MUJERES-ÁFRICA: Invertir poco en anticonceptivos sale caro

La pandemia de VIH/sida concentra el esfuerzo de los donantes en materia de salud sexual y reproductiva para África subsahariana, lo que reduce el cada vez más necesario financiamiento de los proyectos de planificación familiar.

Las dificultades para acceder a servicios de salud sexual y reproductiva en África es clave en la agenda de la reunión de ministros de salud del continente en la capital de Mzambique, que concluirá este viernes.

Pero expertos en salud han discutido desde el lunes en Maputo un plan de acción para el suministro de servicios en esa área a la población africana. Está previsto que los ministros de la Unión Africana aprueben el documento.

"No se pone suficiente énfasis en la planificación familiar como estrategia, a pesar de que se trata de un asunto que da réditos", dijo Chisale Mhango, experto en salud pública del Departamento de Asuntos Sociales de la Unión Africana.

"Al fomentar la planificación familiar se reducen los embarazos no deseados y por lo tanto la mortalidad materna, incluidos los decesos por abortos", explicó.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) calculó que África subsahariana es la región con más mortalidad maternas del mundo, 241.000 por año, casi la mitad de las 529.000 que se registran en todo el planeta.

Una mujer tiene una posibilidad en 16 de morir en el embarazo o el parto en esa región. Ese riesgo se reduce a una en 4.000 en el mundo industrializado.

La falta de fondos es un factor clave del "insuficiente énfasis" al que se refería Mhango.

La contribución de los donantes internacionales a la planificación familiar decayó considerablemente entre 1995 y 2004, según el estudio titulado "Flujo de recursos financieros para asistir a la implementación del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo".

Este informe fue publicado en enero por el Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

La edición 2005 del mismo informe advertía que el financiamiento de los programas de planificación familiar cayó 36 por ciento en casi una década, de 723 millones de dólares en 1995 a 461 millones en 2003.

La falta de recursos se remonta al comienzo de la pandemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), que insumió una gran parte de los fondos de los donantes para la salud sexual y reproductiva.

Al parecer, la situación no cambiará en el corto plazo, para desgracia de los promotores de la planificación familiar.

"Dado el creciente énfasis puesto en la lucha contra el sida, se espera que los donantes sigan financiando programas contra las enfermedades de transmisión sexual y el VIH", señala el informe de Ecosoc de enero.

Entre las iniciativas contra el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causantes del sida), el estudio menciona los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio al respecto, la creación del Fondo Global de Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria y el Plan de Emergencia contra la enfermedad de la Presidencia de Estados Unidos.

El panorama se agrava si se le suma la presión que implica el crecimiento demográfico.

"Los países de África están agobiados por el aumento de la población", dijo a IPS Jotham Musinguzi, director de la Secretaría de Población del Ministerio de Finanzas, Planificación y Desarrollo Económico de Uganda. "Le impide a los gobiernos construir infraestructura, incluidos centros de atención en salud reproductiva".

El enorme desafío al que se enfrentan quienes promueven la planificación familiar se percibe en la gran ignorancia sobre los métodos anticonceptivos.

"Hay falta de información. Por eso puedes escuchar a mujeres en áreas rurales diciendo que los dispositivos intrauterinos se van al cerebro. Esa idea falsa se propaga por toda la aldea", dijo en Maputo a IPS Josephine Kibaru, jefa de Salud Reproductiva del Ministerio de Salud de Kenia.

Treinta cuatro por ciento de las mujeres en edad de procrear que desean anticonceptivos no los consiguen, según la Encuesta de Salud Demográfica Kenia 2003.

En cuanto al preservativo femenino, Kibaru recalcó que en su país aún deben realizarse muchos esforzarse para informar a la población sobre la existencia de este producto, disponible hace apenas dos años en los centros de salud.

El costo también es un obstáculo para la generalización de su uso.

Mientras que en Kenia un paquete de tres condones masculinos se vende por tan solo 15 centavos de dólar, un preservativo femenino cuesta cuatro dólares, un lujo en un país donde 56 por ciento de la población vive con menos de un dólar por día, según cifras oficiales.

Para quienes logren superar esos obstáculos, las mujeres que logren hacerse de sus preservativos femeninos verán los beneficios.

"El preservativo femenino es el único artículo disponible que protege a las mujeres del contagio con el VIH/sida y los embarazos no deseados. Es muy importante que tengan la posibilidad de cuidarse", dijo a IPS el director de la División de Apoyo Técnico de UNFPA, Jagdish Upadhyay.

Pero en Etiopía, un proyecto piloto llamado Deliver que distribuyó 20.000 preservativos femeninos provistos por donantes en 2004 para estudiar las reacciones que suscitaban reveló el poco interés de las mujeres por este artículo.

Ni siquiera inspeccionaron el producto, relató Hany Abdallah, subdirector de Deliver.

Deliver es un proyecto de John Snow Inc., una empresa con sede en Boston que realiza investigaciones y consultorías en materia de salud pública. Su objetivo es aumentar el suministro de productos necesarios para llevar a cabo iniciativas de planificación familiar y salud.

La falta de entusiasmo se debe, en parte, a la reticencia de los hombres al uso de preservativos, dijo Abdallah a IPS.

El hecho puso en evidencia la necesidad de aumentar la participación de los hombres en la planificación familiar.

"Necesitamos integrarlos. Es bueno que sepan que la seguridad es importante para el sexo", indicó Mhango.

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