Un tribunal militar de Francia pronunció una sentencia histórica, al reconocer las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas francesas durante la guerra de independencia de Argelia (1954-1962).
El veredicto no tiene por finalidad «reescribir la historia», sino reconocer que hubo «actos indescriptibles» de ambas partes, aclaró el tribunal de París.
La corte otorgó la semana pasada al ciudadano argelino Mohamed Garne una compensación por los daños físicos y mentales sufridos en el vientre de su madre cuando ésta fue torturada en 1959 por soldados franceses.
La sentencia determinó que el demandante padece una discapacidad mental parcial y física de 30 por ciento y ordenó al gobierno francés que le pague el equivalente a tres años de pensión.
Aunque los abogados defensores expresaron decepción por los magros resultados, Garne calificó de «histórico» el veredicto y consideró una victoria que Francia finalmente lo haya reconocido como una víctima de la guerra de Argelia.
Así mismo, expresó confianza en que la sentencia estimule a otras víctimas a procurar justicia.
Durante la mayor parte de su vida, Garne creyó que era hijo de Abdelkader Benchouga, un argelino muerto en la guerra de independencia.
Sin embargo, en 1991 descubrió que su madre, Kheira, quedó embarazada en 1959 a raíz de reiteradas violaciones por soldados franceses en el campo de concentración de Theniet-el-Had. Garne nació en abril de 1960.
Inmediatamente después de nacido, Garne fue entregado a una institución y sólo se reunió con su madre en 1991, tras haber iniciado los procedimientos legales para encontrar a su padre.
Fue durante esos procedimientos que descubrió el verdadero origen de su nacimiento, cuando se probó en la corte que Abdelkaber Benchouga era estéril.
Garne se mudó entonces a París y desde entonces entabló una batalla legal para responsabilizar a las autoridades francesas por las atrocidades cometidas contra su madre.
El juicio se hizo difícil porque todos los crímenes cometidos por Francia en Argelia fueron amnistiados con la declaración de independencia de ese país africano, en 1962.
Además, hasta 1994, la jurisprudencia francesa sólo consideraba crímenes contra la humanidad los cometidos durante la segunda guerra mundial, entre 1939 y 1945.
Ante esta situación, Garne derivó su caso a la justicia militar. Un tribunal militar desestimó el caso en marzo de 2000, pero Garne persuadió a otro tribunal de investigar la causa de su discapacidad.
La investigación fue realizada por el psiquiatra militar Louis Crocq, quien describió la vida del demandante como «una vida de profundo sufrimiento».
Además de ser violada, la madre de Garne fue torturada con golpes y electrochoques mientras estaba embarazada. Como resultado, Garne creció débil y enfermo, padeció de raquitismo, anorexia e insomnio, y pasó de un orfanato a otro, señaló Crocq.
Durante la adolescencia, Garne desarrolló un síndrome de abandono y una neurosis relacionada con la ausencia de su padre que lo llevó a varios intentos de suicidio, según el psiquiatra.
El trauma se agravó cuando Garne encontró a su madre viviendo en una cueva en 1991, cerca de un cementerio de Argel, y ella le contó de las violaciones y las torturas cuando era prisionera.
Crocq enumeró también una serie de problemas físicos que Garne todavía sufre como resultado de la anorexia y el raquitismo que padeció en la infancia.
Desde la sentencia, varios argelinos decidieron demandar al ejército francés por cuestiones similares, señaló el abogado de Garne, Jean-Yves Halimi.
Los hechos de la guerra entre Francia y Argelia todavía desatan pasiones en ambos países. Hasta ahora, el gobierno francés no ha reconocido oficialmente las atrocidades cometidas por sus soldados.
En un caso relacionado, el general francés Paul Aussaresses, un veterano de guerra, se enfrenta a un tribunal militar por admitir que personalmente torturó y ejecutó a numerosos argelinos durante la guerra.
En sus memorias, publicadas el año pasado, Aussaresses declaró que no siente remordimiento alguno.
«Mis acciones en Argelia se debieron a mi país. Aun si no hubiera hecho lo que hice, era mi deber. Un deber cumplido no debe lamentarse», escribió.
Entre otras formas de tortura practicadas por los franceses durante la guerra de Argelia, Aussaresses citó electrochoques, violaciones y asfixia con máscaras de plástico rellenas de cal.
Los abogados destacan que este juicio es fundamental, dado que Aussaresses es juzgado no por sus crímenes sino por haberlos confesado y por su falta de arrepentimiento. (FIN/IPS/tra-en/jg/sm/mlm/hd/01