento serán consideradas blasfemas.
"Tanto los combatientes como las agencias de seguridad quieren que los periodistas en FATA publiquen noticias favorables para ellos, lo cual, más que difícil, es imposible", comentó el analista político Ahmad Khan.