GRUPO DE LOS OCHO: Seguridad energética, pero también climática

Legisladores de naciones industrializadas y emergentes llamaron al Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos a buscar una armonía entre las políticas energéticas y los esfuerzos mundiales para poner freno al recalentamiento planetario.

El llamado coincide con las últimas declaraciones del canciller de Rusia, Sergei Lavrov, quien anunció que el presidente Vladimir Putin, como anfitrión de la próxima cumbre del G-8, pondrá a la seguridad energética al tope de la agenda del encuentro, que se celebrará el 17 de este mes en la noroccidental ciudad rusa de San Petesburgo.

"El objetivo es una estrategia coordinada que suponga una responsabilidad compartida, así como riesgos y beneficios compartidos", afirmó Lavrov en una entrevista para el periódico Rossiiskaya Gazeta.

Parlamentarios de 13 países, reunidos en Bruselas el 7 y el 8 de este mes invitados por la Organización Mundial de Legisladores por un Ambiente Equilibrado (GLOBAL International), recibieron con agrado la decisión del gobierno ruso de concentrar la cumbre en el tema de la seguridad energética.

No obstante, señalaron que las discusiones deberían estar vinculadas con el problema del cambio climático. "Si no tratamos ambos temas en forma exitosa, corremos el riesgo de socavar nuestros objetivos económicos, de desarrollo y seguridad", sostuvieron en una declaración divulgada dos días después de intensas discusiones en la sede del Parlamento Europeo.
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"La seguridad climática y la seguridad energética están intrínsecamente unidas. La eficiencia energética y la diversificación de las fuentes de energía son respuestas clave a ambos asuntos", añadieron.

Los legisladores reunidos en Bruselas representaban a los países del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia) más Brasil, China, India, México y Sudáfrica.

La mayoría de científicos coinciden en que el recalentamiento planetario se debe a las actividades humanas, sobre todo a los gases liberados por la combustión de petróleo, gas y carbón, el principal de los cuales es el dióxido de carbono.

Esos gases se acumulan en la atmósfera y, por su gran capacidad para retener el calor de los rayos solares, acentúan el llamado efecto invernadero.

El Protocolo de Kyoto entró en vigor en febrero e impone a los países industriales que lo firmaron y ratificaron la obligación de reducir sus emisiones de gases a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990. El plazo para operar esas reducciones vence en 2012.

Se calcula que los países en desarrollo contribuirán con 39 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero para 2010, mientras estimaciones independientes indican que, en los próximos 24 años, 50 por ciento de las inversiones mundiales en energía serán hechas en países del Sur.

"No hay salida. En India necesitamos energía para el desarrollo, y la única forma es encontrar vías para reconciliar las necesidades de desarrollo con los imperativos ambientales", dijo el ex ministro de Ambiente indio Suresh Prabhu.

China se enfrenta a un dilema similar. "La conservación de los recursos y una sociedad en armonía con el ambiente" deben ser el modelo de desarrollo, afirmó el vicepresidente del Comité de Protección del Ambiente y Conservación de Recursos de la Asamblea Popular Nacional china, Zhang Wantai.

¿Qué se puede hacer a nivel internacional para asegurar inversiones en proyectos con bajas emisiones de carbono?

El Fondo Mundial para el Medio Ambiente del Banco Mundial (GEF) y el Mecanismo para un Desarrollo Limpio, en el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, son útiles, pero casi periféricos dado alto número de inversiones, señalaron los parlamentarios.

"El desafío es identificar las acciones prácticas que puedan hacer la diferencia en estimular inversiones bajas en carbono en la creciente producción energética de las economías emergentes y en desarrollo", señala un estudio de la no gubernamental Chatham House, antes conocida como The Royal Institute of International Affairs (Real Instituto de Asuntos Internacionales), con sede en Londres, y que sirvió como insumo para los grupos de discusión en Bruselas.

Mientras, un informe presentado por el Banco Mundial calcula que se necesitarán 8,1 billones de dólares para posibilitar la adopción de energías limpias en los próximos 24 años.

"Decenas de miles de dólares" se necesitarán para mitigar el impacto del cambio climático, señaló el coordinador ejecutivo del GEF y especialista en ambiente del Banco Mundial, Steve Forman.

La adaptación tecnológica costaría entre 10.000 millones y 40.000 millones de dólares anuales, indicó.

Por su parte, el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, señaló en un mensaje a los legisladores que "instrumentos financieros innovadores podrían complementar a los ya existentes" para lograr esos fines.

"Estas nuevas opciones están siendo estudiadas y serán presentadas las reuniones anuales previstas para septiembre en Singapur", anunció.

"Usando la energía de manera más eficiente y diversificando nuestros recursos energéticos podemos reducir la intensidad energética de nuestras economías, aliviar la presión en nuestra infraestructura energética, fortalecer el desarrollo y, al mismo tiempo, disminuir nuestras emisiones de gases invernadero", señala la declaración aprobada por los legisladores.

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