PORTUGAL-BRASIL: Auge de tráfico humano y matrimonios

La influencia de Brasil en Portugal ya no se limita a la música, la televisión, el fútbol, la gastronomía y los destinos paradisíacos de vacaciones en playas de ensueño.

El vasto país sudamericano de 8,5 millones de kilómetros cuadrados, casi 96 veces mayor que su antigua metrópoli colonial y con una población que supera en 18 veces a los 10,2 millones de portugueses, también es hoy el principal emisor del tráfico humano que alimenta las redes de prostitución, y origen de muchas extranjeras que contraen matrimonio con lusitanos.

Brasil es el país favorito de los traficantes de mujeres con fines de prostitución que proliferan en Portugal, trampolín para otros destinos más ricos de la Unión Europea (UE), según una de las denuncias registradas durante un seminario celebrado el lunes y este martes por el gubernamental Instituto Portugués de la Juventud (IPJ).

El encuentro reunió a especialistas sobre tráfico de seres humanos en Portugal, uno de los temas de una serie de seminarios y encuentros que se realizan en el marco del proyecto del IPJ "Rumbo a una Europa sin Fronteras".

Fernando Flores, inspector del Servicio de Extranjeros y Fronteras (SEF), reveló en su intervención del lunes que "la mayor preocupación es el caso brasileño", si bien en los últimos tiempos se registra un aumento de la cantidad de jóvenes provenientes de China y de Nigeria.
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El funcionario del SEF, organismo del Ministerio del Interior a cargo del control de entradas y estadías de extranjeros en el país, subrayó la ausencia de datos estadísticos sobre el tráfico de seres humanos en este país.

No obstante, las estimaciones señalan una reducción de las mujeres originarias de Europa oriental, "es especial de Rusia, Ucrania y Moldavia", entre las extranjeras que ejercen la prostitución, sostuvo.

El tráfico de personas proporciona a los proxenetas "lucros enormes: una sola mujer puede generar 20.000 euros (unos 25.600 dólares) en tres o cuatro meses", afirmó Flores.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, "el tráfico de seres humanos es un negocio de entre 7.000 y 10.000 millones de euros", es decir entre 8.900 y 12.800 millones de dólares al cambio actual, dijo.

Según el SEF, el perfil tradicional del traficante es un hombre de entre 20 y 50 años, empresario o empleado de establecimientos que favorecen la actividad de la prostitución. Las víctimas son jóvenes, de entre 18 y 24 años, con bajo nivel de escolaridad.

La falta de legislación adecuada en Portugal, la dimensión geográfica de las redes, presentes en toda Europa, y las exigencias para probar el delito son las principales dificultades en la lucha contra estas mafias, apuntó el inspector del SEF.

Además, "la mayoría de las mujeres traficadas están legalizadas, con los documentos en orden y visas al día", lo que dificulta ahora la intervención de las autoridades, pero en el futuro, con las reformas a la ley de Código Penal, la situación podrá cambiar radicalmente, según Flores.

Un proyecto de ley propuesto por el gobierno socialista del primer ministro José Sócrates, y que deberá ser discutido en el parlamento antes de finalizar el año, prevé prisión para los traficantes y puniciones pecuniarias para quien recurra a los servicios de víctimas del tráfico, tanto sexuales como de cualquier tipo.

José Falcão, miembro del Consejo Directivo del no gubernamental SOS-Racismo, subrayó en diálogo con IPS que, "como es evidente, no somos favorables a la represión, pero estamos frente a una monumental hipocresía, no sólo de Portugal, sino de toda la UE, que permite este tipo de tráfico".

"Estas son 'batallas' nulas y cínicas, porque el trafico humano favorece a empresarios europeos sin escrúpulos, que se lucran con un trabajo casi esclavo, no solo en las redes de prostitución, sino de personas que significan un bajo costo, al no 'existir' ante la seguridad social y médica", añadió el activista.

SOS-Racismo "defiende la libre circulación de personas en todo este planeta", enfatizó Falcão.

La cara presuntamente positiva de la medalla la ofreció el estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE), al divulgar el lunes datos sobre matrimonios mixtos de portuguesas y portugueses con inmigrantes.

Los números indican que uno de cada 12 portugueses ha contraído matrimonio con una extranjera o un extranjero, y tan sólo el año pasado 3.909 personas se casaron con ciudadanos de otras nacionalidades, en una notoria tendencia al crecimiento, ya que entre 1998 y 2002 los casamientos mixtos se duplicaron, de 1.346 a 2.721, y entre 1998 y 2005 casi se triplicaron.

Falcão consideró normal que "las personas se casen con quien deseen, pero existe el peligro de que, en este aumento, los inmigrantes lo hagan por interés, para obtener la autorización de residencia y, una vez más, podríamos estar frente a algo oculto tras los buenos sentimientos".

El aumento de casamientos con extranjeros de los últimos siete años es un fenómeno explicado por las corrientes migratorias que transformaron a Portugal en un país de recepción. Entre los matrimonios por amor los hay también por conveniencia económica y por el interés de obtención de visas de residencia en el espacio de la UE.

La advertencia la hizo la investigadora italiana Marzia Grassi, del Instituto de Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, quien dijo este martes a IPS que los casamientos "pueden también ser organizados a través de agencias matrimoniales", en especial los de portugueses con mujeres procedentes de las repúblicas ex soviéticas y de Brasil".

En cambio, "no existen números importantes de portuguesas que se casen con extranjeros de países no europeos. Las brasileñas son en general la preferencia más marcada de los portugueses", añadió Grassi.

En general, son los hombres de este país los más abiertos a contraer nupcias con mujeres de otra nacionalidad: 2.563 casos en 2005, mientras ese mismo año, las mujeres contrajeron matrimonio con 1.346 extranjeros, indican las cifras del INE.

Las preferencias se centran en el continente americano, con Brasil a la cabeza, al tiempo que Europa oriental, en especial Ucrania y Rumania, gana terreno, y decrecen los enlaces con personas de países luso-africanos (Angola, Cabo Verde, Mozambique, Guinea-Bissau y Santo Tomé y Príncipe) y del asiático Timor Oriental.

Dentro de la UE han descendido los casamientos con oriundos de países con fuerte presencia de comunidades portuguesas, como Francia y Alemania, mientras en ascenso están España e Italia.

La moldava Raisa, gerente de una agencia matrimonial citada por Grassi, es una licenciada en lengua rusa que promueve encuentros entre mujeres y hombres portugueses e inmigrantes del centro y del este de Europa y que no acepta se vea a "mi empresa como una forma para que las personas se legalicen", sino como "manera para que las personas encuentren su alma gemela".

En un estudio realizado en marzo, Grassi concluyó que en Portugal existen otras dos agencias matrimoniales de inmigrantes de Europa oriental que se anuncian en Internet, en periódicos nacionales y en otros editados en lenguas extranjeras. En los catálogos hay mujeres de diferentes edades, solteras, viudas o divorciadas.

"A la agencia de Raisa concurren diariamente decenas de hombres", apunta la investigadora y añade que, según la inmigrante moldava, "las muchachas portuguesas por ahora no están nada interesadas en conocer jóvenes de Europa oriental, al contrario de los portugueses, muy interesados en las mujeres del Este europeo".

"Por razones obvias, Portugal es más abierto a una sociedad multicultural que el resto de Europa, debido su contacto centenario con Brasil, con posesiones africanas y Timor, que colonizó hasta 1975; de India (Goa, Diu y Damão) fue expulsado en 1961, y de China (Macao) salió hace solo cinco años", subrayó Grassi.

Éste es un mosaico "que empezó a construirse hace 600 años y perduró hasta un pasado muy reciente, lo que, evidentemente, favorece las uniones con otras culturas", finalizó.

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